Diez claves para seguir, entender y disfrutar del Super Bowl

New England Patriots es el favorito. Han llegado a siete Superbowl en los últimos 16 años, un modelo de consistencia que no tiene comparación en la NFL. Tiene a Tom Brady, el mejor mariscal de la Liga y uno de los mejores de la historia, con cuatro títulos, y a uno de los mejores entrenadores de la historia, Bill Belichick, con 6 títulos. No hay duda que saben donde están, cómo jugar este partido, y que no tienen aburguesamiento por la impresionante cantidad de logros que han obtenido.

Del otro lado, Atlanta Falcons llega al Superbowl desde un punto radicalmente opuesto: nunca ganó un título de la NFL, llegó a solo dos finales, y apenas cuatro de sus jugadores saben lo que es jugar una final. Algunos lo ven como una ventaja: un sentido de trascendencia, de que es ahora o nunca para los Falcons, puede ser su combustible.

Si hay un equipo odiado en la NFL, ese es New England Patriots. El principal motivo es el "Deflategate", un escándalo ocurrido hace dos años, cuando se descubrió que Brady mandó desinflar levemente algunas pelotas de la final de conferencia ante Indianápolis Colts porque le daban más comodidad para lanzar, algo prohibido. Eso le causó una larga pelea con la liga, que se saldó con una suspensión de cuatro partidos para el mariscal en el arranque de esta temporada. Además, los Patriots son famosos por ser opacos en la información que dan, y por estirar el reglamento a los límites de lo imaginado, y a veces un poco más, como cuando en 2007 se descubrió que habían espiado rivales durante al menos cinco años, lo que le generó una sanción de US$ 500 mil a su DT. Por si fuera poco, Belichick es insólitamente antipático con la prensa. Pero ante todo, los rivales odian a los Patriots porque son una máquina de ganar.

Fueron los dos mejores ataques de la Liga durante toda la temporada, lo que augura un partido de muchos puntos. Ambos tienen armas temibles: las de los Patriots arrancan con Brady, siguen con los receptores Danny Amendola y Julian Edelman, a los que este año se sumó Chris Hogan, y el corredor Legarrete Blount. Atlanta tiene a su mariscal Matt Ryan, que seguramente sea elegido el MVP del año, a dos receptores de lujo como Julio Jones y Mohamed Sanu, y a un gran tándem de corredores: Davonte Freeman y Tevin Coleman.

Los mariscales y receptores se llevan las palmas y las impresionantes jugadas por aire, pero sin un juego confiable por tierra los equipo se hacen previsibles para las defensas. Además el juego terrestre es una firma vital de manejar el reloj y, con eso, el ritmo del partido. Eso tiene particular importancia este año, porque manejar el reloj es la forma de tener al mariscal rival fuera del campo. No es casualidad que los corredores de los Patriots (Blount y Dion Lewis) y los Falcons (Freeman y Coleman) estén entre los mejores de la liga. Bien apoyados por sus líneas ofensivas, son el plan B perfecto a los dos buenos mariscales.

No es lo más brillante de ambos equipos, pero cuando las necesitaron, las defensas aparecieron, como los mostraron en las finales de conferencia para detener a dos excelentes ofensivas como los Packers y los Steelers. Parece difícil que puedan anular a los mariscales rivales, pero si pueden conseguir cambiar touchdowns por goles de campo será un gran paso. Además será clave ver cómo ambos pueden llegarle al mariscal rival para desequilibrar su plan de juego.

Ante todo, el entrenador de los Patriots, Bill Belichick, es un genio futbolístico. Apoyado en un gran grupo de entrenadores (Mike Patricia -¡es ingeniero espacial!-, Josh McDaniels), han encontrado grietas y estrategias hicieron evolucionar el juego. Su gran mérito es sacarle jugo a jugadores sin gran nombre, y sobreponerse a ausencias fundamentales, como este año el mejor ala cerrado de liga, Rob Gronkowski.

Belichick y Brady son amigos del presidente, y lo apoyaron públicamente en campaña. En cambio, otro Patriot como Martellius Bennet, muy activo en sus opiniones políticas, ha anunciado que no irá a la Casa Blanca a la tradicional visita de campeones si ganan el Superbowl, lo que generó lógicas preguntas de la prensa acerca de cómo se viven esas diferencias en la interna. Del otro lado está Mohamed Sanu, jugador de los Falcons y musulmán practicante. Todos han dicho lo mismo: hablarán del tema recién luego del Superbowl.

La NFL ha sido muy criticada en los últimos años, con razón, por el mal manejo de las conmociones cerebrales, por los casos de violencia doméstica que involucran a jugadores, por sospechas de doping. Pero a pesar de todo eso, sigue siendo el gran espectáculo estadounidense, el que se roba titulares y discusiones en los medios. La edición 51 tiene un rating previsto de más de 100 millones de espectadores, por encima de cualquier otro evento deportivo.

Es un juego largo -tres horas-, así que una de las recomendaciones es no estar solo pendiente de los touchdowns, sino de la estrategia que elaboran los equipos para llegar a la zona de anotación: si decide pasar, o correr, o cómo la línea ofensiva protege al mariscal de campo y le da tiempo para pensar y buscar a sus receptores, cómo manejan el reloj. El juego defensivo también es apasionante: ¿se le manda presión al mariscal? ¿Se hace hincapié en controlar a los corredores en el perímetro? Ante todo, seguir duelos individuales puntuales es una buena fórmula de entender el juego.

Los Atlanta Falcons han sido muy elogiados, sobre todo porque se levantaron de una temporada muy mala en 2015 (8 ganados, 8 perdidos y fuera de los playoffs), reconstuyeron la confianza de su mariscal Matt Ryan y armaron una defensa confiable. Sin embargo, los Patrios tienen un equipo hecho para estos momentos. Por eso, si tengo que apostar, voy por New England.

El partido empieza a las 20:30, pero tanto ESPN como Fox Sports comienzan su cobertura varias horas antes. Fox, que tiene los derechos en EEUU, también da la chance de verlo con relato original en inglés. Para los fanáticos, el NFL Game Pass da la oportunidad de ver toda la transmisión original, incluidos los famosos avisos del entretiempo. El show del entretiempo, cerca de la hora 22, tendrá la actuación de Lady Gaga (ver página 9 de Luces).