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Mosaicos del Sur
Ximena Clavelli
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Estilo de vida > DECORACIÓN

Dossier de diseño: cuando lo viejo se hace nuevo

Revalorizar los objetos y las técnicas de antaño se transformó en una tendencia en el mundo del diseño y el interiorismo. Aquí les dejamos cuatro emprendimientos que rescatan elementos dignos de las casas de nuestros abuelos
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07 de agosto de 2017 a las 05:00

Lisää: volver a la vida

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Andrea Goires y Ana Garmendia
Andrea Goires y Ana Garmendia

Lisää es un almacén de objetos, uno de esos lugares donde lo "viejo" se hace nuevo, donde cada detalle tiene un porqué y cada pieza una historia. En su local —que abarca una esquina del corazón del barrio Palermo— pueden encontrarse desde sillones hasta aparadores, mesitas de luz, cómodas, butacas, mesas de centro y de sala, tablas de cocina, vajillas y una serie de objetos únicos rescatados de remates, internet y casas particulares. Las arquitectas Ana Garmendia y Andrea Goires, creadoras del estudio de arquitectura Movimiento, son las responsables de buscar, restaurar y poner a la venta estos tesoros de otros tiempos. Su pasión por el mobiliario surgió como algo natural, como un complemento a sus proyectos de arquitectura. "Siempre les hacíamos a nuestros clientes los muebles del baño, de la cocina, del living, del estar; ya teníamos la costumbre de diseñar específicamente para la obra", relata Ana Garmendia. Interiorismo, arquitectura y restauración se unieron inevitablemente y dieron lugar a que gestaran Lisää en 2013.

La palabra lisää significa sumar en finlandés y busca reflejar el trabajo de la marca de agregar valor y toques contemporáneos a muebles antiguos y en desuso para volverlos a ofrecer en el mercado. El estilo americano y el escandinavo son los ejes que guían la búsqueda de los objetos (especialmente de las décadas de 1950 y 1960) y la creación de muebles nuevos, con diseños propios de la marca y de fabricación nacional.

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A lo americano y lo escandinavo, también se suman toques de estilo japonés, que pueden encontrarse en detalles, como en los embalajes de los objetos. Inspiradas en la técnica japonesa furoshiki, en la que se dobla un paño de textil para transportar cosas, las diseñadoras intentan evitar el uso de bolsas de nailon o papel a la hora de entregar sus productos y lo hacen con estas coloridas telas cuyos diseños están hechos con otra técnica ancestral, el shibori. El envoltorio se puede reutilizar como tal, usar como mantel o hasta como pañuelo de vestir, si la tela lo permite.

En todos los procesos de creación, reparación y reciclaje participan artesanos locales. "Apostamos al diseño nacional de fabricación artesanal y buscamos la fusión con técnicas manuales tradicionales de otras regiones, con diseños exclusivos, que aportan identidad a nuestros productos", afirma Ana.

La madera es la gran protagonista y con la paleta neutra buscan resaltar las vetas propias del material. Los tapizados de sillones y butacas suelen combinar una tela lisa con una estampada, que le brinda el toque contemporáneo y le da exclusividad a la pieza, ya que, en general, los estampados no se repiten.

Dónde encontrarlos: Ejido 901 esq. Cebollatí

Ximena Clavelli: en conexión con la fauna

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Ximena Clavelli
Ximena Clavelli

La porcelana surgió en la lejana China unos 200 años antes de Cristo. Esta delicada y prestigiosa técnica, que se divulgó primero en Europa y luego conquistó Occidente, sobrevive aún hoy y en las manos de la uruguaya Ximena Clavelli se transforma en una colección de joyas de autor

Ximena Clavelli creció en el taller de artesanías que tienen sus padres desde hace más de tres décadas, del que han salido las entrañables ovejitas de madera y lana, entre otras obras. Entre los 15 y los 25 años se dedicó a trabajar la cerámica y desarrolló una línea de utilitarios en gres, un material que, al igual que la porcelana, se hornea a alta tempratura. "A la par, hice la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de la República y me formé en fotografía, a lo que finalmente me terminé dedicando", cuenta Ximena, quien se especializó en posproducción de foto fija.

Con 30 años recién cumplidos se fue a Alemania y luego a Buenos Aires, donde reside actualmente. "Fue en Alemania que empecé a hacer dibujos de animales de la región y entendí que la construcción de sentido, en cualquier cosa que hiciera, tenía que ver con mi origen, con esta parte del planeta y con nuestra condición periférica". Su atracción por las cosas pequeñas la llevó al mundo de la joyería, el material principal con el que trabaja es la porcelana y el motivo es la fauna autóctona. Zorros, maras, coatíes y carpinchos son algunos de los bichitos que transforman collares, anillos y caravanas en una colección de joyas de autor sutil, exótica y adorable. "Los zorritos son mis favoritos porque son salvajes y urbanos, están cerca de lo civilizado, me gustan como una alegoría de nuestra región", confiesa la autora, que atesora un manual de mamíferos de Uruguay que se sabe de memoria y con el que siempre viaja. "Lo maravilloso de los zorritos es que son unas criaturas que hacen su propio camino, yo les di vida y ahora ya no puedo pararlos".

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El pasado diciembre participó de la Feria Internacional de Artesanía en Buenos Aires y obtuvo una mención en el rubro "Joyería en materiales no tradicionales". Luego Ximena contactó a algunos puntos de venta donde le interesaba que estuvieran sus objetos, entre ellos, la tienda del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). "Fue genial porque media hora después tenía una respuesta y pedían que les llevara las cosas. Es un aval, un respaldo de que lo que hago está bien y una vidriera excelente", asegura Ximena, que tiene su estudio de retoque de fotografía funcionando a pleno y encuentra espacios en su tiempo libre o entre proyectos para dedicarse a la joyería.

Las piezas son íntegramente hechas a mano en no menos de tres días. Se hornean tres veces —entre 6 y 8 horas cada vez— donde se exponen a temperaturas altísimas que alcanzan hasta 1250 ºC, por eso la porcelana, como el gres, es tan resistente. Entre cada horneado se pinta y esmalta, y se finaliza con los detalles de lustre en oro y una última pasada por el horno.

Dónde encontrarlos: Galería Acatrás del Mercado y Manos del Uruguay (Puntas Carretas y Montevideo Shopping, Gorlero y La Barra).

Mosaicos del Sur: diseños infinitos

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Inés Paullier
Inés Paullier

Corría el 2014 cuando Inés Paullier se quedó sin trabajo. A sus 56 años la opción más rápida y fácil era importar un contenedor con productos varios desde China y ponerse a vender, pero quería algo más, quería ofrecer algo que no hubiera en Uruguay y que hiciera la diferencia. Un día, siguiendo con el dedo una gota de café que se le había caído sobre una mesa de cerámicas, la inspiración se hizo presente y recordó las coloridas baldosas de cemento que en su momento había comprado para su hogar.

Sin nunca haber incursionado en el mundo de los revestimientos, Inés decidió poner manos a la obra y empezar a producir estas baldosas decorativas que datan de fines del siglo XIX, y que fueron furor en los primeros años del XX. "Me compré los moldes, luego una prensa y empecé a buscar en internet cómo se preparaba la mezcla para hacer una baldosa de cemento. La verdad es que no fue muy sencillo tener el know how, no llegaba a la consistencia del material", relata. Al principio las hacía en su casa, hasta que le surgió la oportunidad de comprar una fábrica que había cerrado. Con el equipamiento y los recursos humanos necesarios, en 2015 abrió las puertas de Mosaicos del Sur, emprendimiento que recupera un trabajo artesanal casi perdido.

Las baldosas se realizan una por una de forma manual con ayuda de una prensa hidráulica y los colores se preparan especialmente para cada cliente. Los diseños recrean los motivos clásicos de estas baldosas (arabescos, flores, formas geométricas), pero también pueden ser creados a medida del consumidor. La fábrica cuenta con más de 150 moldes —entre guardas, baldosas y esquinas— y la posibilidad de crear cientos de combinaciones, que pueden probarse en su web a través de un simulador. "Es un diferencial con respecto a lo que tiene todo el mundo. Es muy difícil que se copie. Es un piso único, perdurable en el tiempo y con posibilidad de reposición, a diferencia de los importados. Estos son pisos con mucha personalidad y por eso pueden competir en precio y calidad", señala la propietaria.

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El gran valor del producto radica en el proceso artesanal de producción. Cada baldosa se hace por separado en un único molde. Está compuesta de tres capas, que contienen pigmentos, cemento y arena, estos dos últimos mezclados en diferentes proporciones y consistencias en cada capa. Mediante una prensa hidráulica se comprime el molde rellenado, luego se extrae cuidadosamente la baldosa y se deja secar unos 15 días, ya que no lleva cocción. Los materiales excedentes, los mosaicos que no pasan el control de calidad y el agua usada en los procesos se reciclan. En promedio, la fábrica produce unos 2,5 m2 por día. El producto obtenido es resistente, impermeable, fácil de mantener, antideslizante, duradero y único.

El tamaño estándar de las baldosas es de 20 x 20 cm, pero también hay de 15 x 15 cm, zócalos y baldosas octogonales de 20 x 20 cm. La colocación es como la de una baldosa común. Al finalizar, se les debe pasar una cera para sellarlas, ya que son más porosas. La versatilidad del material las hace aptas para vestir pisos y paredes, tanto interiores como exteriores, ya sea para cubrir superficies enteras (cocinas, baños, dormitorios, terrazas) o como un detalle decorativo puntual (simulando una alfombra o un cuadro, por ejemplo).

Dónde encontrarlos: Canelones 924 esq. Convención.

Sociedad Uruguaya de Esmaltado: tendencia en la cocina


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Un buen día, los antiguos jarros, platos y fuentes enlozadas que solo se veían en la cocina de nuestras abuelas, las de campaña o en los puestos de Tristán Narvaja, empezaron a brotar por toda la ciudad. Están en la mesa de bares y restaurantes como Jacinto, Tona, Candy, Escaramuza (la lista podría seguir) y en los estantes de prestigiosas tiendas de diseño de Montevideo, La Barra y José Ignacio. La fiebre vintage revalorizó los simpáticos cacharritos y en Uruguay, la Sociedad Uruguaya de Esmaltado (SUE) los fabrica desde 1923.

El acero esmaltado es la técnica con la que esta fábrica casi centenaria crea objetos tan diversos como enseres domésticos, patentes de automóviles, direcciones y escudos nacionales. Baña las piezas de acero un esmalte vitrificado que introduce varias ventajas, sobre todo para su uso en la cocina: alta resistencia a la abrasión y al calor, evita el óxido, aumenta la vida útil, es de bajo costo y también higiénico por su superficie sin poros.

Dónde encontrarlos: Venta directa de fábrica: 8 de Octubre 3648 esq. Félix Laborde, tel.: 2507 2918 y Sarandí esq. Alzáibar (Jacinto)


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