El futbolista Leandro Reymúndez al reencontrarse con su familia en Chile luego de dos meses y medio

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El abrazo más fuerte de Reymúndez: de la depresión por estar lejos de su familia a aconsejarle a los futbolistas que cuenten sus problemas

El futbolista Leandro Reymúndez pasó dos meses y medio sin su familia por el cierre de fronteras en Chile, lo que lo llevó a un momento de crisis y desesperación; pidió ayuda en las redes y volvieron a estar juntos
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13 de junio de 2021 a las 05:00

La angustiante espera terminó. Leandro Reymúndez, su compañera Claudia y la pequeña hija de ambos, Julia, finalmente se dieron el abrazo que tanto querían y hoy están los tres nuevamente juntos, luego de dos meses y medio de besos y lágrimas por celular, separados por la cordillera y las fronteras cerradas.

Tras desvincularse de Juventud, el futbolista de 29 años tuvo una oferta de Chile. Iberia, de la Segunda división, se interesó en el delantero, que armó sus bolsos y en marzo puso la firma con el club de la ciudad de Los Ángeles, 500 kilómetros al sur de Santiago.

Leandro se fue solo. La idea era que él llegara primero y que luego, en abril, lo hicieran Claudia y Julia. Pero las fronteras chilenas fueron cerradas debido a la pandemia y su familia no pudo viajar, lo que volvió repetirse en mayo.

“Estuvimos dos meses y medio sin vernos”, contó Reymúndez a Referí desde el otro lado de la cordillera. “Capaz parece poco tiempo para una persona que está bien mentalmente. Pero yo, llegó un momento que no razonaba el tiempo ni nada, estaba desesperado y cada minuto se me hacía eterno. La estaba pasando muy mal”, agregó. “Fueron dos meses que estuve sin ellas, pero lo feo fueron unas semanas complicadas en las que hice lo que hice para salir adelante”, agregó el futbolista oriundo de Cardal, el pueblo de Florida que se popularizó por ser donde se puso en marcha el Plan Ceibal.

El abrazo de Leandor y Julia

Leandro contó que el cierre de las fronteras chilenas alteró los planes y dejó a su familia dividida. “Si sabía esa situación me venía directamente con mi familia o no venía, porque para mí son fundamentales”, agregó.

Luego de un mes de espera, y cuando parecía que podía concretarse el reencuentro, nuevamente Chile decretó otro bloqueo.

Día a día, el futbolista la pasaba cada vez peor al no encontrar una solución. Soledad, culpa y angustia lo fueron debilitando mental y físicamente. “En el transcurso de esos meses empezaron los problemas, más que nada cuando quería hablar con mi hija y ella me decía que no quería hablar porque me extrañaba. Eso me empezó a afectar a mí, que estaba solo. Me decía que quería verme y venirse, pero yo no tenía como hacerlo posible”, contó sobre el momento más dramático que vivió.

“Me metí en un mundo mental que no podía manejar. Y por suerte se dio todo como se dio. Todo lo feo ya pasó y por suerte estamos mejor ahora”, agregó.

La salida que encontró fue a través de las redes sociales con un menaje en Twitter publicado el 21 de mayo: “HASTA ACÁ LLEGUÉ... necesito AYUDA PORFAVOR, la DEPRESIÓN ha llegado a mi vida!”, escribió en un hilo para exteriorizar todo lo que pasaba.

“Ya no tenía otro recurso”, contó a Referí sobre su pedido en las redes con un mensaje que tuvo casi 4000 me gusta y más de 2500 retuits. “Me salió rápido y enseguida que envié el tuit me quedé tranquilo, sin el celular. Y cuando quise acordar, era impresionante el apoyo que tenía de la gente y creo que eso fue lo que ayudó para que hoy esté con mi familia acá”.

El futbolista Leandro Reymúndez al reencontrarse con su familia en Chile luego de dos meses y medio

Inmediatamente comenzó a recibir mensajes de aliento y llamados de amigos, futbolistas, y también de autoridades de Cancillería que se pusieron a su disposición.

Animarse a hablar

Los duros días que atravesó llevaron a Reymúndez a que perdiera cinco kilos porque desatendió su dieta, lo que influyó en su preparación deportiva. A pesar de eso, en su club se portaron muy bien con él, señaló. “Los primeros días que pasé mal yo me la comía solo, no hablaba con nadie y no le contaba a nadie lo que pasaba. Sí a mi familia, más que nada a mi padre que lo llamaba todos los días”.

“Me empecé a desbordar y cada día se me hacía más feo y más difícil de vivirlo. Gracias a Dios pude expresarlo públicamente y salir adelante”, agregó. “Cuando ya no podía más lo empecé a hablar en el club, con mi entrenador y mis compañeros. Eso me empezó a tranquilizar un poco, pero igualmente no podía soportarlo solo”.

Para Reymúndez, en estos tiempos los futbolistas se “están soltando” y se animan a manifestar sus momentos difíciles y pedir ayuda. “Los jugadores somos muy cerrados a veces”, comentó. “Creo que lo que le pasó al Morro García chocó mucho. Y creo que la gente me ayudó por eso”, opinó.

“También está el caso del jugador de Torque (Nahuel Tuya)que salió hace poco, o el Lolo Estoyanoff, que yo jugué con él, que es muy amigo y fue uno de los primeros que me llamó y me comuniqué con él, que declaró que cuando llegó de Arabia también había pasado un momento feo y no sabía por qué”, agregó.

Entiende que son situaciones “normales” que le pasan a mucha gente, pero que se callan “quizás por vergüenza” o por el qué dirán. “Pero no es así, hay mucha gente que quiere ayudar. No estamos solos. Por suerte pude hablarlo públicamente, no me da vergüenza porque era lo que sentía, y gracias a Dios y a la gente que apoyó hoy puedo estar con mi familia”.

Reymúndez en Wanderers

El 2 de junio, un día antes del día de San Cono, el santo del que Leandro es fiel devoto, Claudia y Julia llegaron a la comuna de Los Ángeles y se reecontraron con un abrazo que el futbolista compartió en sus redes como forma de agradecimiento a quienes lo ayudaron y mandaron mensajes de ánimo. “Aún tengo varios sin responder”, se disculpó.

"Después de haber pasado todo lo que pasé, como ya he dicho, me volvió el alma al cuerpo. Fue una emoción bárbara y un alivio", dijo sobre el momento del reencuentro familiar.

La historia de Leandro y Claudia comenzó en Cardal, en el liceo. “Ella iba a Primero y yo iba a Cuarto. Nos conocimos ahí. Ella vivía más para el campo y yo en el pueblo. Y hasta hoy estamos juntos, con momentos lindos y de los otros, pero siempre unidos y con ganas de seguir para adelante, y más ahora que tenemos a nuestra hija que es lo más lindo que nos ha pasado”, contó el futbolista, quien ya jugó sus primeros dos partidos con Iberia.

De todas formas, reconoció que aún no está en su mejor momento, pero que va mejorando día a día. “Perdí como cuatro o cinco kilos en ese tiempo de angustia que recién ahora los estoy recuperando, y recién estoy levantando el nivel físico también. Y obviamente el mental, porque tampoco vas a estar a full de un día para otro. De a poquito vengo mejorando y por suerte tengo el apoyo de mis compañeros, el cuerpo técnico y el club”.

Por estos días, el futbolista disfruta junto a su familia y vive días de agradecimiento para todos los que lo apoyaron, como lo manifestó en varios momentos de su contacto con Referí. “Gracias a toda la gente que sumó con su granito de arena con un mensaje, un retuit o un me gusta. Estoy sumamente agradecido a todas las personas, a mis colegas los jugadores de fútbol, a la Mutual de Uruguay y a la gremial de acá de Chile, y a mi familia”, comentó.

Su experiencia es un ejemplo que le permite aconsejar a quienes están en momentos complicados. “Quiero decirle a la gente que pase lo mismo que yo o similar, que lo hable, que hay gente que quiere ayudar”, expresó.

 

Fiel devoto de San Cono

“Claudia y Julia llegaron a Chile el 2 de junio, el día antes del cumpleaños de San Cono”, contó Reymúndez, quien es fiel creyente del santo floridense. “Yo soy muy creyente y siempre voy a la capilla de San Cono. El único tatuaje que tengo es una promesa con San Cono en mi pierna. Todos los días, al levantarme y acostarme, rezo junto a San Cono y a Dios. Creo que también los tiempos los manejan ellos en lo que me pasó, porque la verdad que, de pasar tan mal a estar bien, creo que ellos me ayudaron. Así que también estoy sumamente agradecido con todo”, comentó.

La carrera de Reymúndez

El "Chimango", tal como lo llaman en Cardal, comenzó su carreras en las canchas de su pueblo, donde los clubes eran Sureños en baby fútbol y 19 de Abirl en mayores. Lo citaron a la selección de Florida y luego se probó en Defensor Sporting.

Luego, dio el salto al profesionalismo al llegar a Cerro en 2011 y jugar tres temporadas, aunque sin muchas oportunidades. Luego pasó a Wanderers, donde tuvo una actuación destacada al marcar su primer gol ante Zamora y por la Copa Libertadores, y jugó dos temporadas.

Su carrera siguió luego en Sud América, Fénix, nuevamente la IASA, Coquimbo Unido y Cobreloa de Chile, Deportivo Maldonado, Villa Teresa, Central Español, Juventud de Las Piedras y ahora en Iberia de Chile.

Antes de futbolista fue músico

Antes de meterse de lleno en el fútbol profesional, Reymúndez fue guitarrista de Vitrola Sur, la banda de reggae y ska de Cardal que hoy es reconocida a nivel nacional. “Siempre estoy en contacto con todos mis amigos de la banda, en la que yo antes de jugar al fútbol era guitarrista y siempre estoy escuchándolo y hablando con algunos de los integrantes. Me escribieron todos enseguida de que se enteraron de lo que me pasó y eso habla muy bien de la amistad que también se mantiene de la música, así que también les agradezco a ellos”, contó.

Su guitarra eléctrica la vendió, pero mantiene la criolla en Cardal.

Entre los temas favoritos de la banda elije a De afuera. “Me gustó mucho porque nos identifica a nosotros, los del interior, y sale mucha gente del pueblo en el video, sale mi hija, mi sobrina, mi hermano, mi cuñado”, señaló. “Y hay muchas canciones de Vitrola que me gustan porque las escribió mi padre, hay temas que me gustan más porque mi papá puso su aporte”.

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