En los últimos 12 meses la ganadería ha pasado de los mayores estímulos para acelerar la cría –y apostar a más de tres millones de terneros– al riesgo de quedar con un rodeo de cría disminuido, a consecuencia de la falta de agua que amenaza con una crisis forrajera. Ha pasado de precios récord a los menores precios en varios años.