El agua potable se transformó en un bien escaso

Los estudios de los expertos de las Naciones Unidas indican que el aumento de cada grado centígrado de temperatura impacta en la disminución de recursos hídricos renovables en el orden del 20%.

De los aproximadamente 23 millones de kilómetros cúbicos de agua subterránea hay por encima dos kilómetros de superficie de recursos sólidos. Esos acuíferos que están bajo la capa de tierra y rocas superan la cantidad de agua potable que está congelada en los polos norte y sur. Se trata de reservorios de agua aprovechables. Sin embargo, para ello se requiere de políticas y de tecnologías sólo posibles si los Estados y las empresas se proponen financiarlos.

La transición energética de recursos fósiles a los no contaminantes es sin duda un aporte importante a la ralentización del calentamiento global. Pero esa transición también requiere de agua: sin ella, por ejemplo, no es factible generar energía del hidrógeno.

Water.org es una ONG con sede en California y sus cifras son corroboradas por los expertos de Naciones Unidas. Al año se pierden US$ 260 mil millones por la carencia de agua y sistemas sanitarios. Las causas son, entre otras, las sequías y las temperaturas excesivas.

De acuerdo a Water.org, cada dólar invertido en los recursos hídricos generaría un retorno de cuatro dólares por las posibilidades que abren en sociedades y territorios con severo estrés hídrico. Esas inversiones, bien dirigidas, permitirían aumentar un punto y medio del Producto Bruto Interno (PBI) del planeta. Incluso, si se invierte más, podrían acrecentarse más de ese punto y medio.

Para cumplir en 2030 el número seis de los Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas, el que refiere precisamente al agua limpia y al saneamiento, se necesitan inversiones por unos US$ 110 mil millones anuales.

Pero la cruda realidad es que los presupuestos militares aumentan y aquellos que se destinan a la preservación del planeta no. En concreto, el desembolso para ese punto seis es cuatro veces menor del necesario: llega sólo a US$ 28.400 millones al año.

Pandemia, guerra, crisis energética, aumento de las tasas de interés, los motivos para los US$ 85.600 millones anuales que faltan para el agua pueden ser muchos. Pero el costo no es sólo en números.

Cerca de 800 millones de seres humanos carecen de acceso a agua segura y cada dos minutos muere un niño por enfermedades relacionadas con la falta de ese recurso básico.

Aunque se habla de transición energética hacia las energías renovables, el fracking y la megaminería significan un aumento monumental del uso del agua en relación a lo que fueron la explotación minera o la extracción de los yacimientos de gas y petróleo de manera tradicional.

Los organismos internacionales dan los datos y advierten sus consecuencias; sin embargo, los jefes de Estado y las instituciones que en cada país otorgan presupuestos no tienen presente el agua. Quizás tengan una botella de agua en sus escritorios, pero no en la toma de decisiones.

La investigadora británica Hannah Cloke, profesora de Hidrología de la Universidad de Bristol, es parte de un grupo de académicos que pudo verificar que, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, una región donde los barrios vulnerables carecen de agua potable suficiente, los sectores de mayores ingresos consumen hasta 50 veces más agua que los más pobres.

La mayoría del agua que consume el sector de más poder económico se destina a piscinas, jardines o lavado de automóviles. Fenómenos similares se dan en otras ciudades, quizás con menos estrés hídrico que Ciudad del Cabo.

En décadas anteriores, esto no estaba en la agenda pública. Pero los cambios climáticos ahora son más pronunciados. En el verano de 2022, el continente europeo sufrió la peor sequía de los últimos 500 años, según cálculos aproximados de los geólogos, ya que no se cuenta con datos precisos previos al siglo XIX.

“Necesitamos urgentemente administrar nuestros recursos hídricos de forma sostenible, porque el suministro de agua y la pobreza están estrechamente relacionados. Sin agua no existe desarrollo; sin desarrollo, resulta imposible erradicar la pobreza”, dice Gabriel Ferrero, presidente del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de Naciones Unidas.

La economista Mariana Mazzucato, copresidenta de la Comisión Global sobre la Economía del Agua, dio una entrevista a la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en el marco de Diálogos Regionales por el Agua 2023. En ella dio recomendaciones para impulsar una transición hídrica sostenible e inclusiva en la región de América latina y el Caribe.

Una de sus recomendaciones fue diseñar relaciones público-privadas, pensando más allá de su creación, y encaminarlas a la generación de inversiones, asegurándose de que integren justicia, equidad e inclusión como eje central. Enfatizó que, además de un análisis sistemático, se requiere repensar la economía y diseñar un enfoque de creación y configuración del mercado para lograr los objetivos perseguidos, de modo que el enfoque de bien común para el agua permita repartir los beneficios del valor creado colectivamente.

Posteriormente, la economista comentó el papel del Estado en la promoción e inversión de soluciones innovadoras para hacer frente a los desafíos hídricos de la región. El punto principal que se destacó fue la interrelación intrínseca del agua con los demás sectores de la economía, y la importancia de lograr el ODS 6 para cumplir con la Agenda 2030. De esta manera, se alentará que se establezcan metas o misiones claras que permitan a los diferentes sectores trabajar juntos hacia un objetivo común.

Adicionalmente, Mazzucato habló de estrategias para asegurar movilización de recursos financieros para cerrar brechas de agua potable y saneamiento en la región. Al respecto, explicó que “no se trata únicamente de la cantidad de financiación pública, sino de cómo se crean espacios fiscales para aprovechar las ventajas de distintas herramientas disponibles como políticas de adquisiciones, subvenciones y préstamos para catalizar nuevas formas de financiamiento”. Es decir, generar condiciones interesantes y dinámicas para atraer innovación e inversión de calidad.

El agua es un bien finito. A los cambios climáticos se agrega que el crecimiento poblacional se da, muchas veces, en lugares donde el agua potable es muy escasa. El impacto conjunto de las condiciones extremas supera la capacidad de respuesta de los Estados.

Un informe dado en el Conferencia del Agua, llevado a cabo en la sede de Naciones Unidas en marzo de este 2023 en Nueva York, alerta de que la demanda de agua dulce superará la oferta en un 40% durante 2030.

El trabajo propone modificar la gobernanza mundial de los recursos hídricos, terminar con los millones de dólares en subsidios a la agricultura, establecer un precio adecuado para el uso del agua y restaurar los humedales, así como aumentar las inversiones para evitar que siga creciendo la cantidad de humanos y de otras especies que no tienen acceso al agua.