El almacén de campaña vive y lucha: el Boliche La Polola

Mariela García, desde hace 15 años y luego de cruzar un mar cargado de dificultades, está al frente del almacén de campaña “Boliche La Polola”, en San José.

“Soy comerciante, tengo un almacén de campaña”, afirmó sin dudar y con orgullo cuando El Observador le preguntó cuál era su actividad, una noche luego que concluyó sus labores.

A 23 kms de la capital departamental, sobre el camino Guaycurú, este almacén está en medio del campo, a unos 10 kms de las Sierras de Mahoma, en un paraje conocido como Coronilla.

Mariela tiene 53 años. Nació en el campo, a poquitos kilómetros de donde hoy vive y tiene su comercio.

Su padre era tambero -en ese ambiente se crió ella-, pero en cierto momento remató el tambo y hace unos 40 años compró ese almacén a una señora apodada Polola, que fue quien inició todo, incluso teniendo allí estación de servicio con venta de combustibles y reparto de raciones, todo en el almacén.

Se casó y fue madre muy joven, con solo 14 años. También vivió un tiempo en Montevideo, con su esposo y dos hijas. ambas aún residen en la capital del país, donde ella trabajó como empleada doméstica.

En 2008 falleció su papá y tomó la decisión de volver al campo y ponerse al frente del almacén con su esposo, porque sus hijas ya eran grandes y decidieron quedarse en la capital.

Más adelante se separó, además su esposo falleció y desde entonces maneja sola el almacén de campaña.

“Sentí en un momento de mi vida que debía volver para cuidar lo que mi padre había conseguido, en Montevideo aprendí muchas cosas, pero me gusta estar acá”, agregó.

Un orgullo diferente

“Cuando me preguntan qué es un almacén de campaña, digo que es un lugar donde encontrás de todo, para mi es un orgullo que alguien venga buscando algo, lo encuentre y se lo lleve, eso en el medio rural y lejos de las grandes ciudades es fundamental, acá no hay un supermercado en la esquina ni todo tipo de comercios, así que hay que tenerles todo en un mismo lugar a esa gente”, explicó.

Si bien sigue habiendo gente de a caballo que va de paso y desensilla en el almacén a abastecerse, a tomar alguna copa y luego seguir, los clientes son básicamente los vecinos y gente que trabaja en los establecimientos de la zona, por ejemplo en chacras, predios ganaderos y tambos.

Por ejemplo, prepara muchas viandas para que la gente se lleve y almuerce donde trabaja, como milanesas con puré, algún guiso y tallarines o ravioles con tuco.

“Hay de todo, algunas verduras y otros comestibles, algo de carne, factura casera, fiambres, mermeladas y conservas caseras, pero también bebidas, cosas de ferretería, bazar, algo de ropa, algún litro de nafta para una moto, juguetes… estoy haciendo un curso de panadería porque me gusta que todo sea bien caserito, rico y sano, también hay juegos para que la gente pase el rato que tiene libre”, añadió.

El sillón en el que Ruben hace su trabajo.

Un cliente muy importante, señaló, es el camionero, que para a comer algo y sigue, o estaciona para descansar un rato, a veces incluso desengancha la zorra y sigue con el camión y la vuelve a buscar.

Es un lugar amplio, no solo está el almacén, hay un gran sitio para estacionar y en realidad el predio es unas cinco hectáreas, hay galpones e incluso para consumo familiar Mariela tiene allí unas pocas ovejas y también tiene algunas vacas, pero en el campo de un vecino.

Lejos de quedarse en el pasado y si bien está al frente de un comercio típico y abundante en siglos pasados, tiene como desafío aprender a utilizar las redes sociales para promocionar su comercio. Por lo pronto, ya está en Tik Tok.

Mariela pidió especialmente agradecer a los vecinos y clientes, “esa gente es como tu familia, en el campo uno sabe que si pasa algo el primero que llega para dar una mano es el vecino”, dijo quien hoy tiene un compañero que la ayuda, Carlos.

También agradeció a la Intendencia de San José y al Ministerio de Desarrollo Social que han seleccionado a su almacén, considerado histórico, como sitio para diversos emprendimientos.

Seguir adelante, con todo lo que le sucedió, no es sencillo, pero Mariela dice que su pasión es el boliche de campaña y la ruralidad, la gente de campo, y también le encanta conservar allí piezas casi de museo, que eran de sus padres.

“No es fácil, hay mucha menos gente que antes en el campo, pero mi lugar para vivir y trabajar es este, nunca lo dudé y estoy orgullosa con lo que pude lograr, cuando me quedé sola una de mis hijas me quiso llevar con ella pero preferí quedarme donde mi padre hizo tanto”, expresó.

“Ojalá esto, lo del almacén de campaña, por todo lo que significa, siempre esté, que siempre haya gente que tenga uno abierto”, concluyó.

A continuación, el trabajo de Casa Dominga, en YouTube, sobre el Boliche La Polola.

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