Estocolmo, Suecia

Mundo > Marginación y violencia

Aumentó significativamente la violencia con armas de fuego en Suecia

Las agresiones con el uso de armas de fuego se producen mayoritariamente entre jóvenes y adolescentes relacionados con pandillas de criminales
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11 de octubre de 2022 a las 05:01

En la última década, los tiroteos relacionados con pandillas se han intensificado en Suecia, y las autoridades luchan por contener la violencia, cuya extensión ha llevado a que se denomine a menudo al país como la “capital europea” de los tiroteos.

Este año ha sido el más sangriento registrado en Suecia, ya que se han producido 48 tiroteos mortales hasta el momento, y se espera que el número aumente a finales de año, según informes de los medios locales.

“Mi hijo Marley solo tenía 19 años aquí”, dijo Maritha Ogilvie con lágrimas en los ojos mientras miraba una fotografía del adolescente sonriente.

Marley estaba en un automóvil con un amigo cuando alguien le disparó en la cabeza con un arma automática en 2015 en Varby Gard, un suburbio al suroeste de Estocolmo.

Pasaron siete años, pero para su madre Maritha la pesadilla continúa por la ausencia de su hijo que es para ella “la pérdida de identidad como madre”.

El asesino de Marley, de 19 años, nunca fue llevado ante la justicia ya que la policía decidió cerrar el caso apenas 10 meses después.

“Marley era una persona cálida y genuinamente bondadosa. Él era divertido (…) no sé quién lo mató, y no sé por qué, y me entristece porque no siento que haya justicia para él”, dijo su madre.

Según un informe publicado por el Consejo Nacional Sueco para la Prevención del Delito (BRA), la tasa de tiroteos fatales en Suecia es "muy alta" en comparación con otros países europeos, con aproximadamente cuatro muertes por millón de habitantes por año, mientras que, en Europa, se registran aproximadamente cada año 1,6 muertes por millón de habitantes.

“La situación actual es muy caótica aquí en lo que respecta a las bandas criminales”, dijo Diamant Salihu, un periodista local.

Salihu afirma que “generalmente, los pandilleros mayores reclutan a adolescentes de áreas vulnerables para cometer delitos con armas, ya que, si eres menor de 18 años, corres el riesgo de estar bajo custodia juvenil por un máximo de cuatro años en Suecia”.

“Es un ambiente muy tóxico en este momento y vemos que los adolescentes han sido utilizados como una especie de sicarios para matar a los miembros de pandillas rivales”, agregó Salihu.

Ardavan Khoshnood, criminólogo de la Universidad de Lund y médico de urgencias en un hospital sueco, dijo que la mayoría de las víctimas son de origen inmigrante, entre 15 y 29 años.

Desde que comenzaron los tiroteos en Suecia en 2010, Khoshnood solía presenciar disparos en brazos, manos y piernas. Sin embargo, ahora, dijo, está viendo disparos en la cabeza ya que las pandillas están “disparando a matar”.

Khoshnood señaló que las redes criminales cada vez mayores han podido “madurar y nutrirse con bastante libertad sin la intervención de las autoridades”.

Según él, la gran entrada de armas ilegales a Suecia y una integración social fallida jugaron un papel importante en lo que respecta a las muertes relacionadas con pandillas.

En el país escandinavo que alguna vez fue un modelo político y económico, las cosas comenzaron a cambiar en la década de 1990 cuando la brecha dentro de la sociedad comenzó a crecer, según Alexandra Pascalidou, periodista de investigación y escritora.

Pascalidou, quien también es activista de derechos humanos, cree que la marginación en el país ha llevado a los tiroteos en los que han muerto muchos niños y jóvenes inocentes.

La imagen negativa de los inmigrantes en la sociedad y los medios se ha intensificado en Suecia en las últimas dos décadas, dijo.

“Cuando otros niños no inmigrantes y jóvenes están siendo asesinados, ya sabes, publican sus ensayos, los vecinos dicen, oh, era un buen tipo. Y todo el mundo lo amaba, y solía jugar al fútbol o lo que sea, pero cuando estos niños, estos niños morenos o negros o niños musulmanes o minorías, en los suburbios estigmatizados fueron asesinados a tiros, la gente decía, está bien, solo eran estadísticas. Y solo eran números. Y fueron como historias muy breves sobre pandilleros disparando, y así sucesivamente”, agregó Pascalidou.

Los medios suecos han presentado a los inmigrantes como una amenaza que ha generado prejuicios y desconfianza hacia las personas de origen migrante, dijo.

La policía sigue sin resolver la mayoría de los homicidios relacionados con pandillas, ya que, según el criminólogo Khoshnood, solo el 18% de los casos se resuelven con éxito.

“Esto significa que los delincuentes corren libremente”, agregó Pascalidou.

La investigación de la autora la ha llevado a concluir que un gran número de los que murieron en los tiroteos no eran pandilleros y simplemente les dispararon porque, por ejemplo, los confundieron con otra persona y aun así fueron retratados y descritos en los medios como criminales.

“Es como el estereotipo de los niños, niños de color, niños migrantes y niños de minorías, el estereotipo es que todos eran delincuentes, y valió la pena que los mataran a tiros. Y nadie lloró, a nadie le importó. Nadie realmente lamentó estas pérdidas”, dijo.

Según Pascalidou, las autoridades suecas no están poniendo suficientes recursos para investigar estos asesinatos y muchos casos se cierran después de solo unos meses.

“Entonces, los niños viven con miedo en los suburbios, y están muy, muy decepcionados”, porque tienen la sensación de que sus vidas “no valen nada, que incluso si los matan a tiros, nadie realmente se preocupará por ellos. Y nadie escribirá en los periódicos ni informará que estos niños tenían sueños, visiones, lucharon en la escuela, hicieron lo mejor que pudieron”, dijo Pascalidou.

La madre de Marley, cuyo asesinato sigue impune, instó a las autoridades suecas a trabajar en el racismo estructural y la segregación.

“Diría que es el racismo estructural, ese es el principal problema aquí en Suecia, y con eso viene la segregación, y con eso vienen las diferencias económicas, y con eso viene la pobreza, y con eso viene este tipo de eventos, tiroteos, pandillas. y criminalidad”, enfatizó Ogilvie.

Pascalidou entrevistó a 21 madres cuyos hijos fueron víctimas de los tiroteos mortales, y todas le contaron historias sobre la "violencia estructural y simbólica" que viene de la sociedad "que no te golpea con las manos, y no te deja marcas en el cuerpo”.

“Pero es la violencia del silenciamiento. Es la violencia de degradarte. Es la violencia de segregarte y no darte las mismas oportunidades. El racismo también es violencia”, agregó.

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