Peñarol celebró la clasificación

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El contrasentido del clásico: Peñarol perdió en su cancha, pero ganó sin discusión

Peñarol terminó como el gran triunfador de la serie ante Nacional y avanzó entre los ocho mejores; Larriera salvó el cargo y le pasó las dudas a Cappuccio que tendrá que responder ante sus hinchas con el título del Apertura
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23 de julio de 2021 a las 01:11

Perdió el invicto en el Campeón del Siglo ante Nacional. Cayó 1-0, con un gol en la hora y como más le gusta al triunfador. Fue austero con su planteamiento. Conservador en su despliegue, pero jugó con inteligencia, con la venta del 2-1 de la ida en el Parque. Defendió más de lo que atacó, y Peñarol terminó la noche como más quería, disfrutando su clasificación entre los ocho mejores de la Copa Sudamericana y dejando fuera de la competencia de Conmebol al eterno rival.

Esta Copa Sudamericana planteó un nuevo nivel para los duelos clásicos en el fútbol uruguayo, el estatus de los 180 minutos de una serie de ida y vuelta, en la que Peñarol manejó muy bien los tiempos, el técnico Maurico Larriera desplegó su oficio y los aurinegros cerraron la mejor semana del año.

Larriera fue el gran ganador

Esta clasificación de Peñarol dejó a la vista algunos aspectos que resaltan la gestión del entrenador, plantean interrogantes sobre el trabajo que está desarrollando Alejandro Cappuccio y presentan un nuevo escenario entre los grandes, por la superioridad futbolística de los aurinegros en la serie y las debilidades que mostró el tricolor en los dos partidos.

Lo que ocurrió este jueves fue el resultado de lo que Peñarol inició en el Parque cuando selló su clasificación en el encuentro de ida, con el 2-1. Luego, reguló los tiempos en la revancha.

Nacional perdió las dos veces. Sí, perdió las dos veces. En su estadio, y en el Campeón del Siglo. Porque lo que para las estadísticas contará como una victoria de los albos, la primera en el CDS, fue una derrota sin levante para Nacional.

Cappuccio necesitaba poner al equipo en otro nivel. Y no lo consiguió. Ganar no era suficiente para clasificar a cuartos de final, por el resultado del primer partido. No supo hacerlo, porque su equipo no tuvo capacidad futbolística ni respuestas anímicas para dar vuelta la serie. Los empujones del final, la roja de Carballo y el cabezazo de Cantera a Musto no son expresiones de carácter sino de impotencia frente a la superioridad del rival.

Nacional jugó mal, igual que siete días atrás. No estuvo a la altura de lo que debía expresar en el campo. El día que tenía que mostrar fútbol y rebeldía, ofreció más de lo mismo que la semana anterior. Un equipo lento, anunciado, que no supo quebrar la defensa rival.

Los números son demoledores para el tricolor. Realizó la misma cantidad de pases (371 este jueves, 369 la semana anterior), y tuvo solo dos remates al arco más que siete días atrás cuando cayó sin levante y en la noche en que tenía que dar vuelta un 1-2. Y hay más: Peñarol cerró la serie con 27 remates al arco contra 12 de los albos, 10 remates a la portería de Rochet de Peñarol contra 5 de Nacional y 17 córners de los aurinegros contra cinco.

Peñarol jugó con la ventaja del 2-1 de visitante, desarrolló el partido más inteligente que podía ejecutar y eso hizo que todas las tradiciones del fútbol quedaran patas para arriba. Peñarol perdió, pero ganó. Cada movimiento fue una estrategia y llegó al lugar que quería.

Este contexto, de series de 180 minutos, le dieron a Larriera la oportunidad de mostrar toda su capacidad para manejar la importancia de los dos partidos, y llevar el fútbol al lugar más conveniente para sus intereses.

Ocampo y Trindade

Lo hizo muy bien. Le dio la pelota a Nacional en un lugar en el que no dañaba, y lo esperó en su cancha. Bien plantado. El 56% de posesión de balón tricolor en el primer tiempo y un solo remate al arco, una chilena de Corujo en una pelota quieta, fue el resumen de la pobreza futbolística de los tricolores, el día que debían mostrarse avasallantes.

A Larriera no le ruborizó el planteamiento. Al contrario. Jugó con la tranquilidad de que defendiendo de esa forma sería difícil que le dieran vuelta la serie, que en definitiva es el objetivo en estas eliminaciones directas de los torneos de Conmebol.

Por esa razón, el gran ganador, incluso en la derrota de este jueves, fue Larriera, por el acierto en el planteamiento, la capacidad para manejar los tiempos y la ventaja en el marcador. La inteligencia para desactivar las pocas individualidades con las que Nacional podía desequilibrar. Cada vez que Ocampo tocó el balón, tenía tres o cuatro jugadores rivales encima. La única vez que se pudo desmarcar y hacer lo que mejor sabe el delantero tricolor tuvo que correr toda la cancha y llegó solo, sin aire y sin ayuda, a pisar el área rival. También contuvo a Cándido, el otro motor de este equipo con bloques defensivos que desactivaron cualquier peligro.

Esta serie ante Peñarol le planteó grandes problemas a Cappuccio de cara al futuro

Aunque en el marcador ganó Nacional 1-0, en la estrategia se impuso Larriera, que hizo jugar en el primer tiempo a Leandro Fernández más cerca del área de Nacional que la de Peñarol. Nacional, que tenía que ganar, jugó con la pelota a 60 metros del arco de Peñarol. Ocampo siempre jugó para atrás, porque no encontró espacios para proyectarse. El acierto del DT aurinegro estuvo en saber desarrollar el juego para su conveniencia: Peñarol le jugó de tal forma que no le dejó espacios. Y punto. Se terminó el partido.

El arranque del segundo tiempo tricolor, con un espíritu más combativo, con Armando Méndez y Cándido subiendo, con Ocampo más cerca del arco de Dawson, animaron a Nacional, pero se apagó rápido y allí apareció Peñarol, que de contragolpe pudo quedarse con el triunfo.

Aunque resulte contradictorio, por lo que sucedió en el CDS, ganó Larriera. Salvó el cargo. Demostró con resultados, que son los que deciden la continuidad de los entrenadores, lo que Bengoechea y Ruglio defienden cuando lo ven trabajar.

Peñarol celebró la clasificación

Peñarol es el gran triunfador en esta serie de Sudamericana y le planteó a Nacional y a Cappuccio una serie de problemas que tendrá que resolver, porque dejó sembradas dudas en el terreno tricolor que si crecen harán sinuoso el camino del DT albo. Solo el título del Apertura podrá aquietar lo que quedó tras esta serie de los albos en la Sudamericana.

En el final, un par de apuntes:

1) Quedó planteada una pregunta que Cappuccio deberá responder en estos días, ¿por qué D’Alessandro no tuvo un minuto en un partido en el que Nacional precisaba llegar al gol antes para pelear por la clasificación?

2) Si los dirigentes no hubieran generado la movida del chárter, que permitió que Rochet, Cándido y Ocampo llegaran antes a Montevideo que Gio González y Torres en el clásico del Apertura, seguramente la historia de este mes de julio de clásicos hubiera sido más dramática para los tricolores.

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