Mundo > Batalla contra el tiempo

El coronavirus se convirtió en un asunto mundial que "empeorará en las próximas semanas"

A pesar de que China cerró 18 ciudades no ha podido controlar la propagación del virus, que contagia cada vez a más personas y enferma, también, la economía mundial
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02 de febrero de 2020 a las 05:00

Es una maldición que desde China se expande por toda la Tierra. El coronavirus 2019-nCoV es resistente, muta y es difícil de controlar. Fue detectado en diciembre pasado y ahora el régimen de Xi Jinping  entró en pánico ante la muerte de 213 personas —todos en China— y más de 10.000 infectados en el mundo, según cifras oficiales al cierre de esta edición.  

Por si fuera poco, la capacidad de transmisión del coronavirus se está fortaleciendo llegando ya a unos 20 países. 
Como el número de personas contagiadas está aumentando a un ritmo de vértigo, no se descarta que la epidemia pase a ser una pandemia. 

Se trata de pérdidas de vidas humanas y también de afectación de la economía de China que ya sufre la guerra comercial entre Pekín y Washington, que tanto está perjudicando las inversiones y los mercados de valores asiáticos, entre otros. En 2019, el PIB chino creció 6,1%, su ritmo más bajo en 29 años, debido precisamente a las tensiones comerciales. 

Las bolsas europeas cerraron ayer con claras caídas, arrastradas por el ambiente triste del brexit y la inquietud reinante por el coronavirus.

Ya las bolsas de Asia habían caído por el maleficio del virus, mientras que el yuan llegó a depreciarse a un mínimo de dos semanas. 
También hubo un declive bursátil  en Londres, París Fráncfort , Madrid y Milán, al igual que  el Dow Jones, Nasdaq  y S&P 500.  

El virus también se ensañó con los mercados petroleros. Los precios del crudo cayeron ayer, para sumar su cuarta semana seguida de bajas, por los crecientes temores respecto al impacto que el coronavirus  pueda tener en el crecimiento económico a nivel mundial.

Los futuros del crudo Brent cerraron con una baja de 13 centavos, o un 0,22%, a US$ 58,16 el barril, tras perder un 2,5% en la víspera. El referencial internacional perdió alrededor de un 4% en la de semana. Por su parte, los futuros del West Texas Intermediate (WTI) de Estados Unidos perdieron 58 centavos, o un 1,11%, a US$ 51,56 dólares el barril. El contrato cedió alrededor de un 5,5% en la semana. 

Los analistas de Goldman Sachs afirman que las cancelaciones de vuelos a China seguirán reduciendo significativamente la demanda de petróleo, también por la desaceleración del crecimiento de China. Barclays, por su parte, cifra en unos 300.000 barriles por día el impacto en la demanda de crudo.

Todo esto ocurre por la ansiedad de la propagación de la nueva cepa, resultando afectado además el sector turismo, en especial las aerolíneas, la industria hotelera y el transporte.   

También se registra en China una baja importante en el sector del entretenimiento, como el cine (una industria fuerte en ese país) y en aquellas empresas que fabrican productos de consumo, como Nike, Estee Lauder y Apple. 

El poderoso virus irrumpió justo antes de las celebraciones del Año Nuevo chino, por lo que las cancelaciones de eventos públicos y atracciones perjudicaron desde restaurantes y paseos, hasta comercios de electrónica, entre otros.

Las medidas

 El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades chino anunció que está desarrollando una vacuna contra el coronavirus, compartiendo avances con centros de investigación de Estados Unidos, pero no se sabe hasta qué punto podría evitar una pandemia. Por el contrario, los científicos advierten que la propagación empeorará en las próximas semanas. 

¿Qué más está haciendo el gobierno de Xi Jinping? En primer lugar, hay que recordar que no es la primera vez que China se enfrenta con una crisis de salud de gran magnitud. El coronavirus es muy similar al virus del síndrome respiratorio agudo y grave (SARS) que causó 774 muertos en 2003 y le costó a la economía mundial unos US$ 33.000 millones. 

En aquella oportunidad, el gobierno no dio a conocer a tiempo el problema sanitario, lo que no solo empañó su popularidad, sino que empeoró la situación al no haberse tomado suficientes medidas de prevención.

Ante la epidemia del SARS en 2003, el gobierno chino adoptó una política fiscal expansiva, incluyendo recortes de impuestos para ayudar a los sectores más afectados. Pero, según analistas, ahora atraviesa un largo período de déficit fiscal y tiene poco margen para aplicar estímulos fiscales.

Por ahora el gobierno parece estar concentrado en controlar la enfermedad. En ese sentido, se ha comprometido a ser más transparente: “La epidemia es un demonio y no podemos dejar escondido ese demonio”, dijo  el presidente Xi. Agregó que su país está en condiciones de manejar la situación. 

Sin embargo, el jueves pasado, la OMS declaró emergencia internacional ante la propagación del coronavirus, por lo que se coordinarán esfuerzos mundiales para contrarrestar la epidemia. 

Algunas medidas por parte del gobierno chino han sido: decretar la cuarentena en Wuhan,  la ciudad donde apareció el virus por primera vez; prolongar las vacaciones del Año Nuevo (para postergar el regreso a clases y a los trabajos); cierre de 18 ciudades; cancelación de sitios turísticos, incluyendo una sección de la Gran Muralla. 

Paralelamente, comenzó a construirse a contrareloj un hospital en Wuhan, en tiempo récord (menos de una semana), exclusivamente para atender a los infectados por la nueva cepa del coronavirus, junto a otro centro asistencial con el mismo fin, también en la misma ciudad, que se culminará unos días después. 

A pesar de los esfuerzos del gobierno, la gente protesta y teme que las medidas no sean eficientes. Por ejemplo, cinco millones de habitantes de Wuhan (de un total de 11 millones) huyeron de la ciudad antes de decretarse la cuarentena, por lo que el potencial de propagación del virus no se habría atajado a tiempo.

La opinión pública está desconfiada, hay acusaciones de incompetencia oficial y de encubrimiento. La imagen del Partido Comunista se ha deteriorado nuevamente, sobre todo cuando el alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang, comentó que “solo puedo divulgar (información) con autorización”, una actitud que contradice el compromiso del gobierno con la “transparencia” sobre la enfermedad.

Reacciones

Gobiernos de numerosos países y un inquieto sector privado han tomado medidas radicales ante tan peligrosa coyuntura que han dejado a China más aislada que nunca.

Por ejemplo, Iberia, British Airways, Lufthansa y otras aerolíneas han suspendido sus vuelos a China. Disneyland de Shanghái cerró por tiempo indefinido con el fin de evitar contagios. 

La tienda de café Starbucks cerró la mitad de sus puntos de venta en China de un total de casi 4,300 negocios. La cadena de comida rápida McDonald’s dijo que había cerrado unos 300 restaurantes, en el mercado más grande de la compañía fuera de los Estados Unidos.
Facebook ha restringido los viajes de sus empleados al país asiático y a los que viven allí les ha ordenado trabajar desde sus casas. Alibaba, Tikok, SBC y Goldman Sachs, también restringieron los vuelos de sus empleados a ese país. 

También hubo fuertes reacciones de gobiernos de diversos países del mundo, no solo de la zona de influencia directa de China.
Mongolia y Rusia cerraron sus fronteras con China. Japón, Estados Unidos, Francia, India y Japón han anunciado –o llevado a cabo— vuelos de evacuación de sus nacionales en China. 

Canadá pidió a sus ciudadanos evitar los viajes a la provincia de Hubei, donde se encuentra la ciudad Wuhan. Israel y Ucrania suspendieron los vuelos a China. Reino Unido, Alemania y Estados Unidos desaconsejaron a sus ciudadanos a viajar. Filipinas suspendió la expedición automática de visados de turista a los ciudadanos chinos que llegan a su país, como forma de prevenir la entrada del virus. 

En América Latina aparecieron casos de pacientes bajo sospecha de contagio por el coronavirus, específicamente en México, Colombia, Ecuador y Perú, pero fueron descartados. No obstante, se están tomando medidas de precaución epidemiológicas en los aeropuertos.

Varios gobiernos de países de la región, sin la infraestructura y capital humano de las naciones desarrolladas, ya advirtieron que no están preparados para enfrentar un virus letal de este tipo.  

En suma, las autoridades en Pekín ya están desbordadas y una tragedia que se originó hace algo más de un mes en una ciudad industrial ubicada en el centro de China, ya es un asunto de todos. 

Es por eso que los gobiernos del mundo y los organismos internacionales como la OMS están librando una carrera contra el tiempo.  

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