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El Gucci Gate
La sola propuesta de que el célebre músico popular Gustavo Serafini, conocido como el Gucci, lidere una lista a diputados del Frente Amplio e integre la plancha al Senado en las elecciones de octubre apoyando a Daniel Martínez debería llamar la atención. Pero que la noticia se anuncie con bombos y platillos y que a las pocas horas sea el propio candidato del Frente Amplio quien le pida que se baje por presión de las mujeres embanderadas con el feminismo es al menos raro.
Que luego además el cantante salga en todos los medios diciendo que grabó al exintendente de Montevideo y que amenace con hacer públicas las conversaciones en la cual Martínez le argumenta las razones por las que le pide que baje su candidatura a Diputados por el sector Baluarte Progresista (Lista 890) es totalmente bizarro.
El ídolo de la música popular fue denunciado en 2018 por presunto acoso y violencia de género. Las denuncias nunca llegaron a la Justicia y nunca fue formalmente acusado de nada. Sin embargo, para la militante feminista y actual directora de Políticas Sociales de la Intendencia de Montevideo, Fabiana Goyeneche, no era oportuno apoyar la candidatura del artista y por ello se opuso firmemente a la propuesta de Baluarte Progresista manifestando “mucha preocupación”.
“Esto habla de todas las cosas que todavía tenemos que resolver como fuerza política dentro del Frente Amplio”, subrayó en entrevista a Del Sol para explicar los motivos de su decidido rechazo al intento de incursión en política de Gucci. Al coro de rechazos se sumó el intendente de Montevideo Christian Di Candia embanderado al igual que Goyeneche en lo que la izquierda militante ha bautizado “nueva agenda de derechos”.
“Más allá de lo que la Justicia pueda terminar de comprobar o no, hay momentos en los que las definiciones son políticas y en este momento mi definición es estar al lado de las compañeras”, sostuvo el joven político hoy al frente de la comuna capitalina.
El Gucci fue arrojado a las fieras de la policía de corrección política contemporánea que lo carnearon. Lo fueron a buscar, le ofrecieron meterse en política, aceptó y luego sin anestesia le bajaron el pulgar. Situación insólita si las hay. Hoy estudia con su abogado los pasos a dar que podrían incluir denuncias a quienes lo difamaron acusándolo de algo que nunca llegó a la Justicia. Además, en la amenaza de revelar las grabaciones, señala que Martínez le dijo que Goyeneche es “ingobernable”.
De terror. El Frente Amplio no merece este tipo de episodios tragicómicos en un momento en que el país necesita a su fuerza mayoritaria gobernando y haciendo frente a los enormes desafíos regionales y nacionales -inseguridad, narcotráfico, empleo, educación.
Cuando se habla del descreimiento de los políticos y sus muy malos índices de credibilidad entre la opinión pública es precisamente por este tipo de situaciones absurdas donde parece que todo vale para ganar unos votitos que los perpetúe en el poder: tanto ir a buscar al el Gucci como en bajarlo de la lista.
El episodio del Gucci revela además de tristeza, la enorme confusión que reina en el oficialismo donde Martínez parece estar parado arriba de un volcán con demasiadas corrientes de lava que no solo parece no comprender sino tampoco poder dominar.
