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El invento uruguayo que combate la niebla en el canal de Panamá y ahorrará millones de dólares

Avanza el proyecto inventado por un antiguo rector de la Universidad de la República
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27 de noviembre de 2019 a las 05:04

Imagine que quiere cruzar la ruta pero no puede por la niebla. Imagine que ese fenómeno meteorológico impide que un barco pueda atravesar un canal. Imagine que siente el olor nauseabundo que sale de un basural. Ahora imagine un aparato que elimine todos esos problemas. Deje de imaginarlo: esa tecnología existe y fue creada por un uruguayo.

El exdecano de la Facultad de Ingeniería y exrector de la Universidad de la República, Rafael Guarga, creó el Sumidero Invertido Selectivo. Es un invento patentado en el exterior capaz de controlar un problema en el canal de Panamá, que generará ahorros millonarios.

Es que la empresa que gestiona el canal, la vía de navegación interoceánica entre el Pacífico y el Atlántico, moviliza US$ 3.500 millones al año, lo que da una cifra cercana a los US$ 10 millones por día. En todos los otoños e inviernos, durante cuatro días y medio, queda inutilizada por la niebla. Es decir, se pierden US$ 40 millones al año.

El proyecto comenzó con un concurso para los empleados del canal en 2017. El que lo ganó contactó a Guarga, quien se puso manos a la obra. Lo primero fue medir. Lo hizo con termógrafos capaces de calcular la densidad de la niebla que aparece en el Corte Culebra, un tramo del canal de 11 kilómetros con forma del reptil. Allí detectaron que es en la única parte donde se genera el fenómeno conocido como “niebla de radiación”. ¿Qué características tiene? “No se forma en el agua. Se forma sobre la tierra. El Corte Culebra es donde menos agua existe, por lo que es donde más ataca la niebla”, comentó. Se forma en las noches claras y calmas y en las zonas bajas donde se acumula humedad y aire frío.

Tras obtener esa información, el proyecto continuó sin contratiempos. El siguiente desafío era ver si la tecnología uruguaya podía disipar la niebla. En setiembre, luego de más de un mes de viaje, llegaron los tres equipos. Se montaron en 10 días y fueron ubicados en una superficie pequeña en forma triangular.

Los aparatos tienen un motorreductor y hélices, de cinco metros de diámetro, que permiten drenar el aire frío y lanzarlo hacia arriba. “Lo hace en caudales muy importantes: de 200 metros cúbicos por segundo”, comentó.

Para comprobar si funcionaba se usó una linterna cuya capacidad de alumbramiento alcanza los 200 metros. Segundos después de encender la luz, observó una camioneta blanca que estaba estacionada a esa distancia. “Fue muy emocionante (…) Esa fue la primera evidencia: lo que la teoría decía se cumplió”, comentó.

Las autoridades del canal estaban en el lugar observando la experiencia y quedaron satisfechas por los resultados.

Ahora, se busca medir con precisión el alcance externo. El  próximo objetivo será ver hasta dónde puede llegar el control de la niebla fuera de ese triángulo que se eligió para la primera experiencia. Eso determinará cuántos aparatos más deben sumarse. “Cuanto más amplio sea el control, más barata es la solución”, acotó.

Protegiendo los cultivos y una escuela rural

En la década de 1990, la empresa de Guarga se inició con el proyecto para el control de heladas. El equipo mecánico que idearon drena de forma selectiva el aire más frío, que es el que más daña a los cultivos y evita que se mueran. “Lo lanza hacia arriba en forma de chorro vertical”, explica el sitio web de Frost Protection, la empresa que dirige el ingeniero uruguayo.

Guarga llegó a realizar un proyecto para la Intendencia de Montevideo para controlar el olor que genera el vertedero de basura de Felipe Cardoso. Esto se debe a que en las noches claras y calmas, sobre todo en el verano, cuando la gente tiene las ventanas abiertas, esos fluidos invaden algunas casas. “Es un proceso de la misma naturaleza que se llama flujos catabáticos, que se da porque el aire más frío se desplaza hacia abajo y arrastra el olor”, comentó. Hasta ahora, el proyecto no pudo llevarse a cabo porque le dieron prioridad a otras inversiones, pero Guarga estima que se concretará en los próximos años.

Hubo otro proyecto para controlar la niebla frente a la escuela 18, ubicada sobre la ruta 3, a la altura del kilómetro 83,5. El objetivo era combatir los problemas de visibilidad en un tramo “muy peligroso”, según había dicho el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, para que los niños puedan cruzar con seguridad. Al final, tras la protestas de una vecina por el ruido que generaba el aparato que Guarga instaló, se decidió sacarlo. “En algún momento, con mis finanzas, lo voy a poner en funcionamiento porque es absurdo”, agregó.

El debate que generó en Uruguay este tema llegó a oídos de un empleado de Panamá, quien contactó al uruguayo para llevar esta solución al canal interoceánico.

La firma uruguaya ganó este mes otra licitación internacional para colocar su tecnología en la ruta A8, que une Francia con el norte de España y es utilizada por miles de turistas. En un tramo de cuatro kilómetros, es muy frecuente la existencia de niebla de elevación: aire húmedo que viene del mar Cantábrico y llega a la autovía situada a 600 metros sobre el nivel del mar. Al elevarse, el aire húmedo se enfría y aparece la niebla, la que ha causado accidentes con la participación de varios vehículos.

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