El presidente ruso, Vladimir Putin, no asistirá el sábado próximo al funeral del último jefe de Estado de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, informó este jueves el Kremlin.
"Sabemos que la ceremonia principal será el 3 de septiembre, al igual que el funeral, pero la agenda del presidente no le permitirá estar allí", declaró a la prensa el vocero presidencial, Dmitri Peskov.
El portavoz agregó que Putin ya visitó el hospital moscovita donde murió Gorbachov para rendirle homenaje y "colocar flores en su féretro", según la agencia de noticias rusa Sputnik.
El vocero dijo que la ceremonia para el fallecido líder soviético tendrá "elementos de funeral nacional" con una "guardia de honor" y organizado "con la ayuda del Estado".
A diferencia de un funeral de Estado, no se ha anunciado la asistencia de mandatarios ni exautoridades gubernamentales de otros países.
La ceremonia de despedida será en la Casa de los Sindicatos de Moscú, en la Sala de las Columnas, el mismo sitio donde en 1953 fue velado el entonces jefe soviético, Joseph Stalin, y luego otros mandatarios.
Tras el funeral, el mismo día, se hará el entierro en el cementerio de Novodevichi, lugar en el que son enterradas las grandes personalidades rusas, informó la Fundación Gorbachov.
Gorbachov falleció el martes, a los 91 años, de una enfermedad grave y prolongada, aunque no especificada.
Había asumió la jefatura del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1985 y en marzo de 1990, fue nombrado presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En ese período distendió las relaciones con Estados Unidos mediante tratados firmados con los presidentes norteamericanos Ronald Reagan y George Bush, terminando con la Guerra Fría -y el peligro de hecatombe nuclear- vigente desde 1945.
Pero las reformas económicas y políticas que aplicó para modernizar el sistema socialista bajo el lema de la perestroika y la glasnost culminaron con la autodestrucción del sistema soviético.
En 1990 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, pero el surgimiento de fuertes nacionalismos terminó con la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en diciembre de 1991, tras lo cual renunció.
Putin, que entonces era un agente secreto del KGB en Alemania Oriental, fue elevado a la categoría de jefe del sucedáneo ruso por el primer presidente de la Federación Rusa, Boris Yeltsin, a quien sucedió tras su renuncia en el año 2000.
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