Luis Suárez fue la gran figura del Atlético de Madrid, que este sábado se coronó campeón de la Liga Española. El delantero uruguayo marcó 21 goles en la temporada y los dos últimos fueron determinantes.
En la penúltima hizo el 2-1 en el minuto 88 contra Osasuna, lo que le permitió a su equipo llegar a la definición dependiendo de si mismo. Y este sábado, el Pistolero volvió a marcar el 2-1 para el triunfo frente a Valladolid, lo que valió la liga, porque a la misma hora también ganó Real Madrid frente a Villarreal. Si Atlético terminaba empatado, el campeón era el equipo blanco por diferencia de goles.
Luego del partido en Valladolid, Suárez lloró sentado en el campo de juego, mientras recibía una videollamada, seguramente de sus hijos.
Además de Suárez, otros dos uruguayos se coronaron como integrantes del plantel rojiblanco: José María Giménez y Lucas Torreira. Al final del partido los tres compatriotas se juntaron junto a la bandera uruguaya para tomarse una fotografía.
Torreira lució una remera con un recuerdo a su mamá, a quien perdió este año víctima de la pandemia de covid-19.
Hay un cuarto uruguayo que fue campeón este sábado con Atlético de Madrid. Es el preparador físico Óscar Ortega, integrante del cuerpo técnico de Diego Simeone.
A la salida del estadio José Zorrilla de Valladolid, Suárez continuó el festejo con los miles de hinchas del Atlético que se congregaron para seguir desde afuera las incidencias del partido.
Suárez compartió en sus historias de Instagram los saludos que recibió de sus amigos y excompañeros del fútbol, como Neymar, Diego Forlán y Nicolás Lodeiro, entre otros.
Simeone definió a Suárez, a quien rescató esta temporada para su equipo después de que Barcelona no le renovara el contrato.
"Es un hombre de raza, desafiante, un goleador, un tipo que ante la salida de un extraordinario club como es el Barcelona dijo quiero seguir mostrando que estoy vigente", señaló.
Suárez, que ya había rescatado a su equipo el fin de semana pasado ante Osasuna, volvió a ser fundamental en un partido, que el Atlético empezó nervioso y precipitado ante Valladolid, que terminó descendiendo a Segunda División (junto a Huesca y Eibar) y por eso el uruguayo también consoló a sus rivales.
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