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El "olor raro", sillones en la vereda y almohadas en árboles: crónica de una explosión en Villa Biarritz
Por Mateo Piaggio
En las calles: camiones de bomberos, autos y ambulancias. En la vereda: ladrillos, un sillón destrozado y la baranda arrancada de un balcón. Sobre el pasto del parque Villa Biarritz: vigas, vidrios, partes de sillas y persianas. En ramas de árboles: telas, almohadas y almohadones. La explosión de este viernes en el edificio de Leyenda Patria e Hidalgos dejó tres heridos graves y familias conmocionadas.
Tres amigas hacían ejercicio en el parque cuando vieron al edificio explotar. Una de ellas vivía allí. Fue exactamente a las 9:05 de la mañana. Se quejaron de que los bomberos demoraron quince minutos en llegar.
Un trabajador iba caminando y los restos le volaron por encima de la cabeza. Los vidrios de los edificios de al lado estallaron. Pero así también lo hicieron algunas ventanas que rodean el parque. Una vecina de la zona contó cómo saltó su cama; otra cómo todo su edificio tembló. Una mujer le confesó a El Observador que primero pensó que era un atentado.
Daniel Viñas, vivía en el piso séptimo y recién había salido del edificio cuando explotó. Minutos antes bajaba por el ascensor. Horas más tarde, en conversación con El Observador, se puso a pensar en lo que hubiera sucedido si tomaba el ascensor apenas un poco más tarde.
La empleada de su casa le dijo al llegar que sentía olor a gas. Él se reconoció poco sensible sobre los olores y se fue de la casa. Había manejado un par de cuadras cuando sintió la explosión. Ni siquiera pensó que era su edificio. Unos minutos más tarde lo llamaron y volvió. Los dos ascensores estaban destruidos.
Los pisos dos, tres y cuatro presentaban una imagen como las que deja un "misil en Ucrania", comparó Daniel. Subió por las escaleras al apartamento donde estaba su esposa, la empleada, su hijo y el perro. Estaban todos sanos, aunque habían perdido todos los vidrios y se había roto la puerta. Las pertenencias estaban desperdigadas por el suelo.
"En el piso ocho hay una persona no vidente, mayor", recordó Daniel y lo fueron a sacar. Luego pudo ingresar al Casmu. También en el décimo piso vivía su suegra. Su esposa chequeo que estuviera bien. Por otro lado, su hijo contó que salía de su casa para dar un parcial cuando la explosión le abrió la puerta.
Alicia, una trabajadora del edificio llegó alrededor de las nueve. Estaba en planta baja y hablaba con la recepcionista. Los escombros las cubrieron y tuvieron que escapar por su propia cuenta. Si bien no sufrieron heridas, más allá de los golpes, le insistieron a las emergencias que las trataran.
Alejandro había vuelto a su apartamento en el quinto piso, después de dejar a sus hijas en el colegio. "Me estaba armando un mate y sentí un estruendo impresionante", contó el hombre, con una venda rodeándole la cabeza y "un poco mareado, pero todo bien",
En el momento no entendió nada y sintió "vidrios que se te vienen arriba, marcos que se te caen". Después de entrar en razón, bajó "enseguida" a la calle.
También reconoció cierto "olor raro" por varios días.
