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El samurai que cocina

El director de Zetasoftware, Mario Celano Meyer, asistió al encuentro anual de Genexus y reflexiona sobre dos charlas que lo inspiraron
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06 de octubre de 2014 a las 00:00

Ha finalizado otro Encuentro GeneXus, uno de los eventos más importantes de Uruguay en lo que respecta a tecnología y negocios.
Pero este evento no es sólo eso, creo que es algo más trascendente. Por lo menos a mi entender, el Encuentro GeneXus es una muestra genuina, real y tangible de otro Uruguay.

Un Uruguay que (sospecho) la gran mayoría desconoce y que debería conocerse más ya que muestra lo mejor de nosotros mismos, de lo que somos y de lo que podríamos llegar a ser.

Pero como este blog trata sobre emprendedores trataré de hablar sólo desde ese ángulo. Y es que luego de estar tres días en contacto con más de 4.000 personas (la cuarta parte de ellas procedentes del exterior), uno sale con una sensación de orgullo, entusiasmo, ganas de hacer y optimismo, que pocas veces se siente.

Este año asistí a pocas charlas, pero hubo dos que me llamaron mucho la atención; una de ellas hasta me conmovió profundamente.
La primera fue la de Sylvia Chebi llamada simplemente “Guía para emprender en Uruguay”.

A esta altura como se imaginarán he visto infinidades de entrevistas, leído libros, visto charlas, y todo lo que pueda referir a cómo emprender etc etc. Pero en esta charla Sylvia dijo cosas que nunca antes había escuchado. Y no fueron frases grandilocuentes, o consejos al mejor estilo gurú, menos aún frases recontra trilladas que por lo general cuando investigo quien las dice vienen de gente que solo se viste de emprendedor pero no tiene ni un emprendimiento exitoso y rentable en su haber.

Me sentí muy identificado en prácticamente todo lo que dijo Sylvia porque viví cada una de sus frases y consejos. Entendí cabalmente lo que quería decir cuando hablaba de pasión, de tener un equipo camiseteado, de conjugar el verbo hacer más que el de hablar, de pensar y reflexionar siempre, de tener suerte, de no sentir vergüenza por sacar un producto al mercado aunque no fuese perfecto, de tener foco y nunca perderlo, y sobre todo de perseverar y perseverar y perseverar.

Lo de Sylvia fue una clara definición del emprendedor que a mí me gusta, de esos que paradójicamente no se visten de emprendedores y muchas veces no saben que lo son, con mensajes del tipo “si querés crear una startup porque está de moda o querés fama, las probabilidades de que tengas éxito son muy bajas”.

La otra charla “Recetas ancestrales, estrategias para el éxito” fue la de un chef japonés llamado Takehiro Ohno. Creo que al finalizar la gran mayoría de los presentes quedaron emocionados y muchos (me incluyo) con los ojos empañados. Takehiro Ohno, este “Samurai” vestido de cocinero, de lo único que no habló fue de cocina, y creo que ese era el plan.

Procedente de una familia con ancestros Samurai (sí, verdaderos Samurai) hizo un breve racconto desde su infancia hasta hoy día y todo su gran periplo por el mundo persiguiendo ferozmente su vocación. Hay que ver el video que espero esté disponible pronto. No obstante puedo resumir algunos de sus consejos Fuu Rin Ka y la filosofía Samurai, adaptados a los emprendedores:

-Sé rápido como el viento: Toma decisiones rápidas creyendo en tu visión.
-Sé silencioso como el bosque: Estudia y escucha, y no te dejes aturdir.
-Sé feroz como el fuego: Una vez decidido, aplica todas tus fuerzas.
-Sé inamovible como la montaña: Confía en ti, siendo firme con lo decidido.

Para finalizar y ya que estamos en tiempos electorales me gustaría mencionar que no ví personalidades políticas en el evento. No digo que no fue ninguno, solo que yo no las ví.

Sin ánimo de ofender creo que los dirigentes de este país, salvo contadas y honrosas excepciones, siguen pensando en las tradicionales industrias e ignorando totalmente la industria que está cambiando al mundo: la de las tecnologías. Basta ver que la gran mayoría desfilan por la Rural del Prado convencidos que ahí deben estar, aunque sea para ver una vaca de cerca. Y está bien. Pero quizás deberían mirar un poco más afuera y sobre todo hacia adelante para darse cuenta de una vez por todas que en el mundo la cosa viene por otro lado, y que Uruguay no sólo tiene una capacidad agroindustrial de primer mundo, sino que también tiene una industria de software de nivel mundial clase A, como la que rodea todo el universo GeneXus, con la cual podemos ser sin lugar a dudas un referente global.

*Director de Zetasoftware
@mariocelano

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