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El sistema que engorda de a 2.000 toneladas por día: ¿cuánto más aguanta la disposición final en Montevideo?
El año pasado entraron al vertedero Felipe Cardoso 831 mil toneladas de residuos, entre despojos de hogares, comercios e industrias. Eso equivale a vaciar cada día unas seis piletas olímpicas en el sitio de disposición final de residuos de la Intendencia de Montevideo (IMM).
Aunque con caídas pronunciadas en abril y mayo —cuando ante la incertidumbre por un todavía bastante desconocido coronavirus las personas ajustaron la economía del hogar y varios comercios tuvieron que bajar la cortina—, el 2020 fue similar en materia de cantidad de residuos despojados respecto al 2019 y el 2018. Apenas presentó variaciones no mayores al 3% entre unos y otros.
Así surge de la respuesta a un pedido de informes cursado por El Observador a la comuna que, al concentrar a la mitad de la población uruguaya, administra el porcentaje más abultado de los descartes del país.
¿Hasta cuándo puede soportar Felipe Cardoso que cada día le suelten el equivalente a 15 ballenas azules sobre su terreno? Desde la administración de Daniel Martínez está pautada la ampliación del sitio, en una obra denominada "Valle Cepeda" que la gestión de Carolina Cosse entiende que es "urgente" llevar a cabo. El proyecto implica usar el tramo de camino Cepeda entre Oncativo y Felipe Cardoso, que discurre al costado del vertedero.
La obra estaba prevista en el Fondo Capital por una inversión de US$ 6,5 millones. Aunque los plazos del fideicomiso expiraron, la comuna lo financiará. A esta fecha la licitación para el proyecto está en una etapa avanzada.
La ampliación va a permitir extender la vida útil del vertedero por unos seis años, mientras que si se lo dejara intacto la capacidad se vería desbordada en cuestión de poco más de un año. No obstante, un escenario de colapso es improbable, puesto que la IMM siempre puede echar mano a terrenos linderos o predios de su cartera. Pero las más de 2.000 toneladas diarias de residuos van a seguir entrando.
De vuelta al ruedo
A mediados de 2018 se configuró en las instalaciones de la disuelta Cooperativa Felipe Cardoso (Cofeca) la planta 5 Bis. Allí comenzó a operar una cooperativa de clasificadores, trabajando con lo volcado por camiones que derivan desde la entrada del vertedero para que vuelquen sus residuos en el predio.
Desde esa fecha creció el porcentaje de desechos que permanecieron en la planta —es decir, que pudieron ser recuperados y comercializados—, aun cuando lo que efectivamente es redireccionado a ese predio continúa siendo muy marginal dentro del total. En 2018 poco más del 1% del total de residuos que arribaron para su disposición en el vertedero fue derivado a planta 5 Bis. Dentro de ese porcentaje, los clasificadores lograron rescatar casi el 22% del kilaje volcado.
Al año siguiente, recibieron el 2,6% del total, dentro de lo que recuperaron por encima de un tercio. En 2020 derivaron un poco menos de kilaje respecto al año anterior, pero ya se hicieron del 37%.
La planta 5 Bis fue uno de los primeros focos de atención de Carolina Cosse, que antes de cumplir sus primeros 10 días en el palacio municipal prometió al sindicato de los clasificadores que cercaría el predio. La Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos y Sólidos (Ucrus) había reclamado porque la cantidad de trabajadores que se arrimaban a hacer un jornal pasó de 60 a 150, debido al aumento de desempleados.
Una vez que la planta quede cercada y un guardia exija un certificado para el ingreso, la Ucrus calcula que unos 100 clasificadores quedarán por fuera, según dijo a El Observador la presidenta, Patricia Gutiérrez. Para ese conjunto de personas el sindicato pretende que la comuna preste un predio lindero —que ya cuenta con instalaciones mínimas, como un galpón y baños— para que puedan seguir trabajando.
Fuentes de la IMM indicaron a El Observador que el terreno —situado sobre Cochabamba— aún no está adjudicado. Gutiérrez comentó que hay otro pretendiente para el lugar: la organización Segunda Oportunidad, que nuclea a clasificadoras mujeres que también buscan operar en el vertedero. "Le dijimos (a la IMM) que si le autorizan ese predio, vamos a tener una guerra. No queremos más oenegés", sostuvo la presidenta del sindicato, que el año pasado concretó una transición hacia un modelo de cooperativas autogestionadas.
De una u otra manera, cada vez más kilaje irá destinado a iniciativas de clasificación, en lugar de acabar compactado en los rellenos sanitarios capitalinos.
"Es como la Libertadores"
"Hay cosas que siempre en algún lado las vas a tener que tirar —explicó Inés Tiscornia, coordinadora adjunta de Gestión Ambiental en la Universidad ORT—. Para eso están los rellenos sanitarios". Hoy Felipe Cardoso cuenta con este mecanismo, basado en la impermeabilización de una parte del terreno para evitar el drenaje de contaminantes, la captura y quema de los gases liberados, y una planta de tratamiento de lixiviados —materia orgánica presente en residuos sólidos que se degrada y forma un líquido de color negro—.
"Después hay un montón de cosas que se pueden derivar. Los residuos de escombros ocupan mucho espacio", apuntó la académica. La intendenta Cosse convocó en enero a la Cámara de la Construcción para la firma de un convenio, con el proyecto de crear una planta de reciclaje de los residuos de obra civil, que suponen más de un tercio del total del peso. El acuerdo aún no está cerrado, informó el presidente de la cámara, Diego O'Neill, aunque estimó que en un mes ya podrá firmarse.
Un parteaguas en la gestión de los descartes será la reglamentación de la ley de Residuos, aprobada a fines de 2019. El Ministerio de Ambiente apuesta a "dejar el mayor porcentaje posible de reglamentaciones definidas antes de fin de año". "Es como la Libertadores: estamos en la fase de preselección, pero para el campeón falta", dijo el subsecretario de Ambiente, Gerardo Amarilla, a El Observador. "Esto posiblemente impacte en los costos y no queremos generar normativas que terminen provocando tensiones", añadió.
Uno de los propósitos de la norma es reducir el enterramiento y aumentar la valorización de descartes, con medidas que deberán quedar estipuladas en el Plan Nacional de Residuos, que luego cada intendencia adaptará a su departamento. Amarilla indicó que la recuperación del nailon será uno de los objetivos, así como también una variedad de plásticos, buena parte de los cuales no son clasificados. El gobierno descarta la incineración —un mecanismo utilizado en gran escala por Japón— como alternativa a los vertederos.
Para Tiscornia todavía hay mucha tela para cortar en materia de compostaje, con descartes domiciliarios como yerba y cáscaras de frutas. "Se dice que hay tres tipos de vecinos: los que reciclan por voluntad propia; los que lo hacen si les ponés el contenedor en la casa; y los que empiezan una vez que los multás. Lo de la multa es delicado, pero sí podría haber un descuento en los tributos domiciliarios como incentivo", opinó a título personal.
A partir de este miércoles la cartera iniciará un ciclo de talleres sobre la temática. Para la académica Tiscornia, "lo esencial es cambiar la cabeza".
