El Sosita de River

Le temblaban tanto como cuando a los 14 años se vino desde Colonia a Montevideo a vivir en una casita que tiene Fénix. ¡Con 14 años! Lo descubrió el Pacha Barilko y lo trajo a la capital.

"Vine para la Sexta de Fénix. En la casita vivíamos con Urruti, Mejía, Waterman y Lerda, entre otros. Íbamos a comer a la sede de Capurro y allí nos cocinaba la señora Marga", recuerda.

Claro que la limpieza de la casa iba por cuenta de los futbolistas, más allá que dos veces por semana iba una empleada.

"Hacíamos las camas y limpiábamos nosotros, porque sino, la convivencia se hubiera hecho imposible. Éramos como una familia", agregó.

No fue muy bien recibido en la capital porque a los pocos días, le robaron el celular por la zona de Tres Cruces. Y sí..., le temblaron las piernas.

Edgardo López Báez fue el técnico que lo marcó. "Me hizo despegar como futbolista. Además, extrañaba tanto a mis padres que me iba para Colonia y no entrenaba. Un día me habló: 'Mirá, yo te veo condiciones, pero si seguís así, no vas a llegar', me dijo. Me marcó la cancha y tenía razón".

Y agrega: "Es que yo dejé la tranquilidad de Colonia y vine a Montevideo. Dejé atrás a mi familia, a mis amigos. Acá había empezado a estudiar en la UTU porque había llegado hasta tercero de liceo, pero abandoné. Hasta el día de hoy me arrepiento".

Su padre José fue carnicero y hoy tiene otro trabajo. Su madre Susana se fue a vivir a Tandil en Argentina y tiene un kiosko que está abierto las 24 horas. Siempre fueron una familia de trabajo y la crisis de 2002 les pegó duro, como a todos los uruguayos. Por eso, emigraron a España. Facundo tenía siete años. Hasta que regresaron siete años después.

"Por suerte, en casa nunca faltó nada, nos pudimos dar muchos gustos. De todas maneras, a veces yo ayudaba con algún dinero. Lo hacía de onda, o a veces porque me pedían prestado mis viejos", dice.

Recuerda que de niño, su padre le empezó a decir "Sosita", porque sostiene que se parece mucho a Ruben Sosa.

"Además, él era mi ídolo. Siempre fui hincha de Nacional y mi padre no sé cómo hacía, pero siempre me conseguía camisetas con su nombre en la espalda que yo usaba", recuerda.

En Fénix jugó con Alexander "Cacique" Medina. Con el tiempo, este empezó a dirigir la Tercera de Nacional y le preguntó si quería jugar allí. No lo dudó.

"Mejoré físicamente, fuimos campeones, estoy conforme con mi pasaje por Nacional. Con el Cacique teníamos movimientos preestablecidos que hacíamos en los partidos", explicó.

De los futbolistas de Primera, quien más le hablaba era Martín Ligüera. "Siempre me daba consejos, que si las cosas no iban bien, que no decayera. ¿Sosita? Nunca me lo crucé, no tuve esa suerte".

Pese a que fue tercero en el Sudamericano sub 20 jugado en Uruguay, tiene el mejor recuerdo por la selección y de Fabián Coito.

"Con la selección todo es hermoso. Es una camiseta distinta y vivís todo de otra manera. El apoyo de la gente en ese Sudamericano fue increíble", dijo Boné.

Respecto a Coito, recuerda que le dejó "una enseñanza bárbara. Si no eras buena gente, más allá de lo que pudieras mostrar en la cancha, no te tenía en cuenta. Pasaba lo mismo con el Maestro Tabárez que iba a vernos y nos daba a veces charlas en general".

Es que según entiende Facundo "estás representando a tu país y no lo podés dejar mal parado, por ejemplo, en un viaje al exterior".

Donde no le temblaron las piernas fue en el debut del domingo pasado con River Plate en Belvedere. Fue un azote para toda la defensa de Liverpool y colaboró con un gol en la victoria por goleada 4-0.

"River es un muy buen club. Tuvimos un arranque soñado para poder preparar el partido que viene más tranquilos porque no estamos muy cómodos en la tabla del descenso. Es increíble porque hace mucho tiempo que River no está complicado. Pero lo vamos a sacar de esa zona", dice con seguridad. Y añade: "(Pablo) Tiscornia me dijo que buscaba un hombre con zurda para poder habilitar a Juan Manuel Olivera y por suerte, empezamos bien".

El presente le sonríe. Hace tres años y medio que está en pareja con Melanie y están a punto de vivir juntos. Su hermano menor, Diego, se vino de Colonia a la Sexta de Fénix y estudia en la misma UTU a la que fue él. La gran diferencia es que no vive en la casita de los albivioletas, sino que lo hace en la casa de Facundo.

Su padre José no se pierde ningún partido suyo y cuando puede va a visitar a mamá Susana a las sierras de Tandil. "La extraño mucho", cuenta.

Facundo sigue creciendo en la vida y en el fútbol. River le abrió las puertas y hoy tiene a "Sosita", como le puso su viejo hace años allá en Colonia.