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En 1933 Uruguay legalizó el aborto y desató el debate social

Una reforma del Código Penal permitió esa práctica médica hasta 1938
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29 de septiembre de 2012 a las 21:18

El año 1933 es recordado en los libros de historia de Uruguay por el golpe de Estado de Gabriel Terra. Pero también fue el año donde, pocos meses después de ese hecho, en diciembre, Uruguay legalizó el aborto. La reforma del Código Penal ubicó al país como uno de los pocos que permitió esa práctica médica que hasta hoy genera polémica y divide opiniones en la sociedad.

El proyecto tuvo apoyos y detractores y subsistió, a los tumbos, cuatro años, hasta que en diciembre de 1937 se estableció por ley el mecanismo de penas que rige hasta hoy, y que está a punto de cambiar con el proyecto aprobado la semana pasada en Diputados.

El país
En 1933, el mundo trataba de salir de la peor crisis financiera que se conocía hasta ese momento, la de 1929, con Estados Unidos como protagonista. El efecto negativo llegó a Uruguay y la economía sintió la baja de los precios internacionales de las materias primas y alimentos. También se supo lo malo que fueron las medidas proteccionistas de otros mercados que trabaron exportaciones. Así el desempleo aumentó y con él, el descontento popular dirigido por comerciantes y ruralistas que ponían en tela de juicio las reformas batllistas y criticaban el peso impositivo.

El año 1933 fue también cuando Nacional y Peñarol igualaron en puntos en el campeonato uruguayo y debieron jugar una final que quedó marcada por el “gol de la valija”, luego anulado, cuando se estableció que la pelota ingresó a la cancha tras rebotar en la valija del kinesiólogo de Nacional. Después de varios encuentros en empate, los tricolores ganaron el trofeo con un 3-2 sobre el rival con tres goles del “Manco” Héctor Castro. En aquellos años estaba fresca la primera gran victoria del fútbol mundial en el 30, con la celeste dando la vuelta olímpica en el Estado Centenario.

Aquella era una sociedad reservada donde los problemas familiares se barrían hacia adentro de las casas y en las calles se escuchaba tango. Una nota periodista sobre Carlos Gardel y su lugar de nacimiento estaba en portada. Había pocos autos, un transporte público de tranvías eléctrico y la Orquesta del Sodre dirigida por Lamberto Baldi, estrenaba una obra del compositor Eduardo Fabini.

Los grandes sanatorios de la época –que algunos perduran hoy– eran el Italiano, el Español, el Inglés y Fraternidad. Uruguay daba la imagen de un país europeizado con tasas de mortalidad y de analfabetismo en descenso que lo separaban del resto de América Latina.

El autor
Con ese país de 1.9 millón de habitantes, que les gustaba hablar de política, fue el penalista José Irureta Goyena, catalogado por entonces de conservador y también conocido por ser un férreo opositor a las reformas liberales de José Batlle y Ordoñez, el encargado de redactar el nuevo Código Penal que en un artículo legalizó el aborto. Su aprobación “a tapa cerrada” ubicó a Uruguay junto a la Unión Soviética con su revolución bolchevique, que lo legalizaron.
El Código se aprobó el 4 de diciembre de 1933 y entró en vigencia en julio de 1934.

La sociedad se polarizó pero muchas mujeres lo vieron como la conquista de un derecho.
Otras victorias de movimientos feministas habían llegado antes como la ley de divorcio “por causal” de 1907, o el divorcio por “su sola voluntad” en 1913. Un año antes de legalizarse el aborto, en 1932 se plasmó el derecho al sufragio de las mujeres.

El aborto libre tenía los días contados. La presión política llevaron a un decreto del Ministerio de Salud Pública, en enero de 1935 –el ministro era Juan Mussio Fournier– que prohibió realizar abortos en los hospitales públicos, lo que limitó al máximo su práctica. (ver apunte).
De todos modos el artículo 325 del Código Penal sobrevivió un poco más en el tiempo y la despenalización de esa práctica continuó.

Los diputados de izquierda Emilio Frugoni y Liber Troitiño defendieron la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Pero el peso de algunos sectores de la sociedad, junto al trabajo fundamentalmente de dos diputados de la Unión Cívica, de orientación católica, Dardo Regules y José Trabal, con el apoyo de legisladores de los partidos Nacional y Colorado que también profesaban esa religión, y el respaldo del Poder Ejecutivo, lograron la mayoría en el Parlamento. Así nació ley 9.763 de diciembre de 1937 que cambió el Código Penal y el aborto pasó a ser ilegal.

La nueva realidad impuso la figura delictiva al aborto con exoneración o disminución de pena para algunas situaciones especiales como la salvaguarda del “propio honor, el de la esposa, o el de un pariente cercano”. Ahora esa realidad está a punto de ser cambiada por el Frente Amplio.

En decreto del MSP
El decreto del MSP de 1935 estableció que como “absolutamente prohibida en todos los establecimientos dependientes del Ministerio de Salud Pública la interrupción del embarazo por razones ajenas a la protección de la vida y de la salud de las mujeres que en ellos se asistan”. Se especificó que los jefes de los servicios sanitarios serán “personalmente responsables” de las infracciones que puede cometer el personal a sus órdenes contra el presente decreto. De haber infracciones, “serán consideradas graves”.

Bajo el gobierno de Terra el Parlamento cambió el Código

En diciembre de 1937 el Parlamento, con Gabriel Terra de Presidente, aprobó la ley 9.763 que modificó el Código Penal declarándolo delito al aborto. La versión taquigráfica de la sesión del Senado de la época muestra los argumentos que usaron los legisladores para cambiar el Código Penal y establecer que el aborto era ilegal.El senador Carlos Perichón dijo que se sentía “feliz” de dar su voto “por la supresión de esta monstruosidad jurídica que es un atentado a la ley sagrada de la naturaleza y una subversión de la más elemental ética humana. Juan Morelli, que fue uno de los senadores que más habló en sala destacó como “el más ilustre penalista del país” a José Irureta Goyena que reformó el Código Penal. A renglón seguido argumentó largamente contra el aborto. “Considero que el aborto es un delito, tal que no hay atenuación posible por la que pueda legalmente eximirse del rigor de la ley. Al mismo tiempo el aborto, señor presidente, es una maniobra que entraña grandes peligros para la madre; es un gran mal para la sociedad y es una amenaza muy grande, como trataré de demostrarlo, para las naciones”. Por su parte, el senador Abalcazar García pidió la palabra para dejar constancia de que votaría negativamente el proyecto de ley, no porque estuviera en contra del contenido, sino por la forma urgente con que se trató, con la cual no estaba de acuerdo.

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