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En 2019 mataron más periodistas en los países "en paz"

El 59% de los 49 asesinados ocurrió en lugares sin guerra declarada. México (10) encabeza ese lastimoso ranking
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28 de diciembre de 2019 a las 05:01

Reporteros Sin Fronteras (RSF) lleva desde 1995 documentando el convulso y peligroso mundo de buscar y difundir información.

Su balance de 2019 registra 49 asesinatos de periodistas en todo el mundo: la cifra más baja en 16 años.

En 2018 fueron 87, 114  en 2015 y 147 en 2012.

Sin embargo, para esta organización creada en 1985, establecida en París, que cuenta con 14 secciones internacionales y corresponsales en 130 países, lo que agoniza es el periodismo.

“Ha disminuido el número de periodistas asesinados en conflictos armados probablemente por dos razones: porque hay menos enviados especiales y menos corresponsales, es decir, se presta menos atención y menos recursos a la realidad internacional, y porque los periodistas han aprendido a ser más cautelosos a la hora de informar desde zona de guerra”, se apunta en la introducción del informe 2019.

Algunos,  de tan cautelosos se han dedicado a otras cosas, quizás menos trascendentes, pero más seguras

El año se caracteriza por la inversión de la tendencia: hubo más muertes en países en paz — 59%, 29 de los 49—. El año anterior, la mayoría de los periodistas (55%) fueron víctimas de una guerra o de un conflicto de baja intensidad. Y esas cifras, apunta RSF, explican otra: a 63% de los periodistas asesinados los mataron o atacaron de forma deliberada, 2% más que en 2018.

Hay menos asesinatos, sí, pero más encarcelados en este año que termina: 389, 12% más que el año precedente, que a su vez había aumentado un 7 por ciento con respecto a 2017.  

La cifra al alza resulta no incluye a los periodistas detenidos arbitrariamente durante unas horas, días o incluso semanas. Los equipos de RSF registraron un incremento de este tipo de arresto, debido a las manifestaciones y protestas que se están desatando en todo el mundo, como sucede en Argelia o en Hong Kong, al igual que en Chile y en Bolivia.

Casi un tercio de los periodistas detenidos —120 de los 389—, subsisten en prisiones de China: la mayor cárcel de periodistas en el mundo. Le siguen en este ranking de sufrimiento y penurias Egipto (34), Arabia Saudita (32), Siria (26) y Turquía y Vietnam (25 cada uno).  Esta media docena de países tienen tras las rejas a 262 periodistas, 70 por ciento del total.

Reporteros Sin Fronteras destaca como de “especial preocupación” las condiciones de los encarcelamientos, que ponen en serios riesgos la salud de los periodistas. “A menudo son  condenados a penas muy duras, e incluso a cadena perpetua, víctimas de malos tratos, enfermos y privados de atención, algunos agonizan lentamente entre rejas.

El informe destaca que 40 por ciento de los encarcelados en China no son periodistas profesionales, “sino ciudadanos que intentan, a pesar de la implacable censura de internet, sortear una prensa tradicional complaciente, sometida a permanente escrutinio y censura”.

La mayor parte de las víctimas de esas detenciones son periodistas uigures, la minoría étnica musulmana que habita principalmente en la región de Xinjiang, en el noroeste de este país asiático.

El poderoso e imperturbable Partido Comunista Chino ha puesto en marcha, denuncia RSF,  “una de las campañas de ingeniería social más perversas de nuestro tiempo sirviéndose de la tecnología más avanzada (como la inteligencia artificial y sus aplicaciones más lesivas) para borrar la cultura iugur”.

En el balance del año se da cuenta de la visita que “el famoso fotoperiodista Lu Guang”, triple ganador del World Press Photo, realizara a Xinjiang para conocer y formar a fotógrafos locales. Fue detenido, pasó varios meses en la cárcel y ahora vive en libertad vigilada. Y dejó de tomar fotografías.

Los récords tristes de América Latina

Inestable y peligrosa. Así califica RSF a la región para el ejercicio del periodismo. Fueron 14 los asesinatos: 10 en México, 2 en Honduras, y Colombia y Haití con uno cada país. “América Latina se ha convertido en una zona tan letal para los periodistas como el Oriente Medio azotado por sus conflictos fatricidas”, sentencia el informe.

Puede ser más grave aún. Hay otros 10 asesinatos cuyos casos, que ocurrieron en Brasil, México, Honduras, Colombia, Chile y Haití,   no están incluidos en el barómetro de RSF porque están en proceso de revisión y verificación.

RSF advierte en la nota metodológica de su informe que “los casos en los que la organización aún no ha podido reunir los elementos necesarios para establecer el vínculo entre la actividad periodística y la agresión permanecen bajo investigación y no se toman en cuenta en este balance”.

México, entre todas las naciones del área, ocupa en solitario el lugar que ningún país quiere ocupar: el de mayor número muertos en el año en un país en paz: 10, la misma cantidad que Siria, que sí está en guerra.

La probabilidad de que los autores de esos crímenes sean juzgados algún día es casi nula porque, según RSF, el país se distingue también por otra tasa perniciosa: 90% de los asesinatos de periodistas quedan impunes.

Cita dos casos el informe en relación a México que evidencia la ineficiencia de las autoridades de ese país –que garantizó plena libertad de expresión al exmandatario Evo Morales durante su reciente asilo–. Se trata de los asesinatos de Norma Garabia Sarduza, en el estado de Tabasco, al sureste del país, y de Francisco Romero Díaz, en Quintana Roo, al sudeste.  Violencia de un lado al otro.

Ella, que llevaba 20 años escribiendo par Tabasco Hoy,  había reclamado protección tras recibir amenazas por una serie de artículos sobre corrupción policial. La mataron el 12 de junio: un auto se detuvo frente a su domicilio y abrió fuego mientras ella hablaba con un familiar.

Él, colaborador de Quintana Roo hoy y creador de la página de facebook Ocurrió Aquí contaba con las medidas de seguridad previstas en Mecanismo de Protección Federal: escolta, botón de pánico. Su cuerpo golpeado y con dos tiros en el rostro fue encontrado el 17 de mayo a unos metros del lugar donde iba a realizar una cobertura.

Disgustar
Alfonso Armada, presidente de Reporteros Sin Fronteras, en la introducción del informe 2019 de la organización cita al reportero estadounidense Ronan Farrow de Financial Times: “Nuestro trabajo es disgustar. Requiere ser tan perseverantes como fastidiosos”.
Ahí está esencia del oficio: preguntar, indagar, incordiar, hurgar, hasta dar con los huesos, con la historia. A veces sí, a veces no.
Armada advierte que más allá de los estados totalitarios, el “mal” se extiende hacia territorios exentos hasta hace poco de  esas sospechas sobre la tarea de informar. “Los periodistas molestan y son atacados por quienes no quieren una mirada independiente sobre las cosas, desde las calles de Cataluña a las manifestaciones de los chalecos amarillos en Francia”, escribe.
En la Unión Europea, apunta el presidente de RSF, están pasando cosas a las que no estábamos acostumbrados.
 Y para quitar peso a tanta desazón que suscitan esos índices de crímenes, encarcelados, secuestrados, desaparecidos, aborda el caso de la periodista asesinada en Malta, Daphne Caruana Galizia, que logró airear corruptelas del gobierno y empresarios afines.
“Sus pesquisas no cayeron en saco roto”, afirma Armada. Y refiere que la reacción familia de Caruana, sus compañeros de profesión, parte de la población, ha hecho que el poder se desmigaje.

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