En hasta dos de cada 10 autos que circulan por Montevideo se fuma

De cada 100 automóviles que circulan en las calles de Montevideo, en 12 a 19 de ellos al menos una persona fuma, según halló el primer estudio uruguayo que estimó la prevalencia del consumo de tabaco en vehículos privados, uno de los territorios en los que aún no está limitado el hábito.

La investigación –publicada recientemente en la revista Tobacco Control– observó además que en un tercio de los vehículos donde viajaba un fumador también iba otra persona, a veces niños, que son una de las poblaciones más vulnerables a los efectos nocivos de la exposición secundaria al humo de tabaco.

Realizado por investigadores de Facultad de Medicina y de Ciencias Económicas de la Universidad de la República junto con expertos de la Unidad de Investigación Clínica y Epidemiológica Montevideo (Unicem), el estudio es también el primero en América Latina que calculó la prevalencia mediante observación directa, es decir, que no se basó en testimonios y encuestas sino que analizó el fenómeno en la calle.

Para llevar adelante este trabajo, un grupo de observadores se ubicó en diferentes esquinas de Montevideo para monitorear los autos que se detenían en esos semáforos. Entre octubre de 2015 y enero de 2016, en equipos de dos personas realizaban cuatro observaciones de una hora en distintos días y horarios y en diferentes barrios de la capital con diferente nivel socioeconómico. Del monitoreo se excluyeron ómnibus, camiones, bicicletas y motos.

Considerado entonces los vehículos privados, los taxis –los únicos autos en los que está prohibido fumar en el país–, las camionetas de escolares y los autos de trabajo que paraban en los semáforos elegidos cuando la luz estaba en rojo, los observadores anotaban en una planilla aquellos en los que alguien fumaba, consignaban la presencia de otras personas en el vehículo –indicando si eran adultos o niños–, el tipo de automóvil y si las ventanas estaban abiertas o cerradas.

En total observaron 10.011 autos e identificaron al menos un fumador en 219 de ellos, lo que resulta en una prevalencia de 2,2%. De los fumadores, casi 75% eran hombres, y en general la tasa de consumo de tabaco fue más elevada en áreas con nivel socioeconómico bajo. Esto es consistente con las encuestas nacionales de prevalencia, que indican que hay más gente que fuma en esos contextos.

El estudio también halló que dos de cada diez vehículos en los que viajaba un fumador eran taxis, "por lo tanto, las personas (...) estaban potencialmente expuestas a humo de segunda mano durante varias horas al día. En los taxis, el comportamiento de fumar también indica el incumplimiento de la prohibición legal y el humo adherido a la tapicería del automóvil puede provocar la exposición de los pasajeros a humo de tercera mano", detalla el artículo.

Sin embargo, Laura Llambí, profesora agregada de la Clínica Médica A del Hospital de Clínicas de Montevideo, coordinadora de la Unidad de Cesación del Tabaquismo de ese centro y autora principal de la investigación, explicó a El Observador que este método de observación directa puede subestimar la magnitud del fenómeno, pues el acto de fumar que se registra es el que ocurre únicamente en el momento del monitoreo.

Por eso, para hallar lo que se llama "prevalencia real", los expertos aplicaron un "factor de expansión", que es una herramienta estadística que le confiere a la muestra el peso proporcional a la población investigada. Así finalmente concluyeron que la prevalencia real del consumo de tabaco en los autos que circulan en Montevideo es de entre 12% y 19%, una variación que deriva de los posibles escenarios que se usan para la estimación.

Los vehículos representan un foco importante para la exposición secundaria al humo de tabaco, pues debido al espacio confinado los niveles de contaminación con partículas finas y nicotina son más altos.

Entre los más de 7.000 compuestos químicos que se han identificado en el humo de tabaco, al menos 250 son nocivos y unos 70 causan cáncer. Según datos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, la exposición al humo de tabaco en el ambiente provoca unas 3.000 muertes al año por cáncer de pulmón entre adultos que no fuman y aumenta el riesgo de otros tipos de esta enfermedad. Además, la exposición a este humo ambiental también irrita las vías respiratorias, afecta el corazón y los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de enfermedad cardíaca en 25 a 30%.

Especialmente, los niños presentan mayor riesgo, porque sus pulmones aún están en desarrollo y porque la frecuencia respiratoria es más elevada. En ellos, la exposición al humo de tabaco se relaciona con mayor probabilidad de padecer síndrome de muerte súbita del lactante, infecciones de oído, resfríos, neumonía, bronquitis y episodios graves de asma, entre otros trastornos.

Particularmente dentro de los vehículos, la exposición al humo de tabaco es aún la más nociva, pues estudios han detectado que cuando alguien fuma en ese espacio la calidad de aire puede ser 10 veces más nociva que la medida al aire libre.

Abrir las ventanas tampoco es una solución, alertan, porque el flujo de aire no es suficiente para reducir los niveles de contaminación. Esto se debe a que las sustancias no solo están en el aire sino que permanecen mucho más tiempo adheridas a la tapicería y otros materiales.

De acuerdo con Llambí, este tipo de estudios de prevalencia en autos permite "visibilizar un fenómeno" en un espacio que usualmente pasa inadvertido frente a los lugares de trabajo y otros espacios cerrados. También informa al fumador sobre los riesgos a los que se expone a sí mismo y a quienes lo rodean, y sobre todo permite conocer la realidad para evaluar si deben aplicarse medidas regulatorias que protejan la salud de la población.

"Pocos países han limitado el consumo de tabaco en autos, y la mayoría lo ha hecho cuando en el vehículo viajan niños", señaló la experta. Por ejemplo, Escocia, Inglaterra, Francia, Australia, Sudáfrica y 10 estados de EEUU han prohibido este hábito cuando hay pasajeros menores de edad –incluso con importantes multas–, alegando razones sanitarias pero también por seguridad en el tránsito. En América Latina aún no hay reglamentación de este tipo.

A nivel preventivo, Llambí asegura que este monitoreo también permite orientar las campañas de cesación del tabaquismo y le recuerda a los médicos que es importante incluir a los autos en sus recomendaciones profesionales para mantener a los vehículos como "ambientes libres de humo de tabaco".

La especialista adelantó que en otros estudios que aún desarrolla su equipo han detectado que en los autos la concentración de contaminantes es tan alta como la que se registraba en las discotecas antes de que se aplicara la ley de 2006, que transformó a Uruguay en el primer país en prohibir el consumo de tabaco en espacios públicos cerrados.

Actualmente, la prevalencia de consumo de tabaco en Uruguay es de 22,2% entre adultos, con el mayor porcentaje en la población de bajo nivel socioeconómico (29,9%) que en sectores de alto poder socioeconómico (17,2%). La ley prohíbe fumar en los taxis, pero no establece límites para hogares y vehículos privados. Según encuestas de 2012, aún se fumaba en 26,4% de los hogares.

Regular el consumo de tabaco en vehículos, opinó Llambí, haría que Uruguay siguiera a la vanguardia en este tema.