Enia: tecnología de "ciencia ficción" al alcance de las pymes

La convergencia de dos equipos que en paralelo buscaban trabajar con tecnologías disruptivas, como big data, inteligencia artificial, robotización, entre otras, fue el germen de Enia, una software factory especializada en soluciones para el uso de datos.

Federico Comesaña, periodista especializado en economía y ciencia de datos -ex editor de Economía de El Observador-; Gonzalo Ávila y Mauro Picó, analistas en computación; y Abraham Rébori, ingeniero eléctrico, conforman el equipo fundador de Enia, aunque prefieren definirse como un "hub de talentos", ya que se acoplan a equipos de trabajo de empresas o grupos de investigación conformados por sociólogos, economistas y psicólogos entre otros, según los proyectos que ejecuten. "Nos insertamos en cualquier etapa de la vida útil del dato, desde su nacimiento hasta la extracción de información que es el punto más relevante", contó uno de los socios, Federico Comesaña. El diferencial de Enia, según sus fundadores, es el abordaje comunicacional del dato. "Buscamos lograr su mejor inserción dentro de la toma de decisiones y la comunicación tanto a la interna de una organización como para el exterior", añadió.

Enia comenzó a investigar proyectos el año pasado y varios de ellos se materializaron este año. Otro de los socios, Gonzalo Ávila, comentó que la etapa de planificación de Enia llevó un tiempo, ya que implicó que todos los fundadores se lanzaran a emprender. "Nos preguntamos qué queríamos hacer en el mercado, con la tecnología, el tipo de proyectos en los que nos íbamos a meter, y diseñar estrategias de negocio rentables para poder vivir de esto", explicó.

El primer proyecto fue en el mercado inmobiliario, para el que se asociaron con Acsa. Eso los definió, según Comesaña. "Ahí nos dimos cuenta que habíamos generado un equipo de trabajo con habilidades complementarias, con una visión en común sobre los temas y hacia donde iban estas tecnologías, y decidimos desarrollarnos como equipo de trabajo en proyectos vinculados con inteligencia artificial y ciencia de datos", dijo.

Una de las motivaciones del equipo de Enia es poder acercar las tecnologías catalogadas por muchas empresas como "de ciencia ficción", a las pequeñas y medianas empresas. "Veíamos que muchas veces las empresas hacían un esfuerzo grande por incorporar estas tecnologías, generaban bases de datos, desarrollaban software específico. Pero si no se tenían en cuenta aspectos vinculados con la cultura organizacional o con dinámicas particulares de los procesos de toma de decisiones, quedaba en la nada e implicaba un desgaste en recursos", especificó Comesaña.

Enia se considera "socio tecnológico" de las empresas para las que trabaja. Ávila comentó que acompañan a la empresa en todo el proceso de implementación de las tecnologías. "Queremos que entiendan que hoy en Uruguay se pueden llegar a hacer cosas que para muchos son descabelladas, pero en realidad no son tan costosas", enfatizó.

En cuanto al público al apunta Enia, en las pequeñas y medianas empresas consideran que hay mayor potencial de apropiación de estas tecnologías. Según Comesaña, es un segmento "que está desatendido, donde hay mucho potencial para diferenciarse, hambre por ser los primeros en tener algo, y mayor flexibilidad para incorporar estos procesos".

La idea del equipo es validar la metodología de trabajo en Uruguay, considerada como "casera y personalizada", adaptada a cada proceso, y luego apostar al exterior. "Estamos preparando algunos viajes a Chile y San Pablo, y la idea es expandirnos el año que viene", adelantó. Sin embargo, el público objetivo de Enia no son únicamente las organizaciones. Según Ávila, la academia los seduce. "Nos interesa brindar herramientas y colaborar con los procesos involucrados en la investigación y generación de nuevos conocimientos". Según Comesaña, en ese campo manejan precios diferenciados.

"Acompañamos a los equipos de investigación a buscar fondos. Queremos meternos fuerte en ese terreno porque entendemos que ahí podemos potenciar un montón de investigaciones, principalmente desde el lado de las Ciencias Sociales", dijo.

Uno de los proyectos en el que los emprendedores están trabajando es la percepción de hechos o personas a partir de comentarios en redes sociales: "Tuvimos que manejar volúmenes de datos enormes y algoritmos estratégicos, para después someter esos modelos ante personas que conocen de opinión pública".

Un proyecto de Enia puede llevar semanas o meses, según el "estado" del dato. A veces la empresa ya tiene la información, otras hay que capturarla, y en ocasiones únicamente hay que generar una visualización o aplicación para el exterior. "Esto tiene potencial de crecer y de alimentarse con tecnologías que se van actualizando todos los días. Nuestra motivación parte de nuestro asombro personal, que nos aleja un poco la frontera de lo posible", dijo Ávila.

Por su parte, Comesaña destacó la posibilidad de nutrirse de profesionales de distintas áreas, para lograr la amplitud de sectores en donde incursionar. "La ventaja de ser una startup y un equipo chico es la flexibilidad", explicó.

La posibilidad de aplicar estas tecnologías a cualquier área de negocios hizo que incluso el sector agropecuario se encontrara en el horizonte de Enia. Enmarcado en el internet de las cosas, está desarrollando un prototipo de un sistema de monitoreo para plantaciones.