Erdogan pide a Putin eliminar del norte de Siria a las fuerzas kurdas

Erdogan no solo reprime a los kurdos en su país sino que bombardea sus bases en territorio sirio. El mandatario fue electo en 2014, luego fue reelecto y en junio próximo se presenta para un tercer mandato.

El Kurdistán es una región con una cultura milenaria, lengua propia y una población de entre 20 y 30 millones de habitantes que no tiene estado propio y sus habitantes se encuentran asentados en cuatro países de Asia Menor, Turquía, Siria, Irak e Irán. Desde hace décadas, reclaman el reconocimiento de su nación y la creación de un estado propio.

Así como históricamente Turquía nunca reconoció el genocidio armenio perpetrado por el Estado hace más de un siglo, Erdogan quiere barrer con la etnia kurda para afianzar el poderío de su país en Asia Menor. De allí que no solo combate la resistencia kurda en Turquía, sino que le reclama al presidente Vladimir Putin que las fuerzas militares rusas actúen en Siria -que todavía está desangrada por una extensa guerra- la eliminación de la resistencia kurda.

"Es importante y prioritario limpiar la frontera de terroristas, al menos a 30 kilómetros de profundidad, de acuerdo con el memorándum de Sochi en 2019", afirmó el mandatario turco en un comunicado, refiriéndose a los combatientes kurdos de las Unidades de Protección Popular (YPG) en el norte de Siria.

El memorándum de Sochi firmado entre las capitales de Turquía y Rusia, Ankara y Moscú,  y estableció la creación de una "zona de seguridad" de 30 kilómetros dentro de la frontera siria para “proteger a Turquía de ataques que podrían provenir (de Siria)”.

El 20 de noviembre, Turquía lanzó una serie de bombardeos en el noreste de Siria en represalia a un atentado que dejó al menos seis muertos en Estambul y que Turquía adjudicó a la resistencia kurda. Ankara acusó a los combatientes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y a sus aliados en Siria del ataque del 13 de noviembre, pero estas negaron su responsabilidad.

Siria vive una guerra civil donde se implicaron las grandes potencias y también se establecieron grupos terroristas como Estado Islámico (EI). El conflicto lleva más de 11 años y el presidente sirio Bashar Háfez al-Ássad tiene acercamiento con Moscú desde que el padre del actual presidente, Háfez al-Ássad, fundador del Partido Socialista Baath, fuera aliado de la ex Unión Soviética (URSS).

Las fuerzas kurdas en Siria también se enfrentan al ejército del actual presidente al-Ássad, de allí que el reclamo de Erdogan a Putin no  va en contra del gobierno sirio ni menos aún de Putin.

Al tiempo que Siria, durante la Guerra Fría era cercano a la URSS, Turquía se alineó con Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), al punto tal que durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962, la contracara del retiro de las ojivas nucleares de territorio cubano fue que Estados Unidos debió sacar sus bases misilísticas de Turquía.

Erdogan, a la vez que es señalado por negacionista y autoritario, mantiene una política exterior abierta que combina diálogo con presiones. Un logro del mandatario turco, en junio pasado, fue tejer el acuerdo para que los granos de Ucrania pudieran salir por el Mar Negro. Eso lo logró dialogando tanto con Vladimir Putin como con Volodomir Zelensky.

Otro costado de la política exterior de Erdogan, como Turquía es miembro de la OTAN, fue vetar el ingreso de Suecia y Finlandia a la alianza atlántica hasta julio de 2023. La fecha es directamente porque en junio hay elecciones generales en Turquía Erdogan quiere garantizarse un nuevo mandato. Fue electo por primera vez en 2014, luego reelecto en 2018 tras reformar la Constitución que estable el mandato de cinco años.

A principios de noviembre Erdogan afirmó que era preciso esperar para la incorporación de los esas dos naciones porque rechaza a Suecia y Finlandia quienes “acogen terroristas turcos”, en referencia a militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

"Hay tiempo hasta julio para decidir sobre el ingreso de esas naciones. Tenemos elecciones en Turquía en junio (de 2023); nosotros tenemos que estar muy tranquilos antes de estas elecciones", dijo en noviembre Erdogan en una rueda de prensa en Ankara.

Suecia y Finlandia solicitaron su ingreso en la OTAN en mayo, en el contexto de la guerra en Ucrania. Sin embargo, es preciso que lo acepten todos los miembros de la organización atlántica. Turquía planteó una extorsión a sus socios acusando a esos países de acoger a “terroristas turcos”, en referencia a los kurdos. Además, el mandatario turco denunció a esos estados nórdicos de prohibir la exportación de armas a su país al que acusan de reprimir brutalmente la resistencia kurda.

La fuerza de Erdogan quedó a la vista cuando al cabo de tres meses, Suecia y Finlandia revocaron la prohibición de exportar equipos militares a Turquía, tratando de allanar el voto afirmativo de ese país para el ingreso a la OTAN.

A raíz de eso, las relaciones entre Turquía, Suecia y Finlandia están en un nuevo capítulo. Erdogan se reunió con el primer ministro sueco Ulf Kristersson en Ankara para hablar del proceso de adhesión. Tras el encuentro, Erdogan dijo que espera ver medidas concretas por parte de Suecia para cumplir con "las obligaciones antiterroristas".

"Deseamos sinceramente que la adhesión de Suecia a la OTAN se consolide", declaró el mandatario turco, señalando además que Suecia debe "apoyar (sus) propias preocupaciones en materia de seguridad".

La realidad es que esos países nórdicos dieron asilo a ciudadanos de la etnia kurda desde donde hacen denuncias sobre la represión turca. Para Erdogan se trata de un “accionar terrorista” por parte del PKK. El mandatario turco logró que la Unión Europea considerara como terrorista al PKK y también a las milicias kurdas de Siria, llamadas Unidades de Protección Popular (YPG), a las que Ankara considera una rama del PKK. 

"Vemos a los terroristas con sus banderas marchar por la calle en Suecia y Finlandia. Nuestro pueblo nos pregunta si no vemos esto. Nosotros hacemos política. Tenemos elecciones en siete meses y debemos mostrar nuestra postura al pueblo. Nuestros amigos lo entenderán",

El mandatario sueco prometió a Erdogan que su país "implementará plenamente" el acuerdo y que intensificará la lucha contra el terrorismo. "Suecia considera al PKK una organización terrorista, al igual que hacen la Unión Europea y Estados Unidos. Mi gobierno ha sido elegido con un mandato para priorizar la ley y el orden. Esto incluye enfrentarse al terrorismo y a organizaciones terroristas como el PKK", dijo Kristersson. 

"Quiero tranquilizar a todos los turcos, Suecia cumplirá con todas las obligaciones contraídas con Turquía en la lucha contra la amenaza terrorista", añadió en aquel encuentro.

Erdogan ahora va a buscar en Moscú el apoyo para cerrar el círculo y terminar con la resistencia kurda. En efecto, para Putin, el presidente de Turquía es una pieza clave en la búsqueda de un acuerdo que permita terminar la guerra en Ucrania. Un objetivo demasiado lejano para un Putin sin aliados en Occidente y con una China que tomó distancia de Rusia.

Turquía, en su política exterior de equilibrios le pide ahora al mandatario ruso su intervención en Siria para tratar de liquidar la resistencia kurda. Si Moscú cumple, Ancara probablemente continúe como mediador central del difícil diálogo para buscar un camino de paz en Ucrania.