Luis Lacalle Pou

Opinión > EN CLAVE

Es ahora: a Lacalle Pou se le acaba el tiempo para los cambios

A más tardar en el final del primer semestre del próximo año, el presidente debe dar señales de que la economía y la seguridad están mejorando
Tiempo de lectura: -'
14 de octubre de 2022 a las 14:27

Es ahora, decía el jingle de Luis Lacalle Pou en la campaña que lo llevó a la presidencia en 2020. Es ahora, decía, apurando a la gente para que no perdiera la oportunidad de dejar atrás los 15 años de gobierno del Frente Amplio, esos que, según la propaganda, olvidaron sus promesas y tenían “servida la mesa” para disfrutarla como únicos comensales. Es ahora, los urgía Lacalle Pou para probar un cambio que les permitiría “ver la verdad de otro lado”.

Aquel “ahora” se estiró como un chicle y tras dos años y medio de gobierno, Lacalle Pou no ha podido hacer pie para concretar su promesa de darle a los uruguayos una vida mejor que aquella que les ofrendó la izquierda. El presidente se encuentra ahora atravesando una circunstancia difícil ya pasada la mitad de su mandato.

Con la pandemia del coronavirus en retirada el peligro no es viral. La acechanza tiene que ver con cosas de todos los días: el empleo, los salarios, la inflación, la seguridad pública.

El empleo que se resiste a recuperarse, el poder adquisitivo menguado y sin miras de repechar a corto plazo, la inflación que no cede, los asesinatos que se multiplican. Y para peor, el presidente se metió en un gigantesco lío cuando eligió al jefe de su custodia, Alejandro Astesiano, quien tras arrastrar condenas y 35 entradas en comisarías demorado por  diversos delitos, fue arrestado por integrar una banda que falsificaba pasaportes rusos usando el cuarto piso de la Torre Ejecutiva como una de las oficinas donde se cocinaba el crimen.
 



Se vinieron entonces los previsibles llamados a sala de ministros y jerarcas del  gobierno, y el propio presidente seguramente deberá declarar ante la Justicia por un asunto del que aún se desconoce cuál será su impacto sobre la figura presidencial.

Este episodio desmoralizó a buena parte de la dirigencia nacionalista. Particularmente porque se conoce cuando el gobierno tiene poca cosa para celebrar y aquel blindaje que le dio el acertado manejo de la pandemia comienza a ser cosa pasada.

A este hecho lo había precedido el decreto que permitió a las tabacaleras a poder vender cigarrillos en caja blanda, una decisión que, exageradamente, el Frente Amplio señaló como un retroceso de las políticas anti tabaco de Tabaré Vázquez. Pero en el mismo oficialismo se consideró que la medida fue muy mal explicada y que no tendrá impacto real en la venta de cigarrillos de contrabando.

Es de esperar que tras el affaire Astesiano, ante cualquier fallo de Lacalle Pou, por nimio que sea, la oposición lo sume al que fue su peor traspié y dirá que el presidente no cesa de tropezar. Además, para mal del presidente Lacalle, en estos días se conoció que la inflación se aceleró en setiembre y llegó a 10%, su mayor nivel en dos años. Y el aumento de precios golpeó en alimentos de la canasta básica como verduras, frutas, pan, leche y arroz. El mes pasado los números también mostraron que en setiembre se estancaron las exportaciones de bienes.

 

Con la pandemia del coronavirus en retirada el peligro no es viral. La acechanza tiene que ver con cosas de todos los días: el empleo, los salarios, la inflación, la seguridad pública.
 


Los números de la seguridad pública tampoco sirven para andar exhibiéndolos como activos: en los ocho meses de 2022 ya van 300 homicidios, la misma cantidad de todo el 2021. La otra violencia, la de la pobreza, tampoco cede. Según un informe divulgado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la pobreza aumentó en el primer semestre del año y se ubicó en 10,7%, con un incremento de medio punto porcentual en comparación con igual período del año pasado (10,2%). Cada 1.000 personas hubo 107 que no superaron el ingreso mínimo para cubrir sus necesidades básicas alimentarias y no alimentarias que se consideran para la medición.
 
Lacalle Pou supo destacarse cuando el país enfrentó una crisis sin precedentes que atentó contra la salud y la economía de los uruguayos. Yendo a contracorriente de quienes le criticaban el camino elegido, demostró que estaba en lo cierto y los uruguayos emergieron de aquella emergencia con heridas, sí, pero la experiencia mundial muestra que el confinamiento obligatorio hubiera agujereado aún más los bolsillos de los trabajadores.

Pero pasado el virus, los resultados no pueden demorarse mucho más. Es ahora o, si se quiere, terminada la primera mitad de 2023. Porque después ya se habrá instalado en la gente la idea de que este gobierno no fue todo lo eficaz que esperaban. Y los votantes habrán empezado a pensar en las propuestas del 2024, empujados por la campaña electoral que siempre se adelanta más de lo esperado.

Es ahora, porque, si no, como decía aquel jingle del 2019, a la izquierda le habrá quedado otra vez servida la mesa para dejar a los actuales gobernantes sin poder comer casi nada o sin casi nada de poder, que no es lo mismo pero es igual.  

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...