La Reserva Federal subió su tipo de interés de referencia en tres cuartos de punto por segunda vez consecutiva, en el esfuerzo más agresivo en tres décadas para controlar la subida de los precios que ahogan a los estadounidenses. Eso significa dinero más caro para reducir la demanda y no contribuye a despejar la idea de que tras dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, Estados Unidos haya entrado en recesión.
Ahora la tasa clave de la Fed quedó en el rango de 2,25% y 2,5%, afectando los préstamos a los consumidores y empresas, pero intentando enfriar la economía que sufre un aumento crónico de precios, consecuencia de la inyección de ayudas gubernamentales durante la pandemia, los problemas en la cadena de suministro y la guerra en Ucrania.
Durante una conferencia de prensa, este jueves, según consigna AFP, el presidente de la Fed, Jerome Powell, reiteró que su mayor compromiso es derrotar la inflación.
Dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo en la economía de Estados Unidos significan que el país ha entrado en recesión. Tras una contracción del 0,4% en el primero -o un 1,4% sobre una base anualizada-, el trimestre más débil desde el comienzo de la pandemia, la economía ha vuelto a contraerse entre abril y junio un 0,2% (un 0,9% en tasa anualizada).
Técnicamente el país ha entrado en recesión, pero la mayoría de los economistas recuerdan que el informe de la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio presentado este jueves es solo una foto y no un diagnóstico concluyente que los expertos tardarán meses en completar, fijándose en muchos más criterios que el PIB.
El País de Madrid del jueves informa que el informe de Comercio es una mala noticia ya que el miércoles los economistas de Morgan Stanley, JPMorgan Chase & Co. y Goldman Sachs, entre otras firmas, habían aumentado sus previsiones para el segundo trimestre después de que un par de informes gubernamentales mostraran un déficit comercial más estrecho y ganancias el mes pasado.
El consumo privado, motor de la economía, aumentó entre abril y junio a un ritmo del 1%, una desaceleración con respecto al periodo anterior y por debajo de lo previsto (1,2%).
La mayoría de los economistas todavía no creen que la economía cumpla con los criterios de definición formal de recesión, que se basa en un conjunto más amplio de indicadores que incluyen medidas de ingresos, gastos y empleo. Pero también consideran que la recuperación está perdiendo impulso en medio de la alta inflación y el aumento de las tasas de interés.
Quienes ven clara la recesión sostienen que el sentimiento económico de la población es, a todas luces, negativo. En un sondeo publicado a mediados de junio, el 56% de los estadounidenses creían que la economía se estaba deslizando hacia la recesión. A finales de junio, el 52% afirmaba que su economía iba peor que hace un año, 11 puntos más que en abril.
La Administración de Joe Biden, por su parte, sostiene que el diagnóstico no suele ser definitivo hasta varios meses después. Incluso, afirman, con dos trimestres de PIB negativo, quedarían otros indicadores que no han comenzado a empeorar. Por ejemplo, la solidez del mercado de trabajo. “No es una sorpresa que la economía se está ralentizando mientras la Fed actúa para reducir la inflación”, ha declarado Biden mediante un comunicado tras conocer el dato.
“Pero incluso ante desafíos globales históricos, estamos en el camino correcto y saldremos de esta transición más fuertes y seguros”, ha dicho, en referencia al aterrizaje desde un crecimiento “histórico” del 6% el año pasado.
Cada vez que el país entró en recesión desde finales de la II Guerra Mundial, la tasa de desempleo iba en aumento inmediatamente antes o en el periodo en que se confirmaba la recesión. Este no es el caso del primer semestre de 2022, con un vigoroso mercado laboral, cercano al pleno empleo, y una tasa de paro que ha caído del 3,9% al 3,6%.
La Administración de Biden argumenta que el uso del término recesión es una distinción técnica que pasa por alto el panorama general: Estados Unidos creó más de un millón de empleos en el segundo trimestre.
Morgan Stanley apunta que es demasiado pronto para esperar que el banco central deje de hacer ajustes, lo que sugiere que las acciones tienen que caer aún más. JPMorgan, por su parte, considera que las apuestas por que la inflación ha alcanzado su punto máximo predicen un giro de la Fed y un mejor panorama para las acciones en la segunda mitad del año.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá