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Suben los aranceles en la Facultad de Odontología: estudiantes temen no poder recibirse

El decano sostiene que, de no hacerlo, nunca podrían actualizar las técnicas que en el centro se enseñan y las tecnologías implementadas.
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24 de mayo de 2019 a las 10:56

El precio de los aranceles para los tratamientos que brinda la Facultad de Odontología de la Universidad de la República subió dos veces en lo que va de 2019. Esto se debió a que se ajusta con base en el Índice de Precios de Consumo (IPC) y porque se tuvo que "amortizar la incorporación de nuevas tecnologías y materiales", explicó a El Observador el decano, Raúl Riva. 

Los estudiantes del centro público entienden que el aumento los perjudica, porque se les dificulta conseguir pacientes. A raíz de esto, desde el viernes 17 se encuentran de paro y no están atendiendo a los pacientes hasta que visualicen avances en el conflicto. El servicio de urgencias se mantiene, ya que no dependen únicamente del alumnado.

Los aranceles permiten cubrir el costo de los materiales y, en algunos casos, la contratación de laboratorios que cuentan con el equipamiento que la facultad no tiene. Riva expresó que si bien tienen "tecnología de última generación" para algunas prácticas, para otras —como la realización de esqueletos de cromo cobalto para prótesis movibles— carecen de ella. 

Según informó Ecos, quienes estudian en la Facultad de Odontología deben conseguir sus propios pacientes para practicar las técnicas que les enseñan. Los aranceles deben ser pagados por quienes son atendidos por ellos, ya que la facultad no cuenta con presupuesto para cubrir los gastos. 

Sin embargo, el aumento de los aranceles llevó a que algunos estudiantes tengan que asumir una parte o la totalidad del costo, ya que el gremio de estudiantes sostiene que los pacientes no están dispuestos a pagar estos precios. Eso ocurre mientras uno de los requisitos para recibirse es la realización de una prótesis fija de tres piezas, que si es de porcelana tiene aranceles que pueden llegar a valer $ 16 mil, según indicó el decano. 

"Nuestros cursos dependen de ellos, el estudiante puede ser brillante, pero si su paciente falla, falla su curso", señalaron los estudiantes en un comunicado al que accedió El Observador. "Muchos de nosotros hacemos mil y un sacrificio para disponer de todos los materiales que necesitamos para realizar los tratamientos, brindarles a los pacientes una buena atención y lograr darles el alta. Nuestra facultad es un centro educativo, sin fines de lucro, pero este año muchas cosas han cambiado. Hemos sufrido un importante aumento en los aranceles", agregaron.

Los estudiantes sostienen que a principio de año les informaron que habría diferentes aranceles para pacientes de ASSE y pacientes afiliados a mutualistas privadas. En la clínica de extracciones, el tratamiento antes no tenía costo para los primeros, pero para los segundos tenía un valor de $ 162. Los usuarios de ASSE tuvieron que empezar a pagar $ 162 por el servicio y los de las mutualistas, $ 342. 

"Muchos de los pacientes una vez que se les informan dichos costos se retiran sin recibir tratamiento, ya que muchos de ellos no disponen de esa plata, perjudicándonos así los estudiantes. Sin pacientes no hay prácticas, y sin prácticas no hay aprobación de dicho curso. Si hacemos referencia al resto de las clínicas, las cuales también tienen sus aranceles correspondientes, todos han sufrido un reajuste", manifestaron los alumnos. 

Además denuncian que con la suba de los aranceles, para los pacientes prácticamente no hay diferencia entre atenderse en el consultorio de la Facultad de Odontología y una clínica privada. "Los precios que se manejan dentro del laboratorio central de la facultad de odontología, son bastante más elevados en comparación con los precios que se manejan en los laboratorios externos", indica el documento. 

Riva discrepa con esta versión y dijo que el precio sigue siendo más barato, con tiques que valen hasta tres veces menos. En una clínica privada, con el valor agregado de la mano de obra —que es honoraria en el caso de la facultad— este servicio tiene un costo mínimo de $ 30 mil, aseguró. 

El decano negó que los alumnos que no consiguen pacientes pierdan las materias que cursan, como alegan los estudiantes que sucede. Las clases comienzan en marzo y terminan en octubre, explicó, y en ese período —en la materia de quinto año por la que reclaman los estudiantes— deben atender a un paciente. Si el alumno tiene un buen desempeño a lo largo del año lectivo, se le extiende el plazo de presentación del trabajo final para que pueda conseguir un paciente, agregó. 

El jerarca aseguró que entiende el reclamo de los estudiante y dijo que este es "un problema que se arrastra desde hace por lo menos 40 años", cuando cursaba en el centro de enseñanza. Entonces él también tuvo que pagar los aranceles que deberían haber pagado sus pacientes. 

El gran problema es este, según Riva: "Tenemos presupuesto para la docencia, no para la asistencia". Esto significa que no tienen dinero suficiente para cubrir los materiales de trabajo y que los docentes que orientan a quienes atienden la clínica únicamente cobren por dar clase. Cuando termina el año lectivo, el consultorio de la Facultad de Odontología deja de ofrecer servicios asistenciales y solo quedan algunos servicios, como el de urgencia. 

"Si la facultad no tiene presupuesto para asistencia y quieren enseñar a través de la asistencia, se debería generar un rubro que contemple los materiales", manifestó Riva. El decano explicó que está en formación una comisión con la mira puesta en la planificación del Presupuesto Nacional del próximo quinquenio. Alumnos y docentes de la facultad esperan que la educación reciba más presupuesto, para que eventualmente su formación no tenga que depender más del cobro de aranceles a los pacientes. 

Los estudiantes, sin embargo, se preguntan "a dónde va a parar la plata" del fondo monetario, "que —según dicen— se supone que sustenta y ayuda a los gastos del centro educativo". "No han sabido rendirnos cuentas de a dónde va a parar todo ese dinero", insistieron en el comunicado. Riva, por su parte, afirmó que si se limitaran a cobrar de acuerdo al IPC, nunca podrían actualizar las técnicas que en la facultad se enseñan y las tecnologías implementadas.

Una de las soluciones posibles a la falta de financiamiento es que el consultorio de la Facultad de Odontología integre el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). De hecho, las autoridades de la facultad han elevado este pedido al Ministerio de Salud Pública (MSP) y a la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), pero la respuesta siempre fue negativa. 

De todos modos, Riva aclaró que la odontología no está plenamente integrada al Plan Integral de Atención a la Salud (PIAS), por lo que muchas de las técnicas que se enseñan en la facultad tampoco tendrían financiamiento. Un documento divulgado por Presidencia indica que "son diversos los elementos que sustentan la importancia de la salud bucal en cuanto a la mejora de la calidad de vida de las personas, sin embargo, en el marco de la estrategia de APS en el SNIS, la salud bucal ha quedado un tanto relegada, a pesar de que ha habido cambios que buscan encaminar el sistema a una cobertura odontológica de tipo integral". 

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