La fiscal Diana Salvo salió al cruce de la información que habla de negligencia en la investigación que llevó adelante desde la Fiscalía de Delitos Sexuales para dar con el paradero de Cristian Pastorino alias el "Kiki", el homicida de la cajera del supermercado de La Blanqueada, Florencia Cabrera. Pastorino había matado el 9 de diciembre a su pareja, Alison Pachón, y era buscado desde entonces.
Para atrapar al delincuente era clave interceptar sus comunicaciones telefónicas, especialmente las que mantenía con la hermana de Pachón, con quien los investigadores presumían que tenía una relación de complicidad. Pero según versiones policiales, la fiscal Salvo no accedió a ese pedido de la Policía, y demoró en solicitar al Poder Judicial una orden de allanamiento de una vivienda en donde se encontraba Pastorino la semana previa a su segundo homicidio.
"¡Eso es mentira, una infamia y una campaña de enchastre que demuestra que la Policía tiene cola de paja!", dijo la fiscal en diálogo con El Observador –se había intentado su contacto durante toda la mañana de este jueves.
"Para empezar –aseguró– tengo las copias de las solicitudes para realizar las escuchas en la sede de la Fiscalía". Salvo agregó que se interceptaron las comunicaciones del delincuente, pero que no fueron determinantes para capturarlo, puesto que gran parte de las conversaciopnes se realizaban a través de WhatsApp.
Salvo también negó que hubiera descartado hacer la solicitud de un allanamiento el lunes 12, por tratarse de Carnaval. "Yo no estaba de turno, y si la Policía estaba apurada podía pedir el allanamiento al fiscal de turno. Luego, cuando me reintegré el miércoles, lo pedí sin urgencia porque tampoco me dijeron que la solicitud era urgente, y yo sabía que estos pedidos tardan, por lo menos, un día entero", dijo sobre una orden que recién se hizo efectiva el jueves 15, cuando Pastorino ya no se encontraba en la vivienda.
La fiscal dijo, además, que el oficial encargado del caso tenía otra pista: la hermana de Pachón, a quien planeaba interrogar personalmente un día antes del asesinato de Cabrera. "Pero cuando lo llamé para preguntarle cómo le había ido me dijo que él no fue, sino que mandó a un agente, y que no había tenido éxito. Yo incluso les dije que modificaran algo de su proceder policial, que cambiaran de policías, porque seguramente ya los tenían identificados... Pero esto que se dijo es una infamia", dijo Salvo.
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