Martín Lasarte

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Fortalezas y debilidades de Nacional

La postergación del partido con River acortó la preparación clásica del tricolor
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11 de septiembre de 2017 a las 05:00
La naturaleza terminó cambiando los planes de Martín Lasarte. El tiempo se ensañó e impidió que Nacional enfrente a River Plate complicando la semana del clásico. Es que ahora el partido se debe jugar mañana (hora 16) y el cuerpo técnico de los albos se queda tres días sin trabajar con la cabeza puesta en el duelo contra Peñarol.

La suspensión del juego contra los darseneros comprimió los tiempos. Recién el jueves tendrá Lasarte para comenzar a delinear el encuentro contra su tradicional adversario.
Por lo pronto el técnico de Nacional, Martín Lasarte, avaló la decisión del árbitro Andrés Cunha de suspender el juego.

"Es una pena, pero la decisión de suspender el partido fue acertada, porque si se jugaba seguramente se iba a transformar en otro deporte", expresó el DT.

¿Cómo repercute esto en los tricolores? Es difícil saberlo porque habrá que esperar el partido con River para saber si quedan secuelas. A juzgar por las condiciones del tiempo, el encuentro de los albos con los darseneros se jugará en un campo de juego pesado lo que no solo implica un desgaste físico superior sino también que la cancha puede provocar lesiones.

Pero al margen de eso hay que ver el momento en el que llegará Nacional al clásico. Esta vez cambió el escenario. Peñarol viene líder, con puntaje ideal, y con todos los jugadores a disposición.
El equipo de Lasarte debe vencer a River para no perderle pisada en la tabla a su eterno rival. Una derrota puede significar también un golpe anímico para afrontar el clásico.

Hay un detalle que no pasa desapercibido y es la confianza que genera en filas tricolores la hegemonía clásica que impuso el equipo en los últimos años. El bolso se siente ganador ante Peñarol. Sus jugadores tienen estadísticas favorables.

En el último período de pases el equipo perdió piezas claves. La salida de Santiago Romero no es sencilla de disimular. Es un jugador a medida para los clásicos. Su lugar era ocupado por Felipe Carballo que también abandonó el club.

Nacional no viene jugando bien. El último partido, en el que venció a Plaza Colonia 1 a 0, generó dudas. El técnico Martín Lasarte se fue contrariado y hasta encendió alguna chispa con gente de la tribuna que le gritó cosas.

Al equipo le costó generar juego, fue ganando el mal humor y dejó mucho que desear a nivel colectivo ante un rival que mostró poco pero que casi se termina llevando una recompensa del Parque Central.
El club viene de una semana convulsionada. La interna está revolucionada debido a que algunos dirigentes reclamaron falta de claridad en el pase de Felipe Carballo. A ellos se sumó el incidente de Lasarte, que terminó pidiendo disculpas. Hay que cuánto puede influir todo el entorno en el grupo de jugadores.

El equipo en la cancha tiene las cosas claras. Para el clásico recupera tres piezas claves de su andamiaje como Alfonso Espino en el lateral izquierdo, el volante Sebastián Fernández que asegura salida clara y su principal hombre de área como Rodrigo Aguirre.

Nacional se viene parando con un 4-2-3-1 que probablemente lo mantenga para el duelo contra Peñarol salvo que Lasarte considere que debe reforzar el medio con otro hombre de marca.
Pero al margen de la campaña de su eterno rival, y sin manifestarlo, puertas para adentro de Nacional saben de qué se trata.

Del peso que tienen los jugadores de Peñarol que juegan con la presión de tener que quebrar la racha adversa en los clásicos.
Los tricolores cuentan con jugadores maduros, acostumbrados a las batallas clásicas y con mentalidad ganadora.

La solidez de los bolsos en materia de clásicos parte desde los referentes y se trasmite al resto del plantel.
Conde y Polenta son hombres vitales en el sector defensivo. Fucile es jugador de selección, con experiencia mundialista y Espino es dueño del lateral. El joven Rogel queda refugiado en medio de tantos hombres con experiencia.

En el medio está unos de los fuertes de Nacional. Para contener y recuperar el balón están Arismendi y Tata González que se complementan con tres hombres por delante que están destinados a generar juego.

La idea de Lasarte es llegar con gente por las bandas para suministrar juego a Rodrigo Aguirre que va como cabeza de área.

Nacional suele ser explosivo de mitad de cancha hacia adelante. Los laterales se desprenden bien al ataque. Aguirre sabe del negocio de pivotear y bajar unos metros para tomar contacto con el balón. Sebastián Rodríguez aporta otra arma que es su remate de media distancia.
Y por último en el juego aéreo Nacional es un equipo de cuidado. La semana será atípica. Para Nacional no hay tregua.



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