Francia y Alemania acordaron implementar una ayuda mutua para enfrentar la menor provisión de gas ruso

"Vamos a finalizar las conexiones para poder suministrar gas a Alemania si lo necesita y Alemania se preparará para producir más electricidad y suministrar a Francia en las situaciones en que se registren picos de consumo”, anunció Macron al dar cuenta del resultado de las conversaciones que mantuvo con su homólogo alemán, Olaf Scholz.

Alemania, por su parte, anunció que mantendrá en reserva hasta la primavera de 2023 dos centrales nucleares, en un cambio de estrategia considerado necesario para enfrentar la posible escasez de energía tras el cese del suministro de gas ruso a través del gasoducto Nord Stream. Scholz, que lidera una coalición tripartita con ecologistas y liberales, dio así marcha atrás en el cierre definitivo de las tres últimas centrales previsto para finales de 2022.

Las centrales que quedaran en reserva son la Isar 2, cerca de la ciudad de Múnich, y la Neckarwestheim 2, localizada en Baden-Wurtemberg, en el suroeste del país. Según explicó Scholz, los nuevos elementos de combustible "no se cargarán y a mediados de abril de 2023 también se acabará la reserva. “La energía nuclear es y sigue siendo una tecnología de alto riesgo y los residuos altamente radiactivos son una carga para decenas de generaciones", subrayó.

Ambos mandatarios analizaron la crisis energética que se registra en la Unión Europea (UE), que se prepara para enfrentar a finales de año el invierno boreal con menos gas ruso, luego que Moscú afirmara horas antes del encuentro que el cese del suministro hacia Alemania a través de Nord Streames responsabilidad únicamente de Occidente.

"Es muy improbable que el sistema eléctrico experimente situaciones de crisis durante algunas horas en el invierno, pero actualmente no lo podemos excluir del todo", justificó el ministro ecologista de Economía, Robert Habeck, uno de los dirigentes más reticentes a la prolongación de las tres centrales, que los liberales pedían con insistencia y que explican el 6% de la producción neta de electricidad del país.

Antes de la guerra en Ucrania, el Nord Stream suministraba un tercio de los 153.000 millones de metros cúbicos de gas que la UE compra anualmente. Alemania -la primera economía del bloque y una potencia industrial- exportaba a continuación al resto del continente parte de estos volúmenes, situación que cambió radicalmente con las sanciones impuesta a Rusia.

Para compensar la caída de la provisión, o incluso el final del suministro, los europeos se esfuerzan en buscar otros exportadores y en reducir el consumo de los hogares y la industria, en un contexto marcado por el aumento de los precios de la energía y los temores ante una posible recesión.

Según algunas estimaciones, la interrupción total del gas ruso implicaría para Francia  un recorte de un punto porcentual en su PIB. El país, sin embargo, es menos dependiente que Alemania del Nord Stream. Según Macron, París cuenta hoy con un nivel de reserva del orden del 93%, mientras que Berlín adquiría hasta antes de la guerra el 53% del total utilizado en Rusia.

La decisión de Macron y Scholz significa un duro golpe para el gobierno del presidente español, Pedro Sánchez, quien para paliar la escasez de gas en Europa central propone resucitar el proyecto de gasoducto Midcat, lanzado en 2013 y abandonado en 2019 por su impacto ambiental y su entonces escaso interés económico.

"No estoy convencido que necesitemos más interconexiones gasísticas entre Francia y España, cuyas consecuencias, especialmente en el medio ambiente y los ecosistemas, son muy importantes", aseguró el presidente francés, quien abogó en cambio por completar la interconexión eléctrica entre ambos países.

Según los analistas, sin el apoyo de Francia -país clave porque el gasoducto de unos 230 kilómetros pasaría por su territorio-, el MidCat, con el que se preveía una nueva interconexión por Cataluña, quedará nuevamente archivado. Un proyecto estimado en más de € 3.000 millones y que, según Francia, su puesta en marcha tardaría años y no permitiría afrontar la crisis actual.

La crisis energética ya se traduce en Francia en temores de eventuales cortes de electricidad, máxime cuando sus centrales nucleares, que representan casi el 70% de su producción, enfrentan problemas que forzaron la suspensión de 32 de los 56 reactores nucleares. Además de la solidaridad europea, en especial con Alemania, París aboga por acumular reservas de gas y ahorrar energía para enfrentar el invierno boreal.

"Si sabemos colectivamente comportarnos de manera más sobria y ahorrar energía en todas partes, entonces no habrá racionamiento ni cortes", reiteró el jefe de Estado, que fijó como objetivo un "10% de ahorro de energía" respecto a un período sin crisis.

Por lo pronto, las cadenas de supermercados y los grandes comercios ya se comprometieron a apagar los carteles luminosos durante la noche, y muchos comercios están obligados a mantener las puertas cerradas si tienen el aire acondicionado funcionando.

En este contexto, Macron deslizó la posibilidad de imponer a las empresas del sector energético un "mecanismo de contribución" a nivel europeo por los beneficios adicionales que obtienen de la situación, en momentos en que en su país aumenta la presión para gravar los "superbeneficios" de las compañías.