El papa Francisco comenzó este miércoles su visita a Portugal, donde será la figura excluyente de la jornada Mundial de la Juventud (JMJ), y luego de cumplirse seis meses del impactante informe sobre abusos sexuales en el clero portugués se refirió a “la desilusión y la rabia que algunos alimentan en relación a la Iglesia, en algunos casos por nuestro mal testimonio y por los escándalos que desfiguraron su rostro”.
Ante sacerdotes, diáconos y obispos reunidos en el Monasterio de los Jerónimos, el Sumo Pontífice destacó que esos escándalos “llaman a una purificación humilde y constante, partiendo del grito de dolor de las víctimas, que siempre deben ser acogidas y escuchadas”.
Durante el pasado mes de febrero se dio a conocer un informe encargado por la conferencia de obispos portugueses, aunque fue realizado por una comisión de expertos independientes, que reveló que al menos 4.815 menores habían sido víctimas de abusos sexuales en un contexto religioso desde 1950. Las agresiones, denunció el informe, habían sido “encubiertas por la jerarquía eclesiástica de forma sistemática”. Los expertos llegaron a esa conclusión luego de haber recogido más de 500 testimonios en un país donde el 80% de la población de 10 millones de habitantes se define como católica.
Aunque la cúpula eclesiástica pidió perdón a las víctimas, reconociendo que era indispensable “un cambio en la cultura de la Iglesia”, según un sondeo, el 68% de las personas interrogadas consideraban que la imagen de la institución se había deteriorado.
Antes de la llegada del papa a la capital portuguesa, un grupo de apoyo a las víctimas colocó tres grandes carteles recordando los “más de 4.800 niños abusados por la Iglesia católica en Portugal”. En su página de internet, el grupo señaló que “lucha contra la supresión de las víctimas de la agenda mediática, centrada en la celebración de la institución que las obliga al silencio”.
La Conferencia Episcopal Portuguesa comunicó que Francisco se reunirá en privado con víctimas de abusos sexuales, a pesar de que este encuentro no figura en el programa oficial.
La multiplicación de escándalos sexuales en la Iglesia, denunciado de Irlanda a Alemania, pasando por los Estados Unidos, fue uno de los desafíos más duros para Francisco, quien aboga por una política de “tolerancia cero” al respecto. En sus viajes, el papa se reunió con víctimas en varias ocasiones y creó una comisión consultiva para la protección de los menores que, a pesar de haber sido muy criticada, finalmente fue integrada a la Curia.
Entre otras muchas medidas, desde su elección al papado en 2013, Francisco adoptó el levantamiento del secreto papal sobre la violencia sexual por parte de religiosos o la obligación de denunciar los casos, aunque el secreto de confesión siga siendo absoluto.
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