Álvaro Núñez y su familia en España

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Fue guardia de seguridad, Zidane no le pudo hacer un gol y ahora es taxista; la vida de Álvaro Núñez

Jugando en Rentistas estuvo cerca de romper un récord de Mazurkiewicz
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02 de abril de 2022 a las 05:02

Alvaro Núñez tenía 26 años cuando llegó a España desde Montevideo. Nunca había hecho un viaje tan largo en avión y de las dos maletas que llevó, perdió una. Se enteró un rato antes, cuando ya estaba en Soria, que iba a firmar contrato con el Numancia. El Pichón Núñez, su representante, se guardó el secreto hasta último momento.

“¿Tú vienes a jugar al club?”, le preguntaron cuando llegó a Soria. “Bueno, sube entonces”, le ordenaron y así, arriba de una furgoneta cargada con ropa y pelotas de fútbol, el golero recorrió 50 kilómetros hasta llegar a un pueblito más pequeño. “Todo muy extraño”, pensó. Cuando llegaron al destino, vio que al lado de una piscina había un campo de fútbol y alrededor cuatro o cinco personas de boina y con el escarbadientes en la boca mirando un entrenamiento. “¡Esto es un equipo de Primera en España? ¿Dónde caí?”, se preguntó entonces.

Un paseo en familia

De esa forma aterrizó Álvaro Núñez para jugar en la liga española en 1999, después una campaña fantástica en Rentistas que a punto estuvo de ganar el Clausura 1998. Ese año permaneció 947 minutos con el arco invicto, marca que en ese momento lo ubicó en el segundo lugar histórico de los goleros con mayor tiempo sin ser vencidos detrás de Ladislao Mazurkiewicz. En 2003 lo superó Gustavo Munúa, pero Núñez continúa en el podio aún hoy. En 1999 integró la selección uruguaya que logró el segundo puesto en la Copa América de Paraguay y al otro día de la final contra Brasil, voló a España.

De los sacrificios para llegar a Montevideo desde Rivera, de los sueños, de su trabajo como guardia de seguridad cuando pensó que el fútbol le cerraba las puertas, de la última chance en Rentistas y aquella conversación con su madre, de los monstruos a los que enfrentó en España, del gol que le hizo David Beckham y de los que no le pudo hacer Zinedine Zidane, de su actual trabajo como taxista, trata esta charla con Álvaro Núñez, quien sigue viviendo en Soria 23 años después de aquella llegada llena de dudas.

Tú, de golero

Nació en Rivera y como era el más chico de sus hermanos y también del barrio, lo mandaron al arco. “Me fue gustando y tuve la suerte que destacaba. Después un tío que era entrenador me pasó a la cancha grande un año antes para que fuera agarrando conceptos y ganar tiempo”, recordó Álvaro con el inconfundible tono de un español más.

En su ciudad jugó en Oriental y en la selección. Compartió con Fernando Fadeuille, que también llegó al fútbol profesional. Entre los 14 y 18 años se probó en equipos en Montevideo, pasó por Peñarol y por Nacional, pero nunca llegaron a un acuerdo con Oriental. Hasta que fue citado por Luis Cubilla a la selección sub 23 que jugó el Preolímpico de Paraguay en 1992.

“Cubilla hizo unos campamentos en el Interior y al final el único que quedó fui yo. En ese campeonato fui titular y no se me dio mal” recordó Núñez, aunque a la vuelta de aquel torneo en el que Uruguay no logró la clasificación a los Juegos Olímpicos de Barcelona, tampoco pudo quedarse en un club de la capital.

“Mi pase pertenecía al equipo de Rivera y nunca se llegó a un acuerdo por los intereses que había. Entonces estuve un año perdido. Me quedé sin equipo porque también me negué a jugar en Oriental y tuve que esperar un año para volver”, contó.

El golero en acción en el último partido del Clausura 1998 contra Danubio

Durante ese tiempo entrenó solo, en equipos de Rivera y viajó a Montevideo junto a su familia. “El fútbol tiene poca memoria y después de un año y poco me costó conseguir equipo. Me probé en Cerro, en Fénix, pero nada seguro, hasta que llegué a Rentistas cuando ya había dejado prácticamente el fútbol”.

Su padre falleció en 1992, su mamá se mudó a Montevideo y su hermana pequeña empezó a estudiar. La situación económica de la familia no era buena y Álvaro empezó a trabajar como guardia de seguridad. “Dejé de entrenar porque se habían cerrado puertas y la cosa se había enfriado”.

Hacía un mes que había decidido dejar el fútbol cuando recibió un llamado telefónico. “Era Washington Rivero que se acordaba de mi por la selección sub 23 y me ofreció hacer una  prueba en Rentistas. Hasta hoy recuerdo que le pregunté a mi madre qué hacía, porque no estaba entrenando. Me dijo que dejara de trabajar una semana y que probara, aunque sea por última vez. Entrené una semana en Rentistas, junto con otros compañeros, y el técnico Ruben Israel me dijo ‘te quiero a ti’. Entonces llegamos a un acuerdo y empezó mi historia con Rentistas. Son cosas que a veces no entiendes, tienes mil oportunidades y cuando llevaba un mes sin entrenar, con la intención de dejar, surge la oportunidad de la nada”.

Había que ser bien macho

En esa época Rentistas estaba en la B y su cancha no lucía el piso sintético que tiene actualmente: “A veces le cuento a mis hijos sobre las veces que nos tocó mojar el área de la portería porque no había macho que se tirara; te quedaban las piernas a la miseria. El Complejo se fue haciendo por partes y hoy creo que tiene hierba artificial”, señaló.

Rentistas ascendió a Primera y después de un par de años complicados, arañando el descenso, logró la histórica campaña de 1998 con Martín Lasarte como entrenador.

Hasta el día de hoy lo recuerdo como uno de los años más bonitos, salió muy bien. Había mucha gente joven, y Mario Rebollo y el Vasco Ostolaza aportaban la experiencia. Cuando voy a Montevideo nos seguimos juntando, rescatando las historias que hemos vivido. Era un equipo humilde que tuvo que hacer Martín para mantenernos en Primera porque había que ganar muchos puntos y casi salimos campeones. Faltó eso, la frutilla”.

Rentistas llegó a la última fecha del Clausura junto a Nacional.  Pero ese domingo 18 de octubre, mientras Nacional le ganó 2-0 a Huracán Buceo en el Centenario, los bichos colorados perdieron por el mismo resultado en su cancha contra Danubio.

Núñez durante un entrenamiento de Rentistas en 1998

“Hace poco leí algo que dijo Martín, que si pudiera volver el tiempo atrás lo que le gustaría era salir campeón con ese equipo y tiene toda la razón: por más que has estado mucho tiempo en el fútbol y has conseguido cosas, te sientes en el debe por ese año, que fue muy especial por todo lo que se vivió”.

Sobre la marca de imbatibilidad que logró aquel año, Núñez señaló: “Todo el mundo me dice lo del récord y es algo bonito porque es personal, pero nunca me preocupó. Hace poco un amigo de aquí estuvo leyendo y se sorprendió porque no sabía, queda para la historia, para los papeles, pero nunca me ha quitado el sueño. Son cosas que quedan en el fútbol, que hay que apuntarlas, pero lo hubiera cambiado por el campeonato, sin pensarlo. Quizá valió para llegar a la selección, eso si”

Aquella gran campaña en Rentistas y el posterior pasaje por la selección, aceleraron el pase al fútbol europeo: “Mi representante, que era Pichón Núñez, me llamó cuando estaba yo en Asunción por la Copa América y me dijo que había una posibilidad en España, me dijo lo que iba a ganar, pero no me dijo el equipo. ‘Lo único que tienes que hacer al día siguiente de terminar la Copa es coger un avión y venir para España’, me comentó. Los representantes son un poco reacios a perder la venta y cuando estábamos en el coche llegando a Soria me nombró al Numancia. Yo tampoco tenía mucho conocimiento”.

Su idea era salir de Uruguay. “Se dio la oportunidad de venir a España y no dudé porque era la oportunidad que estaba esperando. A coger la maleta y a venir a España a ver qué pasaba. Llegué a un equipo pequeño que recién había ascendido, a una ciudad pequeña, y ellos arriesgaron por nosotros. Creo que salió bien porque el primer año de los 38 partidos jugué 37 y el segundo 35. Hasta hoy estoy muy a gusto en la ciudad, me han ofrecido para trabajar en el club, hablamos al principio que de momento tengo otro trabajo, no me compensa, pero le tengo cariño y me tienen respeto”, manifestó.

En el club juegan sus dos hijos, por lo que mantiene una relación cotidiana con la institución.

Zidane no, Beckham si

Como jugador permaneció nueve años en el Numancia, tres de ellos en Primera división y enfrentó a grandes futbolistas. “Siempre lo dije, destaco a Zidane por su habilidad y calidad, pero no me pudo hacer un gol. Tuve esa suerte. Pero jugué contra Figo, Rivaldo, Ronaldinho, Xavi, Luis Enrique, Beckham… Beckham sí me metió un gol y hasta ahora alguna vez me lo recuerdan. Con el tiempo es cuando te das cuenta de lo que has logrado, jugar contra gente que ha hecho su vida en el fútbol y sigue. El otro día por trabajo pasé por la rotonda del Bernabéu y me vinieron recuerdos. Jugué en esos estadios, con 70.000 personas silbándote. Salió la charla porque la gente pregunta sobre los recuerdos y yo les decía que cuando jugaba no me daba el tiempo de mirar porque lo hacía en un equipo pequeño, contra el Madrid o el Barcelona, no pasábamos la mitad de la cancha y siendo el portero, imagina si había trabajo. No te da tiempo ni para mirar a los costados, estaba todo el rato tirándome. Son cosas bonitas y para eso es el fútbol, para contarles a tus amigos, a tus hijos”.

Temporada 1999/2000, primera de Núñez en Numancia

A la selección uruguaya regresó solo a un partido amistoso luego de la Copa América de 1999, pero tampoco le dio muchas vueltas al asunto: “Esto es el día a día, también puede ser que el equipo bajó en Segunda y tenía poca notoriedad. Aparte fue en la época que empezaron los cambios en la selección, que Passarella, que el otro y tampoco le daba vueltas. Aquí lo que tienes que hacer es entrenar, jugar y si te citan encantado de la vida”.

El retiro y el taxi

Las últimas dos temporadas de carrera las jugó en otro equipo español, el Guadalajara, hasta que se retiró a los 38 años. “Tuve un problema en el hombro, vino un entrenador un poco más complicadito, había empezado con problemas en el club, me costó recuperarme y justo nació mi hijo con algún problema de salud. Entonces tenía que desplazarme a Burgos, a Soria, a Guadalajara, y dije esto es un aviso para mi y aquí lo dejo”.

Luego de un año que se tomó para ver cómo encaminaba su vida, decidió comprarle uno de los dos taxis que tenía su suegro y dedicarse a trabajar de taxista. “Estuve un año pensando qué iba hacer y tranquilamente dije compro el taxi. Tenía casi 38 y también un poco pasó la factura la edad, así que antes de dejar ya lo venía hablando”.

Álvaro tiene dos hijos grandes en Montevideo de su primer matrimonio y otros dos, de 13 y 11 años en Soria. Posee el carnet de entrenador de arqueros, pero por ahora sigue al volante de su taxímetro, si bien hasta el año pasado el Numancia le ofreció el cargo.

Núñez y sus dos hijos que juegan en Numancia

“Voy trabajando bastante bien, aquí es una vida tranquila, no tiene nada que ver el taxi con el de Montevideo, otro ritmo y manera de trabajar (en Soria viven casi 40 mil personas). No me quejo, hago un horario normal, considero esta ciudad al 50% mi casa, llevo 23 años y se portan muy bien, soy otro de aquí. Me adapté bien y tranquilo, voy a ver a Numancia, mis hijos juegan en el club, como un hincha más”.

Tiene un solo taxi, lo maneja él y lo que recauda le da para vivir: “De momento vamos viviendo, no se trabaja mal, es como todo, días mejores y otros peores. Hoy en día con todos los problemas que hay, pandemia, guerra, estamos bastante bien”.

La gente suele reconocerlo en las calles por su pasado como futbolista: “Llevo una banderita pequeña de Uruguay, acá es un país muy futbolero entonces te preguntan y lo asocian a uno del fútbol”, contó el golero que un día, levantando la bandera de la humildad y el trabajo, salió de Rivera y cumplió sus sueños.

Imbatible
El Clausura de 1998 quedó marcado para Rentistas y para Núñez en particular. Permaneció 947 minutos sin recibir un gol. En la primera fecha le marcó Gustavo Iturburu de Liverpool a los 17 minutos y recién en la undécima y última fue nuevamente vencido por Julio de Souza de Danubio. En ese partido recibió otro gol y fueron los únicos tres en el torneo.
El Complejo Rentistas
El 2 de agosto de 1998 Rentistas inauguró su estadio denominado Complejo Rentistas con un acto en el que estuvo presente el presidente de la AUF Eugenio Figueredo, el presidente del club Luis Bugallo y otras autoridades del fútbol. Fue antes del partido de la primera fecha del Clausura, contra Liverpool. “El día que firmamos aquí mi contrato con el Numancia, estaba acompañado por Washington Rivero y sé para donde fue ese dinero; para pagar a los compañeros, a la gente y se construyeron gradas en el campo. Creo que lo importante es eso, que sirvió para adelantar un paso e imagino que la gestión que tenía el club sirvió también porque a veces entra un dinero y si no lo gestionas bien, se complica. El club supo invertir y empezar a poner un ladrillo sobre otro”, recordó Núñez.
La época dorada de Numancia
Núñez formó parte de lo que en Soria llaman la época dorada del Numancia, que va desde 1996 a 2001. El primer año, siendo de Tercera división, avanzó hasta cuartos de final de la Copa del Rey, siendo eliminado por el Barcelona en el Camp Nou; en 1997 subió a Segunda división y tras permanecer en ella dos campañas, a mediados de 1999 subió a Primera. Ese año fue cuando llegó Álvaro Núñez y se puso bajo los tres palos del equipo para participar en la élite de la liga española. “Recuerdo la expectativa increíble que había en la ciudad por la participación del equipo en Primera. Ahora lo valoro más porque entonces no me daba cuenta de lo que estaba viviendo. Les cuento a mis hijos y a la gente que yo estuve allí”. En la primera temporada en Numancia, el golero recibió 59 goles.
Los contactos con aquel equipo
Álvaro Núñez dijo que mantiene contacto con Mario Rebollo y con Nelson Ponzo por WhatsApp, integrantes de aquel plantel de Rentistas de 1998, pero cuando viaja a Montevideo suele juntarse con varios más: “Soy un poco dejado para el móvil. Cuando voy a Montevideo intento estar en contacto con ellos”, expresó.

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