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Guillermo Lockhart, de Voces Anónimas a un largometraje de terror en Argentina

El juego de las cien velas es un film coral armado sobre una idea original del uruguayo, inspirada a su vez en una tradición japonesa
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10 de marzo de 2020 a las 05:00

Después de doce años del nacimiento del programa Voces Anónimas y su serie de libros, Guillermo Lockhart salta al cine. Y lo hará en Argentina. El creador de la franquicia uruguaya que también ha incluido obras teatrales y recorridos temáticos por sitios con historia, acaba de debutar en el guión y dirección de un largometraje. Se trata de El juego de las cien velas, que en realidad es una película coral integrada por siete cortometrajes hechos por realizadores de Argentina, Uruguay, Estados Unidos y Europa. Lockhart escribió y dirigió en la última semana los segmentos que unen esos cortos.

“En realidad, el juego de las cien velas es un juego ancestral de Japón”, explica Lockhart. “Originalmente era usado por los guerreros samuráis para medir la valentía de sus hijos”. Consiste en contar historias junto a cien velas encendidas. Cuando la última se apaga, el mito dice que se abre un portal a otro mundo. 

“Hoy en día la gente se planta frente a una cámara y hace el juego como un video challenge”, agrega. “Pero en la antigüedad se hacía en tres salones y los participantes iban vestidos de azul, un color al que se le atribuían propiedades energéticas. Uno de los cuartos era un pasillo y en el tercero había un espejo. Se decía que, a medida que se contaban las historias, la energía iba abriendo un portal en el espejo y se empezaban a ver y escuchar cosas”. 

Así como esta tradición excedió el mundo de los samuráis, con el tiempo pasó a ser una especie de material turístico ya que hay quienes recorren Japón en busca de los rastros de esa tradición. Eso sucede en el verano, temporada en la que se practica más el juego. “Cuando me enteré de esa costumbre moderna, me sentí muy identificado con la idea porque lo que hago en el programa es buscar y contar historias”, agrega.

La película, o más bien lo dirigido por Lockhart, se filmó en Azul, una ciudad que está a unos 300 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires. “Es un lugar mágico, con locaciones antiguas. Hay un castillo que parece de película de terror, un cementerio con panteones muy llamativos. Filmamos en una casa muy antigua con materiales que tienen más de un siglo”.

La escritura, la preparación del rodaje y la planificación se hizo a distancia. En total, lo dirigido por el uruguayo sumará aproximadamente media hora del tiempo del film y no requirió del mismo despliegue que necesita una película completa. “El mismo día que llegué hicimos scouting (exploración de locaciones), reunión de equipo y ensayos. Ha sido un trabajo muy difícil porque tuve que imaginar muchas cosas que solo había visto a través de los materiales que me enviaron previamente”, cuenta. 
La conexión del uruguayo con este proyecto argentino surgió porque tiene algunos amigos en común con la productora Black Mandala, pata argentina de la neozelandesa Mandala Films. Black Mandala es responsable del film Los olvidados, una especie de slasher que se puede ver en Netflix.

“Uno de estos amigos me dijo que teníamos cosas en común con Nicolás Onetti, director de Black Mandala. Así nos contactamos por las redes y le comenté que quería filmar una película uniendo los cortos de Voces Anónimas. Por su lado, él quería hacer algo similar pero tenía solo tres cortos. Ahí le propuse la idea unirlas en base a lo del juego de las cien velas y le encantó”. 

Luego sumaron cuatro cortometrajes más. Uno de ellos es de la serie Voces anónimas y se llama Enterrada viva. Pertenece a la sexta temporada del programa y se basaba en un cuento del argentino Mauro Croche. 

Croche es un autor que se inició desde la independencia con relatos de terror y que tuvo un particular éxito con un libro de historias en formato de chats de Whatsapp (aunque su bibliografía luego se extendió). 

Además, junto a Croche está terminando de escribir a cuatro manos un nuevo libro que se titulará El símbolo de la muerte. Se trata de un proyecto que en realidad surge de un viejo proyecto de hacer un cómic de Voces anónimas junto al dibujante uruguayo Maan House (encargado de ilustrar sus libros). 

Lockhart, mientras tanto, se reparte como gestor de su franquicia, ya sea produciendo futuros programas, creando material para sus redes sociales, gestando recorridos de terror en el Pittamiglio o escribiendo un nuevo libro. El juego de las cien velas, por su lado, se terminará de editar  y posproducir en pocos meses. El objetivo, afirma, es estrenarlo en cine u online en menos de un año.

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