Lo que debió ser un dolor de cabeza para el partido gobernante se convirtió en una pesadilla para la oposición por la incomprensible acción por omisión de tres diputados al ausentarse de sala: dos blancos y uno del Partido de la Gente.
La ausencia de los nacionalistas Ricardo Berois y Betina Britos y del novickista Guillermo Facello permitió que el Frente Amplio impusiera su mayoría en la Cámara de Representantes, rechazara el paso a la Justicia de los oscuros antecedentes de la regasificadora y que además votara declarar secreta toda la información y documentación que será manejada por la Comisión Investigadora de la misma.
La ausencia de los representantes opositores le otorgó un nuevo escenario al diputado frentista “rebelde” Darío Pérez, que en una jugada a tres bandas se ausentó de sala: no votó por algo en lo que no creía, dejó en evidencia la irresponsabilidad de sus colegas de la oposición y logró una vez más ser el centro de la atención por su accionar parlamentario.
“No me cayó bien declarar algo secreto a los ojos del pueblo”, sentenció al día siguiente en Radio Oriental el líder de Liga Federal haciendo más evidente el accionar de sus pares cuyos partidos reclaman transparencia a la gestión del Frente Amplio.
Dentro de ese legajo “secreto” se encuentran los antecedentes y actuaciones que se relacionan con la empresa brasileña OAS, a la que le fue adjudicada la concesión para la construcción del gasoducto que conectaría la planta en tierra con la barca regasificadora a estar anclada frente a las Puntas de Sayago.
La regasificadora motivo de un lanzamiento oprobioso y de aplausos del progresismo rioplatense, es producto de la improvisación del gobierno de José Mujica. Ha dejado pérdidas para el bolsillo de los uruguayos que se estima rondan los US$ 200 millones y afectaciones a cientos de firmas nacionales. Tiene varios juicios y hasta se la vincula con las investigaciones del Lava Jato, el grupo Odebrecht y la corrupción del PT en Brasil.
La regasificadora motivo de un lanzamiento oprobioso y de aplausos del progresismo rioplatense, es producto de la improvisación del gobierno de José Mujica. Ha dejado pérdidas para el bolsillo de los uruguayos que se estima rondan los US$ 200 millones y afectaciones a cientos de firmas nacionales.
Si no fuese porque es demasiado lo que está en juego en relación al millonario fracaso del proyecto y si no fuese un momento en que los políticos padecen del descrédito de gran parte de la población, este tipo de salidas de sala pasarían pronto al olvido. Pero no es así. Resulta inconcebible que justo en este presente y en un tema tan importante estos tres legisladores se hayan ausentado de sus bancas sin llamar a los suplentes. Su accionar los convierte en cómplices del oficialismo.
No es la primera vez que desde el Parlamento la oposición emite señales contradictorias. Ocurrió cuando se quiso votar una prórroga para las investigaciones en ASSE y no estuvieron los votos porque muchos diputados se habían ido. También cuando decidieron aceptar sin hacer uso de la palabra la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic.
Ante la evidencia, surge la pregunta si no será que dentro del Palacio Legislativo se manejan situaciones de interés público sin tener de todo en cuenta que la ciudadanía está mirando y escuchando. Esta vigilancia democrática del accionar de los representantes debería estar siempre presente porque es bueno no olvidar que cada cinco años deben someterse a la voluntad popular.
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