Huyó de Cuba hace 16 años, cuando un proyecto científico en Canadá le abrió los horizontes fuera de la isla. Estuvo entre el selecto grupo de investigadores que desarrolló una de las vacunas más eficaces contra el covid-19. Asumió como director médico del laboratorio Moderna para América Latina. Y ahora vaticina que “la revolución de las vacunas con ARN mensajero” pondrá fin —de aquí a tres o cuatro años— a las epidemias de infecciones respiratorias en niños.
Rolando Pajón —51 años, más de la mitad de ellos dedicados a la investigación de vacunas y autor de literatura infantil en que mezcla ficción y ciencia— entiende que la humanidad asiste a “un cambio en la historia de combate a las enfermedades: infecciosas y no”. Así lo deja en claro en una entrevista con El Observador.
Uruguay tuvo que adelantar y alargar las vacaciones escolares ante el incremento de infecciones respiratorias. ¿Las vacunas de ARN mensajero pondrán fin a estas decisiones a la ligera?
La plataforma de vacunas de ARN mensajero viene a toda velocidad para esa serie de virus —con la influenza, VRS y covid-19— que creemos, con pequeñas variaciones, afectará a la población todos los años. La vacuna contra el covid-19 ya está aprobada para su uso en bebés de seis meses en adelante. Esa vacuna se actualiza cada año según las nuevas variantes. La primera vacuna contra VRS ya pasó el ensayo clínico fase III, con un 82% de eficacia. La noticia menos buena es que el estudio empezó en los adultos mayores, porque son la población con más mortalidad por este virus, por lo cual el uso en niños no estará antes del año 2026.
¿Es poco tiempo?
Eso es lo curioso de esta revolución de ARN mensajero. La gente, el común de los mortales, piensa que para 2026 falta demasiado. Pero en términos de invención de vacunas es nada. Es un cambio de expectativa si se tiene en cuenta que antes cualquier vacuna demoraba, al menos, diez años. Y para que llegase al mercado de América Latina había que esperar otro lustro o década más.
El Ministerio de Salud de Uruguay identificó que las infecciones respiratorias observadas este invierno son la consecuencia de la circulación de cuatro familias distintas de virus, ¿las vacunas serán combinadas para no causarle al niño tantos pinchazos por año?
Sí. Ahora mismo estamos trabajando en una combinada de VRS y metaneumovirus. La plataforma de ARN mensajero permite llegar más rápido y con combinaciones.
¿Cómo imagina el esquema vacunal en unos pocos años?
El camino que vemos de aquí en más son vacunas combinadas para infecciones respiratorias, de administración anual, con la menos cantidad de dosis posible, con posibilidad de refrigerarse en una heladera convencional (no ultrafrezer) y que permitan mantener en números bajos la circulación viral de los inviernos.
¿Por qué el ARN es una revolución?
Antes —léase antes de la plataforma de ARN mensajero— por cada nueva variante de un virus o casa virus distinto había que crear un proceso productivo de vacuna nuevo. Es como si para cada libro, de distinto género literario, hubiese que inventar una imprenta distinta. Ahora, en cambio, la imprenta es siempre la misma y solo se modifica la información (el texto) que incluirá el nuevo libro. Porque el ARN mensajero no es otra cosa que información que llega a la célula para que el organismo tome decisiones. Esa información se autodestruye a las pocas horas. Es como si se le enviara a la célula un mensaje para que sepa qué tiene que hacer.
(NdeR: Las vacunas de ARN mensajero que empezaron a usarse en humanos con la pandemia del covi-19, pero que llevaban más de diez años de pruebas, introducen nanopartículas —diminutas esferas de grasa— que transportan esta información (ARN mensajero) que llega a la célula. Luego las células —solo unas pocas de las millones del organismo reciben esos mensajes— descodifican el mensaje y producen las proteínas que simula el virus o partes de él —aunque no son el virus como tal y no puede infectar— y de esa manera se logra la inmunización. El cuerpo ya sabe qué es el virus, lo comprende y le puede hacer frente.)
¿Por qué la desconfianza de algunos humanos en esta plataforma?
Siempre hay un rechazo cuando se incorpora una nueva tecnología. Mucho más en un tema técnico, de esos que se dan en el liceo pero que luego la mayoría se olvida.
¿Esta misma plataforma puede usarse para enfermedades no infecciosas?
Absolutamente. Esa es parte de la revolución. De hecho, cuando yo llegué a Moderna uno de los proyectos que me atrajo era una vacuna personalizada contra el cáncer. De las lesiones de un melanoma recec able se puede obtener las mutaciones exactas que afectan a la persona y ordenamos hacer una vacuna específica para esas mutaciones. Lo que hace la vacuna es ayudar a que los otros tratamientos vayan dirigidos específicamente a esos lugares en los que se concentran las mutaciones. Al cabo de un año los pacientes que recibieron esta complementación tuvieron 44% menos regreso de las lesiones. Por lo que podemos decir que estamos en la antesala de un cambio en la historia de los cánceres. Este año, por ejemplo, es probable que empecemos los ensayos fase III para cánceres de cuello y un tipo de cáncer de cabeza. Es la misma lógica que las vacunas para infecciones, solo que aquí se usa en complemento con otros tratamientos y a veces según las características particulares del paciente.
¿La misma lógica aplica, por tanto, para enfermedades raras?
Así es. Un niño nace con una carencia metabólica. Una encima importante para sobrevivir tiene una mutación. Con las vacunas de ARN mensajero pensamos que podemos entrenar al cuerpo a que produzca las proteínas que no está logrando hacer y de esa manera mejorar la calidad de vida del paciente.
¿La única manera de introducir el ARN mensajero es con una vacuna intramuscular o existen métodos menos invasivos?
Por ahora es la única en que sabemos que sobrevive el material. Estamos probando una solución que se inhala, pero está en su primera fase aún.
¿Qué rol puede jugar Uruguay en esta revolución del ARN mensajero?
Una de mis metas en mi nuevo rol de director científico de Moderna para América Latina es, justamente, que nadie quede afuera de esta revolución y que no se concentre en pocos jugadores de los países más desarrollados. En concreto, es el momento de que se invertir el flujo intelectual.
¿Qué significa?
En lugar de que los científicos uruguayos digan que necesitan una inversión en una planta o en la tecnología, pero que la “receta” se la queda el laboratorio madre, ahora la receta se comparte. Porque la revolución del ARN mensajero irá evolucionando y no es capital de ningún laboratorio en concreto. Es especialmente relevante este cambio de lógica para el combate de enfermedades locales.
La revolución no está exenta de debilidades. Por ejemplo, hay que mantener a las vacunas en ultrafrezers. ¿Cómo se revierte el problema logístico?
La fábrica no cambia. La imprenta es la misma. Solo que ahora estamos con un segundo tipo de vacunas que duran hasta 12 meses a una temperatura de heladera convencional, de entre dos a ocho grados. La otra debilidad en la que venimos avanzando bien es en disminuir la cantidad de dosis, de manera tal que a menos dosis hay menos efectos adversos posibles, menos dolores de brazo, menos alergias.
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