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Astillero fabricante de las patrullas oceánicas tiene riesgo alto de quiebra, según informe contratado por marinos retirados
En un nuevo capítulo del tortuoso proceso de compra de dos patrulleras oceánicas para la Armada, un grupo de oficiales retirados de esa fuerza solventó la compra de un informe sobre la situación financiera del astillero español Cardama, a quien Uruguay se apresta a adquirir dos patrulleras oceánicas por US$ 92 millones.
Cardama presenta un “riesgo de quiebra empresarial alto”, según dicho informe, que fue realizado por la consultora Dun & Bradstreet, una firma estadounidense dedicada a evaluar el riesgo crediticio y la solidez de las empresas.
El estudio fue solventado por cinco oficiales retirados, entre ellos el capitán de navío Fernando Rodríguez, el único que aceptó dar su nombre. El Observador dialogó con tres de los otros adquirentes, pero pidieron no ser nombrados ya sea por temor a ser sancionados o para evitar que se adjudiquen intenciones político partidarias al grupo.
Rodríguez afirmó que decidieron contratar una opinión independiente para tener un parámetro objetivo sobre la capacidad de Cardama: “Quisimos sacarnos las dudas sobre la empresa elegida para construir estos buques. Por eso solicitamos un estudio independiente, de manera de no opinar en base a supuestos sino sobre pruebas claras respecto a la espalda de Cardama para afrontar este proyecto. Queremos saber cuan riesgoso es este negocio para las arcas públicas”.
Un resumen del informe, al que El Observador tuvo acceso, fue publicado el 6 de noviembre por Portal Marítimo y recibido con preocupación por dirigentes del Frente Amplio.
La consultora Dun & Bradstreet tiene un indicador de riesgo de quiebra que va del 1 al 4, siendo el 4 el máximo peligro. Cardama fue calificada con esa puntuación.
El informe incluye otros indicadores, en general con resultados preocupantes.
El puntaje de quiebra va del 1 al 100, siendo 1 el peor resultado y 100 el mejor. Cardama obtuvo una calificación de 2. Tal magra nota fue acompañada del siguiente juicio: “Los análisis de D&B han demostrado que las empresas con este puntaje tienen alta probabilidad de quiebra”.
En una idéntica escala, Cardama obtuvo 1 punto en el índice de morosidad: “Los análisis de D&B han demostrado que el 99% de empresas españolas tienen un riesgo menor de pagar con retraso significativo”.
En el índice de comportamiento de pago, el astillero gallego obtuvo 59 puntos sobre 100. Al respecto se señaló que “la empresa está abonando sus facturas con un retraso promedio de 23 días más allá de los términos acordados”.
Según el documento, los principales factores que incidieron en las calificaciones fueron: “El ratio de rentabilidad de este negocio es regular”; “la empresa presenta sus cuentas periódicamente”; “el nivel de responsabilidad de la empresa es importante”; “la experiencia pasada de este negocio es inferior al promedio”; “las empresas de este sector industrial en España tienen un riesgo estadísticamente alto de quiebra” y “la empresa cumple con sus compromisos con dificultad”.
El informe de la consultora estadounidense señala que Cardama tuvo en 2022 una facturación de 9.367.719 euros, un beneficio neto de 418.886 euros y que tiene 71 empleados.
En los últimos días, senadores de todos los partidos resolvieron pedirle al Ministerio de Defensa que envíe una copia al Parlamento del expediente reservado de compra de las dos patrulleras.
La iniciativa surgió por parte de los legisladores del Frente Amplio, que se quedaron con "dudas" acerca del procedimiento de selección tras revisar el expediente la semana pasada en la sede del ministerio. La presidenta de la Comisión de Defensa del Senado, Sandra Lazo, una de las que pudo acceder al expediente, dijo que, entre varios asuntos llamativos, no encontraron un informe técnico que respaldara la selección del astillero gallego.
Dudas sobre Cardama
En 2016 Cardama invitó a una delegación de la Armada con el fin de ofrecer a Uruguay uno de sus buques, conocido como el C242. El barco, terminado en 2011, nunca había podido ser vendido. Los marinos uruguayos que lo vieron no lo encontraron apto para desempeñarse como patrullero.
El almirante Jorge Jaunsolo integró aquella delegación. En agosto dijo a El Observador que Cardama es un astillero de menor porte que el Dique Nacional, sin dique seco y destinado a barcos de pesca. “Lo único que vi ahí fueron pesqueros”, recordó.
Cardama no pudo concretar su venta a Uruguay aquella vez, pero ahora está a punto de lograrlo, tras un proceso que ha generado todo tipo de críticas y cuestionamientos.
Un primer llamado realizado durante el actual gobierno se basó en un extenso pliego de condiciones. En marzo de 2022 se abrieron las tres ofertas recibidas, que correspondían a las firmas Damen (Holanda), Kership (Francia) y China Shipbuilding Trading Co. (China).
Según se informó, la comisión técnica asesora de la Armada sentenció que solo la oferta china cumplía con los requerimientos establecidos en el pliego. Pero Damen interpuso dos recursos administrativos por entender que había sido mal evaluada y pidió anular lo actuado.
En setiembre de 2022 se sumaron nuevas sombras al proceso. El Observador informó que un alto funcionario de la embajada de Estados Unidos le había transmitido al senador Carlos Camy el malestar de Washington con la posible compra de las OPV a Pekín.
En medio de estos cuestionamientos, diez meses después de la apertura de los sobres, en enero de 2023, el ministro García declaró desierta la licitación ya que las tres ofertas eran más caras de lo que Uruguay podía gastar. El ministro diría luego que las ofertas habían sido de US$ 168 millones por los dos buques.
El 7 de marzo el embajador de China, Wang Gang, le manifestó a García, el “descontento” de su gobierno con el manejo del tema.
Mientras tanto, y cambiando de modo radical el rumbo tomado, el gobierno anunció que se estaba explorando la compra de dos patrulleras noruegas usadas. Oficiales de la Armada viajaron al país nórdico a inspeccionarlas. Pero también se las descartó y el rumbo volvió a cambiar.
Antes de que finalizara abril se realizó un nuevo llamado internacional para que se presentaran ofertas. A diferencia de la convocatoria de 2021, no hubo un pliego exhaustivo de requerimientos y condiciones. Apenas contactos informales.
El plazo para presentarse aún no había vencido cuando se supo que una delegación de la Armada y del Ministerio, encabezada por el subsecretario Rivera Elgue y el jefe de gabinete del comandante Wilson, el capitán de navío Marcelo da Silva, había visitado a una de las empresas que estaban compitiendo: Cardama, la misma de la frustrada oferta de 2016.
El 31 de mayo, el contraalmirante Gustavo Musso, jefe del Estado Mayor de la Armada, elevó a Wilson un detallado análisis de las ofertas recibidas. El informe –que fue hecho público el 12 de junio por El Observador- consideró que la mejor oferta era la del astillero español Gondán. En un segundo puesto, Musso calificó a Cotecmar, de Colombia, y Kership, de Francia. Detrás de ellos, situó a Hyundai, de Corea del Sur. Y cerrando a lista, en el quinto y último lugar… Cardama.
Según el análisis de Musso, Cardama falla en varios puntos centrales: lleva seis años sin fabricar un buque del tamaño que Uruguay busca, carece de experiencia en la construcción de patrulleros de alta mar y nunca construyó un casco de patrullera como el que está ofreciendo.
