Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > CRÓNICA DEL SHOW

Julieta Venegas jugó de local en la reapertura del Antel Arena

La cantautora mexicana dio uno de los shows de mayor escala desde el comienzo de la emergencia sanitaria, con protocolos estrictos y varios invitados uruguayos
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08 de noviembre de 2020 a las 12:03

Hace ocho meses exactos, las multitudes entraban al Antel Arena sin muchas más preocupaciones que disfrutar de las canciones de los Backstreet Boys. Menos de una semana después de esos shows del grupo estadounidense, se detectaban en Uruguay los primeros casos oficiales de covid-19, y el gobierno decretaba la emergencia sanitaria, que hizo que esas multitudes reunidas cantando, bailando y saltando se convirtieran en una imagen del pasado, que vaya uno a saber cuando vuelven a producirse. Lo que si volvió a la actividad después de ese período fue el Antel Arena, que este sábado tuvo su reapertura con una presentación de la mexicana Julieta Venegas, que jugó de local en uno de los espectáculos públicos más grandes desde el comienzo de la pandemia. 

Más de 2.000 personas asistieron al estadio (entre ellas la intendenta electa de Montevideo, Carolina Cosse), dispuestas de forma separada a lo largo de las cuatro tribunas, en torno a un escenario que se posaba en el centro como un ring de boxeo, solo que sin cuerdas. No se podían comprar entradas individuales, por lo que los asientos estaban todos ocupados de dos en dos, por parejas, amigos y familias, un público variopinto que se sometió a los ya familiares protocolos sanitarios, aunque en el caso del Antel Arena, con algunas particularidades propias. 

Los pasos clásicos de la entrada (el escaneo del boleto de acceso, el chequeo con un detector de metales) estuvieron ahora intercalados con la toma de temperatura, pistolita mediante, y del paso por un dispensador de alcohol en gel. Además, antes del ingreso, los funcionarios se acercaban a los espectadores para recordarles cuáles son las medidas de prevención (el alcohol, la distancia de dos metros), y por utilizar una palabra de moda este año, para exhortar a no circular por adentro del recinto y a descargarse la aplicación gubernamental del coronavirus. 

Una vez en las tribunas, el cambio más grande con respecto a otros espectáculos musicales es que se debía permanecer todo el espectáculo con el tapabocas puesto, salvo el momento en el que uno estuviera comiendo o bebiendo. Durante todo el show, el personal de sala escaneaba las butacas, y si detectaban a alguien con el barbijo mal colocado o guardado en un bolsillo, se acercaban de inmediato a pedir su colocación. Pero más allá de unos pocos avisos, la audiencia cumplió con lo pedido, salvo al final del show, cuando el pedido emitido por los altoparlantes de esperar las indicaciones del personal para una retirada escalonada fue desoído a nivel general. 

Si sería estricto el pedido de uso de tapabocas, que hasta Venegas se subió al escenario con él. Con el escenario en el centro, la cantautora se repartió el tiempo entre un piano que miraba a dos de las tribunas, y una silla que apuntaba a las otras dos, donde tenía los demás instrumentos que tocó a lo largo de la presentación de dos horas: la guitarra, el acordeón y el cuatro. 

La decisión de que fuera el de Venegas el primer show en el Antel Arena luego de la pandemia provocó una polémica, al considerar que no se daba la oportunidad a un artista uruguayo de inaugurar el escenario. La mexicana, incluso, concedió la razón a ese reclamo en una entrevista con la revista Galería. "Les doy la razón, porque yo no sabía, pensé que era la primera persona de fuera de Uruguay que iba a tocar en el Antel Arena, no la primera persona que iba a abrirlo durante la cuarentena. Lo más lógico hubiera sido que hubieran llamado a alguien local", dijo. 

Como reparación, Venegas demostró su creciente vínculo musical y personal (que ha pasado algunos de los últimos veranos en el país, y ha venido a tocar tanto en Montevideo como en el interior con creciente frecuencia) invitando a cuatro artistas locales a compartir escenario con ella, versionó a autores uruguayos y hasta mezcló una de sus canciones con otra locataria.

El primer tercio del repertorio, que empezó con Ilusión, fue al piano, que luego cedió al primero de los cuatro invitados de la noche: Luciano Supervielle. Con él ante las teclas, Venegas cantó Y hoy te vi, una de las canciones más célebres de Eduardo Mateo, por quien profesó su admiración y lo señaló como uno de sus grandes descubrimientos recientes, y luego Sola, una musicalización hecha por la mexicana de un poema de Idea Vilariño. 

Las otras tres colaboraciones fueron tan destacables como esa primera, y se convirtieron en puntos altos de la jornada. Emiliano Brancciari, de No Te Va Gustar, fue el siguiente invitado. En su primera comparecencia ante el público en nueve meses, cantó junto a la anfitriona Chau, la canción de la banda en la que Venegas participó como invitada para el disco Otras canciones, y Andar conmigo, uno de los hits del repertorio de la cantante nacida en California. 

Luego fue el turno de Papina de Palma, que realizó un bellísimo dueto de Oleada, y finalmente la rapera Eli Almic, con quien primero interpretó un mashup de Mujeres, una de las canciones más recientes de Venegas, y Brujas, de la uruguaya, un momento de reclamo feminista que provocó que varias de las asistentes levantaran el puño al ritmo de la canción.

Con Eli Almic también interpretó Eres para mi, uno de los momentos más energéticos del show, que dejó todo preparado para la despedida con, lógicamente, Me voy, y luego unos "bises" (ya que la artista no realizó el clásico y trillado ritual de irse para volver a cantar algunos temas más), a puro hit, con El presente, Lento y Limón y sal

Venegas, que a lo largo de todo el espectáculo conversó, contó la historia de sus canciones e hizo chistes, también destacó en varios momentos la necesidad de celebrar que por el momento hay posibilidad de reunirse de alguna forma, y realizar presentaciones musicales, un mensaje que en el día que Uruguay tuvo su récord de casos diarios de covid-19, resonó con un poco más de fuerza.

 

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