Javier Conde

Javier Conde

Es periodista de la sección Mundo de El Observador

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La actuación "estrepitosa" de Trump ayuda al "vuelo bajo" de Biden

Los candidatos a la elección estadounidense respondieron preguntas de los votantes en asambleas simultáneas y ahondaron las diferencias de estilos
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18 de octubre de 2020 a las 05:02

A 17 días de las elecciones del 3 de noviembre, una parte de los votantes de Estados Unidos da por zanjada la disyuntiva electoral y concurre a ejercer el voto anticipado, un mecanismo por el que se estima que más de 17,5 millones de personas ya han sufragado. Pero la batalla no está resuelta aunque el promedio de las encuestas nacionales, cuyo comportamiento se puede seguir en el sitio de Real Clear Politics, se muestre muy favorable a Joe Biden a nivel nacional (8,9 % arriba) e incluso en los denominados "campos de batalla" (4,5 de ventaja para el demócrata), una docena de estados que pueden dar vuelta a lo previsible. Lo hicieron en 2016, así que el suspenso continuará hasta última hora.

El jueves de esta semana fue un día señalado para que Donald Trump, acostumbrado a nadar a contracorriente, descontará puntos a su rival, al enfrentarse a un formato de "town hall"  —ayuntamiento o asamblea—  en simultáneo con Biden. La fecha en principio era la prevista para un segundo debate, que Trump rechazó al plantearse en forma virtual después de su contagio de covid-19.

En su lugar, los candidatos debatieron con los votantes: Trump desde Florida, el estado que tanto apetece, en transmisión de una hora por el canal NBC, y Biden desde Pensilvania, su estado natal, en transmisión de 90 minutos por la cadena ABC. En ambos casos con la presencia de moderadores.

Trump, recuperado del covid-19, —inmune, según él—, ha regresado enérgico a la escena electoral rodeándose cada noche de miles de simpatizantes con gorros rojas en estados clave. En Florida, Pensilvania y Iowa encadenó tres actos en tres días y celebró un cuarto el jueves en Carolina del Norte. Y siempre retador dijo que le "gustaría ver si puede llegar hasta el final", en referencia su rival, tres años mayor y a quien apoda "Joe, el dormido".

Pero las balas se agotan y este jueves de asambleas simultáneas Trump tuvo que responder sobre aspectos en los que no se mostró cómodo, como por ejemplo su relación con el supremacismo blanco, al que se resiste a cuestionar. Aunque para sorpresa de la moderadora Guthrie, el mandatario dejó claro muy rápido su postura. “Denuncio el supremacismo blanco ¿de acuerdo?”, dijo.

Trump, sin embargo, fue evasivo en el tema de las teorías conspirativas de QAnon, que The Washington Post define como un conjunto inestable de ideas que van desde la falsa afirmación de que las vacunas causan enfermedades y son un método de control de masas, hasta la aseveración de que muchas estrellas de pop y líderes demócratas son pedófilos.

"No sé nada de QAnon", señaló primero, aunque luego con vehemencia dijo que "lo que sí sé es que están muy en contra de la pedofilia". "Estoy de acuerdo con eso. Estoy de acuerdo con eso”, repitió. Meses atrás, había dicho que sabía que les "gusto mucho" y que ellos, lo que sea que hay detrás de QAnon, "aman a nuestro país".

El mandatario, según New York Times, dejó pasar una oportunidad para denunciar a QAnon, al igual que en otra parte de sus respuestas siguió aferrado a su idea contraria al uso del tapabocas.

"Estoy bien con los cubrebocas, le digo a la gente, ‘usen cubrebocas’”, dijo. Luego, sin embargo, aludió a un estudio que indica que las personas que usan la protección facial siguen contrayendo el virus. "La gente con cubrebocas se contagian todo el tiempo”, agregó.

El mandatario, además, sigue defendiendo, contra la tozudez de las cifras, que se ha hecho un "fantástico" trabajo durante la pandemia y reafirmó que las "vacunas y los tratamientos están llegando". Para su infortunio, la vacuna no estará antes de los comicios, lo que quizás, hubiera tenido un impacto decisivo en el resultado electoral. 

En el otro canal

Mientras Trump remaba cuesta arriba, con las preguntas y repreguntas de la moderadora Guthrie, Biden como lo ha hecho a lo largo de esta atípica campaña electoral se refugió en su tono tranquilo, pausado, con esos segundos sin decir nada en los que parece que se queda en blanco. Pero le ha funcionado y está a un paso de la Casa Blanca, donde compartió, como vicepresidente, los dos mandatos de Barack Obama (2008-2016). "Toda la estrategia de campaña de Biden ha sido volar a baja altura hacia la victoria. Trump podría haberlo facilitado con su actuación estrepitosa que contrasta con la de Biden", apunta de The New York Times.

Es un hombre hecho para llegar a la Casa Blanca después de 36 años en el Senado, la larga vicepresidencia y tres candidaturas por este premio mayor que espera concretar en 17 días. La oportunidad le llega a un mes de su 78 cumpleaños (el próximo 20 de noviembre) con lo que en caso de lograrlo será el más anciano de los presidentes en alcanzar la Casa Blanca. 

¿Será Estados Unidos capaz de dar otro giro brusco, después de los agitados cuatro años de Trump? ¿Está buscando la sociedad estadounidense algo de sosiego, tras estos años de enfrentamiento, división y este 2020 de manifestaciones raciales en el contexto de una pandemia que ha golpeado al país como a ningún otro?

En 17 días se sabrá la elección y luego vendrán las explicaciones e interpretaciones. Biden ha prometido, en todo caso, como reiteró el jueves, que de ser elegido lo primero que hará "y no es broma", dijo, será llamar a los republicanos.  Debemos "escuchar al otro", respondió a un votante que le preguntó cómo pensaba restaurar la "cortesía y el honor" en la política estadounidense.

Biden aprovechó su asamblea con los votantes para reforzar su idea frente a la pandemia, negó que aumentará los impuestos de quienes ganen menos de US$ 400 mil al año y aseguró que antes de las elecciones dirá si en el caso de ganar intentará ampliar la Corte Suprema de Justicia, un terreno de controversia con los republicanos que se aprestan a nombrar a la jueza conservadora Amy Coney Barrett en lugar de la fallecida y progresista Ruth Bader Ginsburg.

A estas dos semanas y poco de las elecciones, Biden incluso se muestra abierto a responder una pregunta que todo candidato esquiva: qué ocurriría si perdiera. "No tengo la intención de perder", dijo. 

Y qué diría del país si Trump es reelegido, le inquirió el moderador Stephanopoulos. "Bueno, podría decir que soy un pésimo candidato y que no hice un buen trabajo”, dijo Biden. “Espero que no diga que estamos tan en desacuerdo en lo racial, lo étnico y lo religioso como parece que el presidente quiere que estemos”, agregó.

La pregunta que dejaron abierta las asambleas simultáneas es cuál de los dos tuvo mayor audiencia. David Canon, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Wisconsin, no tiene duda: el "town hall" del tempestuoso presidente atraerá más televidentes. "La gente adora el drama", le dijo a la AFP. Y aún hay drama para rato.

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