Tras un siglo de vida, la cadena británica BBC afronta nuevos y complejos escenarios culturales

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La BBC ante el desafío de las plataformas digitales, las fake news y la caída de audiencia

Jóvenes que prefieren Tik Tok o Instagram, más el desinterés y los recortes presupuestarios del gobierno conservador, ponen a la cadena británica ante dilemas sobre el rol del periodismo en los nuevos escenarios culturales y de consumo
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29 de agosto de 2023 a las 05:00

Tras un siglo de vida, la cadena británica Broadcasting British Corporation (BBC) afronta los complejos y nuevos escenarios. La precisión informativa, el ojo distante del periodista y el chequeo de varias fuentes informativas choca con las plataformas que apelan a breves frases, imágenes de dudoso origen y hábitos culturales donde el rigor informativo se desplaza hacia la condición emocional de los circuitos donde información, entretenimiento y escándalo tienen fronteras difusas.

La BBC fue y sigue siendo ejemplo de equilibrio en la agenda informativa, diversidad de puntos de vista y normas regulatorias que custodian a lectores, espectadores y radioescuchas. 

Sin embargo, en los últimos años, el deslizamiento de la comunicación a nuevos hábitos de consumo más los cambios políticos globales exponen a la BBC a conflictos de diverso tipo que se traducen en caída de público, así como despidos o retiros de comunicadores experimentados.

En octubre de 1922, un consorcio de fabricantes británicos de radios fundó la British Broadcasting Company Limited, una compañía de radio experimental. El 1° de junio de 1927, una Carta Real estableció a esta radio como entidad pública y dio inicio a la BBC. Así, además de agencia de noticias y de una variedad de emisoras de radios, a partir de 1936, sumó servicios de televisión.

Sin embargo, esta cadena pública no puede acomodarse a los nuevos públicos surgidos de las redes sociales ni tampoco soportar el peso del imperio mediático del conservador Rupert Murdoch.

El presupuesto de la BBC se basa en una bajísima tributación de sus ciudadanos. Como red de comunicación pública busca la imparcialidad en los asuntos políticos domésticos, algo que le permitió imponer un modelo frente a muchos medios estatales que responden al gobierno de turno.

Pero, además, ese modelo impone transparencia en las designaciones, uso de los presupuestos y ejemplaridad en el desempeño de sus funcionarios. El pasado 12 de julio, la misma BBC emitía un cable que decía: “El presentador de noticias de la BBC Huw Edwards, quien fue identificado en el escándalo del presunto pago por fotos explícitas, está hospitalizado con graves problemas de salud mental, según aseguró su esposa”.

La información continuaba así: “Vicky Flind publicó una declaración en nombre de su esposo luego de varios días de especulaciones en el Reino Unido sobre si él era el presentador involucrado en el caso. El diario The Sun informó el viernes pasado sobre un pago que hizo un presentador de la BBC a una persona joven, que no fue nombrada y cuyo género no se reveló, a cambio de imágenes sexualmente explícitas”.

The Sun es el diario más leído en el Reino Unido y forma parte del conglomerado News Corporation, propiedad de Rupert Murdoch.

Edwards, la cara más vista en la pantalla de la BBC, fue sacado del aire. No hubo menores involucrados en esas imágenes sexuales, de modo que no hubo delito, pero el daño a la credibilidad de Edwards se dio en un contexto complejo y contradictorio.

Las redes sociales emiten y consumen todo tipo de imágenes grotescas, muchas de ellas de fuerte contenido erótico, pero no hay una cara o una institución que salga perjudicada por esa circulación. Sin embargo, para la BBC, con audiencias caídas desde que Murdoch ganó públicos con medios sensacionalistas, la competencia para un medio público financiado por los ciudadanos entra en conflicto.

En el Reino Unido, como en el resto de Europa y la mayoría del mundo, la salud, la educación o la información públicas perdieron frente al peso de la actividad privada. Y el nombre de Edwards ganó centimetraje en los medios de News Corporation y explotó en las redes sociales, generando no sólo un golpe al conocido presentador de la BBC sino a la cadena misma.

La BBC da trabajo a decenas de miles de personas y abarca cada vez más áreas, desde enseñanza del idioma inglés hasta canales de cuidado del ambiente. Lo hace con fondos públicos en un escenario donde sus mismos financiadores, el público, cambian sus hábitos culturales.

El caso de Gary Lineker muestra otra arista de lo que vive el Reino Unido. Considerado uno de los mejores jugadores de fútbol de la historia británica, es la cara más vista en los programas y transmisiones deportivas desde 1999.

La dirección de la cadena pública, en marzo de este 2023, lo sacó del aire tras su postura crítica a un proyecto de ley del gobierno conservador para evitar que los emigrantes, tras atravesar el Canal de la Mancha con riesgo de su vida, pidan asilo en el Reino Unido.

La estrella mejor pagada, el presentador estrella del programa Match of the Day fue sacado temporalmente del aire por comparar en redes sociales –no en el programa de la BBC– la retórica del primer ministro Rishi Sunak con los métodos de la Alemania nazi de los años ‘30. Podrá ser exagerado, pero se trata de una voz muy popular.

Sus propios compañeros de programa se negaron a presentar Match of the Day cuando la dirección de la BBC quitó a Lineker del aire, lo cual aceleró su regreso al programa. No hay normas en la BBC que impongan a sus trabajadores expresar sus ideas por las redes.

El abril, Richard Sharp tuvo que renunciar como presidente de la BBC por un manejo de dinero contrario a las normas. No había declarado haber tomado un crédito de £ 800.000 (alrededor de US$ 1.000.000) cuando el conservador Boris Johnson era primer ministro.

En el Reino Unido no es un secreto que los conservadores tienen poco apego por la BBC. El propio Boris Johnson usó, al frente del Ministerio de Cultura, de donde depende la cadena, a Nadie Dorries, una dirigente conservadora que mantenía una tensa relación con la BBC.

Durante el año que estuvo en el cargo, Dorries hizo un recorte de £ 400 millones hasta 2027. A eso se suma la caída de ingresos desde 2010, que contrajo en un tercio los fondos de la cadena pública más prestigiosa del planeta. Eso produjo despidos, retiros voluntarios, fuga de periodistas a medios privados y, en consecuencia, un impacto en los públicos de diverso origen que tuvieron en la BBC una credibilidad imbatible.

Según la Ofcom, el regulador de comunicación británico, sólo un 17% del segmento de entre 17 y 24 años, se informa por el canal de noticias de la BBC. En cambio, redes como Instagram, X o TikTok, son el modo mayoritario de “informarse” de ese segmento de jóvenes.

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