La contraofensiva de Ucrania en el Donbás reclama más suministros a sus aliados

Zelensky se refería a la esperada contraofensiva sobre la ciudad de Jersón, en el litoral del mar Negro, que quedó bajo control de fuerzas rusas en marzo, al inicio de la invasión. La novedad es que fuerzas de artillería ucranianas atacaron un puente estratégico en Jersón. 
Kiev dice que eso es el “inicio de su reconquista”. El ministerio de Defensa ucraniano afirma que sus tropas destruyeron el puente que conecta desde esa ciudad con el resto del territorio ocupado. De ese modo, podrían pasar al territorio ocupado por las tropas rusas.

El suministro de armas venido de Occidente, sobre todo de artillería, fueron el puntapié final para que Ucrania afirmara algo que, hasta el momento no pudo cumplir. Es más, las tropas rusas tienen el control de la mayoría de la República del Donbás y planean llamar a plebiscitos para nombrar autoridades y desconocer de modo pleno el gobierno de Kiev.

Si esta contraofensiva del gobierno ucraniano no muestra resultados en el terreno en las próximas semanas va a quedar en claro que los aliados de la OTAN entregan menos material del que reclaman –o necesitan- las fuerzas militares de Kiev.

Según la inteligencia de Reino Unido, las fuerzas de Ucrania “se están preparando” para iniciar una campaña militar que expulsará a las tropas rusas de la región, situada al sur del país y confirman que el primer paso de esta contraofensiva fue la destrucción de uno de los puentes más estratégicos de Jersón, que los ucranianos desmoronaron de forma parcial.

El puente de Antonovski, en los suburbios de Jersón, tenía una característica clave: era el único que conectaba la ciudad con la orilla sur del río Dniéper, y de esta forma, con el resto de la región de Jersón.

Las fuerzas de Ucrania dispararon al puente con sistemas de misiles guiados HIMARS y, según el ministerio de Defensa británico, “lo dejaron completamente inutilizable”: solo quedan restos destruidos de la construcción que antaño medía kilómetros de largo.

Kiev asegura que las fuerzas rusas dependen de ese puente para hacer llegar suministros a las tropas apostadas al otro lado del río. Tanto esas unidades como los civiles que permanecieron en Jersón están en riesgo de aislamiento, y en peligro de sufrir escasez de municiones, agua, alimentos, y demás productos esenciales para sus operaciones militares.

Sin embargo, Rusia tiene otra lectura del ataque ucraniano. “Los que atacaron el puente han hecho que la vida sea un poco más difícil para la población. Y su maniobra no tendrá ningún impacto sobre los combates", afirmó Kirill Stremousov, un representante de las autoridades rusas de ocupación, a los medios rusos, minimizando el impacto del cierre de la vía.

Según él, y en declaraciones recogidas por la agencia AFP, “todo está previsto” y el ejército ruso instalará puentes militares para poder atravesar el río.

“Los ocupantes deberán aprender a nadar para atravesar el Dniéper. O salir de Jersón cuando aún pueden hacerlo”, escribió en Twitter, por su parte, Mijailo Podoliak, consejero de la presidencia ucraniana.

Cabe consignar que el pasado 12 de julio, el satélite estadounidense Worldview-2 confirmó que el bombardeo con lanzacohetes HIMARS –de origen también estadounidense- dejó al menos siete muertos y 40 heridos. Sin embargo, en aquella oportunidad los efectivos ucranianos no pudieron avanzar hacia el este.

En esa oportunidad, Natalia Goumeniouk, portavoz del mando sur de las fuerzas armadas ucranianas, afirmó que la artillería está “destinada a desmoralizar a las tropas” enemigas.

Según Kiev, “la contraofensiva” anunciada por Zelensky ya ha logrado recuperar terreno en esa región estratégica que limita con la península de Crimea, que en 2014 proclamó su independencia de Ucrania con apoyo ruso. Allí se encuentra, desde los tiempos de los zares, parte importante de la flota rusa. Al controlar Jersón, Rusia pudo conectar ambos territorios.