Cartas de los lectores > OPINIÓN

La droga, una aparente salida

Quienes viven en la calle muchas veces están alejados de sus familias, sin vínculos, y recurren al consumo de sustancias
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12 de julio de 2021 a las 18:08

Cada invierno se lleva la vida de alguien que duerme en las calles. Dicen que hay alrededor de tres mil personas en esa situación en todo el país y que la mayoría ya no tienen vínculos familiares. La mitad dice que está en situación de calle desde estos últimos años, pero hay otra mitad que dice estar así desde mucho más tiempo.

Estas personas no atravesaron el mar Mediterráneo y llegaron en una barca a duras penas a las costas de Europa, como los refugiados que salen desde África. Aquí, el 98 % de los que andan en nuestras calles son uruguayos, son hijos de uruguayos, nietos de uruguayos y a muchos los conocemos desde chicos. Fueron a la escuela con nosotros, fueron criados en el barrio y la vida los fue transformando en lo que hoy son.

La edad promedio de ellos ronda los 39 años pero hay algunos más veteranos y muchísimos jóvenes. De ellos, la mitad, han cumplido condenas en cárceles y muchos han sufrido violencia en la infancia. La tercera parte de esas personas que viven en calle y que a veces vemos y muchas veces no, tienen patologías psiquiátricas que los hicieron abandonar sus afectos, su barrio, su historia, y así andan por las calles.

Y los adictos..., esos son otros, bah, son lo mismo pero con la vida más quebrada aún. Esos flacos son un poco menos de la mitad de los que están en situación de calle. Son los consumidores de pasta base que piden monedas durante todo el día que después dejan en las bocas de venta de drogas que funcionan muy cerca de donde se ven los championes colgados de los cables.

En general están lejos de sus familias y suelen juntarse con otros consumidores para unir sus soledades en las plazas tratando de disimular con la pipa sus ausencias, y seguro que a veces hasta se creen que viven bien. Sin preocupaciones. No pagan impuestos, ni luz, ni agua. A veces van a un refugio, comen lo que encuentran o lo que alguien les da y se acostumbraron a no cambiarse de ropa, a no bañarse, a dormir en las veredas sobre un colchón y a veces sobre un cartón.

Duermen, y estoy seguro que deben soñar con almohadas, con ropa limpia, con la sonrisa de una madre o con los juegos de su infancia. Se despiertan y deben buscar la droga para escapar de la realidad que viven. La droga los ayuda a evadirse del momento, del aquí y del ahora. La gente –en definitiva, todos–, de distintas maneras estamos empecinados en tener sueños. Hasta quienes tengan vidas que parezcan pesadillas buscan la manera de soñar.

Eduardo Rodas

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