España sigue conmocionada por la muerte del futbolista juvenil Álvaro Prieto, de 18 años y jugador de Córdoba CF, quien este lunes fue encontrado sin vida entre dos vagones de tren, luego de que se realizara una búsqueda desde el pasado día jueves.
Luego de que su cuerpo fuera hallado, en un hecho que generó un escándalo porque salió en una trasmisión en vivo de televisión, se confirmó su fallecimiento y la causa del mismo, al ser electrocutado en el tren en el que apareció.
Tras el impacto que causó su muerte, el futbolista juvenil ha tenido varios homenajes y publicaciones en su recuerdo, de parte de su club, otras instituciones deportivas, familiares y amigos.
En las últimas horas trascendió la emotiva carta que le escribió su tía. El texto se viralizó y fue publicado en varios portales.
“Nunca jamás pensé que en el capítulo de la vida me vería escribiéndote una carta, Álvaro.
España entera te llora, España ha sido tú madre, tu padre, tu amiga. Y ahora España entera reza a tu familia, reza a tus amigos. Para sostener a los que no entendemos de qué va esto, lo absurdo, lo innecesario e inexplicable… lo injusto de este partido que nos ha tocado jugar.
Y es que tú nunca jamás diste un partido por vencido, por eso querías regresar a casa, sin dar ruido. Sin preocupar a nadie. Se empeñan en decirnos q estos jóvenes de en día no tiene valores, también nos cuentan que ellos, de 18, son de otra generación. No lo compro, lo siento. Nos habéis dado una lección.
Eso no es lo que yo he vivido estos días en casa. Les he visto llorar, reír, les he visto rezar, les he visto dándose una palmada cuando otro lo necesitaba y cogerse de la mano… Dormirse acurrucados, buscando consuelo, les he visto callar y llorar en silencio para no contagiar al que acababa de dejar de hacerlo. Arrimando un hombro roto para poner el otro al servicio de sus amigos.
Un campamento entero de chavales en casa arropando también al que te vio por última vez, sin soltarle un minuto.
Cuatro días de dolor infinito, de unas idas y venidas que han hecho de mi hogar reuniones eternas, ratos de horas impagables de amistad de la buena y amor entre chavales que guardaban la esperanza de volver a tenerte entre ellos.
Y todo alrededor de mi mesa, de mis platos ordenados y de cuartos ocupados por risas y llantos de amigos de los de verdad, sin darse cuenta y sin saber que José y yo necesitábamos esta casa llena de ruido y desorden para poder entender de qué iba todo esto…
Todos ellos ayer te lloraban unidos alrededor de una mesa Álvaro.
Estos son tus amigos Álvaro, ¡qué bien elegiste chaval! A mí que no me cuenten más que ellos no saben hacer bien las cosas, que ellos no entienden de amor, que no saben llorar, que solo van a lo suyo y a vivir la vida, no, estos chavales no. Lo siento.
Estos chavales nos han dado una lección. De humanidad, de amor y de amistad eterna.
A presumir con orgullo de haber sido amigo de Álvaro Prieto”.
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