La valla en la frontera de Nogales.

Mundo > El polémico Título 42

La frontera de EEUU y el fin de una ley que podría cambiar la migración en América Latina

Dentro de un mes, si todo sale como lo planifica el gobierno de Joe Biden, Estados Unidos pondrá fin al Título 42: ¿cómo afectará?
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04 de abril de 2023 a las 05:01

La frontera engaña. De este lado del muro-cerca-alambrado la calma cotidianeidad se traga aquella estadística que indica que más de 800 migrantes murieron el último año en el límite entre Estados Unidos y México. Los lugareños documentados de Nogales Sonora cruzan a almorzar unas enchiladas en El Zarape con la misma tranquilidad con que sus vecinos de Nogales Arizona pasan el control aduanero para comprarse más baratas las verduras de estación. El viento seco que llega del desierto refresca la jornada. Lejos —mentalmente más lejos que las cinco horas de distancia en auto que la separan— queda la noticia de que en un incendio en el Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez las llamas acabaron con la vida de al menos 38 migrantes cuyo “sueño americano” —vieja idea que ve en Estados Unidos la oportunidad de prosperar— acabó en una pesadilla.

El mismo viento del desierto deshidrató en el último año a más de 50 latinos que cruzaron la frontera a la altura de Arizona y los dejó secos como una rama arrancada hace tiempo. Otros 91 quedaron reducidos a huesos, tal vez por los depredadores que se camuflan entre las rocas. Otros murieron de sobredosis de drogas, puede que intentando aplacar las penas o haciéndole un favor a alguno de los coyotes. O murieron de otras causas que, según el mapa de mortalidad del desierto fronterizo elaborado por Humane Borders, dan cuenta de que el peligro no siempre luce a simple vista.

No en vano en la noche, cuando la temperatura se desploma como sucede en la mayoría de los desiertos, algunas ONG tratan de acercarse a los migrantes –que esquivaron las más de 300 torres de vigilancia y entraron a Estados Unidos sin los documentos en regla– para darles un poco de agua. Mientras otras organizaciones, en la misma zona, acuden a la “caza” de estos indocumentados para exigirles la deportación.

Puesto de frontera.

“El problema no es la frontera”. Tim Steller es un veterano periodista estadounidense, especializado en migración y que ahora despunta el vicio como columnista en el Arizona Daily Star. Después de tres décadas de coberturas de los flujos migratorios, y habiendo visto los acentos políticos de conservadores y liberales, concluye que “en cualquier momento puede que la frontera se convierta en caótica, sin embargo, en la mayor parte de la línea fronteriza, durante la mayor parte del tiempo, la situación está calmada y se usa para fines políticos”. La frontera engaña.

La duda que Steller y sus colegas tienen es qué pasará —o qué no pasará— a partir de mayo cuando, según el anuncio del gobierno de Joe Biden se ponga punto final al polémico Título 42.

¿Título 42?

Nueve días después de que la Organización Mundial de la Salud declarase el status de pandemia a causa del coronavirus, el 20 de marzo de 2020, el gobierno de Estados Unidos emitió una normativa que les permite a las autoridades migratorias la rápida expulsión de quienes intenten entrar al país. La razón esgrimida era el riesgo de propagación del virus y lleva el nombre de “Título 42” en referencia al código en el que se escudaron los jerarcas sanitarios.

“La implementación de la legislación de salud y migración a través de la política pública que conocemos como Título 42 fue polémica. Hoy sabemos, gracias a emails que se hicieron públicos, que la Casa Blanca bajo (Donald) Trump presionó a los Centros de Control de Enfermedades (CDC) para imponer la política a pesar de no tener razonamientos médicos para justificarla. El Título 42 usó a la pandemia como excusa para imponer restricciones al asilo”, explicó Rafael Bernal, periodista de políticas migratorias en el periódico The Hill.

El 1° de abril de 2022, hace justo un año y bajo el gobierno de Biden, los CDC anunciaron que ya no existían motivos sanitarios para mantener la medida restrictiva de ingreso de migrantes. Pero la administración estadounidense aún no retiró el Título 42 (cuyo fin se estima que será en mayo).

Desde entonces fueron expulsados bajo el pretexto de esta polémica normativa al menos 932.454 migrantes, según las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos. Ninguna de esas personas tenía documento uruguayo, aunque se sabe que algunos venezolanos deportados habían iniciado su ruta migratoria desde Montevideo.

El periodista Steller admite que, de retirarse el Título 42, “se espera que vengan (a Estados Unidos) más migrantes, pero es posible que haya menos cruces de la frontera porque, bajo Título 42, la gente cruzaba la línea repetitivamente” en su intento de ingresar.

Su colega Bernal, quien cada tanto recorre los pasillos del Capitolio en Washington en busca de que los despachos de los legisladores le den un poco de luz ante una de las políticas más debatidas en Estados Unidos, explica: “Entre demócratas hay opiniones divididas sobre si el fin del Título 42 desatará una oleada de migración, y también sobre si las necesidades políticas y de control táctico en la frontera son suficientes para sobreseer las preocupaciones de derechos humanos que implica la aplicación del Título 42. Entre republicanos, hay una minoría que comparte esas preocupaciones, por lo cual están deteniendo los impulsos de la derecha del partido para aprobar una legislación en la Cámara de Representantes que permitiría continuar políticas iguales o similares al Título 42”.

¿Qué pasará? La respuesta, en una frontera que “engaña”, es todavía incierta. El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, visitó la semana pasada la frontera de Nogales, esa que luce en calma. El reportero Jesús Hiram González, del medio en español Telemundo, estuvo presente en la recorrida e informó que el jerarca nacional admitió que “existen protocolos y programas” para que el fin del Título 42 no suponga un caos fronterizo. Por lo cual, insiste Hiram González, “es complejo” estimar qué ocurrirá el día después.

La calma en Arizona.

Incluso entre los latinos la prospectiva no es unánime. Porque si bien dos tercios de los más de 61 millones de latinos que viven en Estados Unidos se identifican con la postura demócrata, según los sondeos del Pew Research Center, hay una minoría que ve en el fin del Título 42 un peligro.

Esther llegó de Guadalajara a Kansas City por una visa laboral de tres años. Ahora se las pasa ordenando las habitaciones de hoteles para guardarse unos dólares que “en México rinden mucho más”. Dice que está trabajando legal y espera lo mismo de sus compatriotas. “Con Trump era todo mejor: no entraba tanta gente indocumentada, entonces había mejores salarios y más trabajo”.

Esa postura, compartida por varios republicanos que le agregan el factor “seguridad”, choca contra la visión más enfocada en el derecho humano a migrar y, sobre todo, a buscar asilo político ante las persecuciones que atraviesa la región. 

“Sin duda el uso más desmedido del Título 42 fue la aplicación en contra de migrantes haitianos de parte de la administración Biden. Al mismo tiempo que se reducía el uso del Título 42 respecto a otras nacionalidades, se repatriaron más de 25.000 haitianos a una situación humanitaria terrible”, recuerda el periodista Bernal.

¿Cómo afectará a Uruguay? Si el futuro fronterizo es incierto, mucho más lo es lo que pase en el sur del continente, a más de 9.000 kilómetros. Por lo pronto, el Título 42 frenó parte de la ruta del sur al norte, por lo cual algunos de los migrantes que esperaban en Uruguay el turno para iniciar su camino han preferido esperar. Otros lo empezaron y, a mitad de camino, retornaron.

Según fuentes de la Organización Internacional para las Migraciones, hubo venezolanos que vivían en Uruguay, iniciaron la ruta la norte, pasaron el peligroso tapón del Darién, fueron víctimas de coyotes y siguieron por tierra hasta Estados Unidos. En esa aventura se dieron cuenta de que les era imposible entrar por el Título 42 y retornaron a Uruguay. Cuando se les pregunta si volverían a intentar tamaña ruta, la respuesta es simple: sí.

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