Pablo López en Colón en 1993

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La graduación de Pablo López

El entrenador, que empezó bien desde abajo en 1990, asume en el combinado absoluto
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07 de mayo de 2012 a las 21:48

“Tenemos un estilo de trabajo muy duro. Los chicos tienen frecuencias semanales muy importantes, entrenando los Mini cuatro veces por semana y las demás categorías cinco nos permite conseguir resultados en un no muy largo plazo”. Las palabras de un joven entrenador suenan excesivamente profesionales en el contexto del básquetbol uruguayo en 1993, en Tercera de Ascenso y con niños de edades que iban desde los ocho a los 14 años. Y ya no solo por lo que expresaba, sino por el énfasis que le ponía a cada una de sus palabras, el mismo que le acompañó a lo largo de su carrera.

Poco más de dos décadas después, con la misma filosofía de trabajo y luego de cumplir muchos de sus sueños, Pablo López deja transitoriamente Malvín y será presentado el martes como entrenador de la selección de básquetbol de Uruguay, que participará el próximo mes en el Sudamericano de Argentina y en la que trabajará junto al estadounidense Herb Browne –el tercer extranjero en integrar un cuerpo técnico celeste– y el uruguayo Alejandro Glick, además del preparador físico Néstor Lucas, quien acompaña a López desde 1992 en Colón.

Sus limitadas condiciones naturales lo pusieron al costado de la cancha demasiado rápido, tras jugar sin éxito en Peñarol, Colón y Yale, pero su pasión por el básquetbol lo llevó a hacer su propio camino, en silencio, lleno de trabajo y con esa vocación que permite alcanzar todo lo que uno se propone.

El hoy consagrado López tenía 21 años cuando empezó a trabajar en los pre mini y minis de Aguada y como asistente de Juan Carlos Cordatti en las otras categorías de divisiones menores de los rojiverdes en 1990 y 1991. Enseguida lo llamaron de Colón, le ofrecían poco dinero pero muchas posibilidades de desarrollar un ambicioso proyecto de juveniles en un equipo de tercer nivel del básquetbol uruguayo. Los recursos fueron escasos, pero los sueños ilimitados: fue vicecampeón con los Mini y Menores y tercero con los cadetes, y colaboró para que Colón fuera el mejor equipo en conjunto de esa divisional.

Después empezaron a llegar tiempos mayores: Montevideo, Yale, Larrañaga, Bohemios y el salto a Paysandú, el debutante de la Liga Uruguaya y aspirante al título, que se frustró porque le sacaron de las manos la copa de 2003, cuando groseros errores arbitrales determinaron en el Palacio Peñarol la consagración de Defensor Sporting en detrimento de los sanduceros. Y otra vez volvió a morder el polvo de la derrota en las finales de 2004, esta vez ante Salto Uruguay.

El mismo López que tuvo que esperar un año, en 2005, para volver a dirigir en Primera, porque había quedado marcado como perdedor, cuando las circunstancias del juego y decisiones arbitrales equivocadas lo habían dejado a la sombra de los éxitos.

El mismo que nunca bajó los brazos y que en 2005 volvió a empezar de cero con otro ambicioso proyecto en las juveniles de Malvín y que tuvo revancha histórica con los playeros, club con el que en 2006 ganó su primera Liga y le regaló esa primera estrella que con orgullo lucieron hasta 2011. Porque ese año Malvín agregó la segunda, también con López.

El mismo que desde hace años trabajaba esperando la llamada con el ofrecimiento de la selección, que nunca reclamó ni pidió públicamente, aunque sabía que se había ganado el derecho a tener una oportunidad en el combinado.

El pelilargo López (foto), el de los tiempos de trasnoche enfrascado en el análisis de los videos de básquetbol que le mandaban de todas partes del mundo, el que se devoraba todas las revistas y libros para seguir aprendiendo, el de los proyectos que sonaban a locura, como el que expresó en abril de 1993 a Encestando (El Diario), cuando dirigía a Colón: “Costó mucho hacer cambiar la mentalidad de muchos dirigentes, no fue fácil. Ahora son muchos los que piensan en el futuro, para mejorar, formando los pibes de la misma cantera de la institución”.

El martes, el consagrado López tendrá su graduación y empieza a trabajar en la selección.

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