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22 de febrero 2013 - 20:40hs

No alcanza con apropiarse más o menos inteligentemente de los recursos naturales para ser un país desarrollado” dispara el economista Luis Bértola, titular de la licenciatura de Desarrollo de la Facultad de Cierncias Sociales de la Universidad de la República. Para el doctor en Historia Económica el actual contexto de “gran bienestar” tiene su fundamento en “el empuje de la economía internacional”. Además, el sistema político y la sociedad deben superar la “enorme mentira” de que la educación uruguaya es de calidad, si se quieren alcanzar niveles de desarrollo comparables con los países avanzados. A continuación una síntesis de la entrevista realizada por El Observador.

Uruguay completó una década de crecimiento económico. ¿Eso supone un quiebre visto desde una perspectiva histórica?
Todavía es muy prematuro para saber si esto es un quiebre porque la economía uruguaya siempre se ha caracterizado por ser de baja dinámica, hemos perdido posiciones respecto a los países líderes desde el siglo XIX XX. No es que haya sido un país estancado, que es chato. Sino que hemos alternado períodos de muy rápido crecimiento con crisis muy profundas, lo que se llama la alta ciclicidad o alta volatilidad que no es solo un patrón de Uruguay, sino de toda América Latina. Hay tipos muy famosos como (el economista turco) Dani Rodrick que dicen que estos países tienen la capacidad de encender la máquina del crecimiento y del desarrollo pero no han demostrado ser capaces de mantenerla encendida. El gran desafío es mantener este crecimiento, hacerlo constante y continuo. Y cuando uno mantiene una tasa de crecimiento alta durante varias décadas ahí es cuando pega el salto. Entonces es prematuro decir que hubo un quiebre. Además, las bases de sustentación de este crecimiento son las mismas y muchos de los problemas que llevaron a esas crisis anteriores hoy siguen estando latentes. El principal tema es la especialización productiva, la dependencia del país de unos pocos rubros de exportación cuya demanda y precios tiende a ser volátil.
Uruguay no se ha caracterizado por aprovechar el viento de cola internacional en materia económica. ¿Hemos aprendido la lección como ha hecho Chile que aprovecha los momentos de bonanza para generar fondos anticíclicos, como ocurre con el dinero que ingresa por el cobre?
Yo quisiera estar en el caso de Chile. Uruguay produce y exporta bienes que se pueden producir en cualquier parte del mundo. Chile tiene un recurso que no se produce, sino que se extrae como el cobre. Ellos pueden planificar enormemente. Hemos aprendido a ser anticíclicos pero no a aprovechar bien esos recursos. Chile no está usando esos recursos con la idea de una transformación productiva ni de la educación. Tampoco se está haciendo en Uruguay
La base de la economía sigue siendo la producción y exportación de productos primarios con escaso o nulo valor agregado. ¿Eso es sostenible en el mediano y largo plazo?
Jugarse a los commodities es una lotería y yo no la jugaría. No estoy en contra de los commodities pero estamos sumamente expuestos a shocks externos muy fuertes. Te puede salir bien o te puede salir mal. La producción mundial de commodities siempre ha reaccionado cuando hay estímulos de precio con enorme elasticidad. No hay una restricción malthusiana a la producción de materias primas y alimentos y siempre la sociedad ha encontrado revoluciones tecnológicas y cambios que han barrido las barreras a la expansión de la producción. Con esto estamos expuestos a un cambio de demanda. No hay que encandilarse con estas luces y hay que perseverar en políticas de cambios estructurales.
¿Considera que el país efectivamente se encuentra cerca de alcanzar el estadio del desarrollo como se menciona a nivel del actual gobierno?
No. Si decimos que ser un país desarrollado es alcanzar determinado PIB per cápita eso es claramente insuficiente. Porque podemos despertar un día y estar arriba de un océano de petróleo y el PBI per cápita salta a 25.000 dólares, pero ¿eso es ser desarrollado? Para mi el concepto de desarrollo es dinámico, el desarrollado humano, producción económica, niveles educativos. Estados de bienestar. Incluso desde el punto de vista estrictamente económico, la desarrollada es aquella sociedad que domina las mejores técnicas de su época, de tecnología, prácticas del Estado, innovación. No alcanza con apropiarse más o menos inteligentemente de los recursos naturales para ser un país desarrollado. Para ser un país desarrollado uno tiene que haber internalizado, endogenizado las mejores capacidades de su época. Como sociedad hemos mejorado mucho, es totalmente falso que somos cada vez mas subdesarrollados, pero todavía estamos bastante lejos de decir que somos una sociedad que tiene capacidad de reproducir los avances tecnológicos, organizacionales, sociales de esta época. Cualquiera debe reconocer que este gran momento, el gran bienestar, tiene su fuente de dinámica en el empuje de la economía internacional. Hay que aprovechar este momento para hacer transformaciones mas profundas.
La educación fue siempre un rasgo distintivo de la sociedad uruguaya. ¿Eso sigue vigente? ¿Puede el país llegar al desarrollo con un nivel educativo como el actual?
No, claramente no. Pero hay que romper el mito de la educación en Uruguay. Nosotros nos hemos creído que desde la reforma vareliana somos los campeones de la educación y esa es una enorme mentira. ¡Enorme mentira! Nos creímos ese mito porque este país confiaba más en sus recursos naturales que en su gente. ¡Hacíamos censos agropecuarios cada 8 años y entre 1908 y 1963 no contamos a la gente! No hicimos un censo de población durante casi 50 años y a las vacas y las ovejas las contábamos cada ocho. Eso es una muestra profunda de la característica profundamente rentista de la cultura productiva uruguaya, que no ha puesto en las capacidades humanas productivas el eje de su concepción. Claro que en el concierto latinoamericano somos de los mejores pero si nos comparamos con Haití... Eso no alcanza para competir en el mercado mundial . Hemos construido un mito autocomplaciente de los niveles educativos de Uruguay. Nostros logramos los niveles educativos que tenían los países desarrollados en la década del ‘30 recién en 1960, y la brecha se ha acortado pero se ha mantenido . El atraso que tiene Uruguay en materia educativa es un atraso de todo un siglo y el mito hay que romperlo.
Ahora la educación tiene la plata y los gremios el poder, ¿estamos capacitando la gente para lo que se necesitará mañana?
El problema es que la educación forma parte de un sistema. Es imposible cambiar la educación si no cambiamos el sistema productivo. Si nosotros generamos un conjunto de ingenieros químicos pero no le damos trabajo en la industria, esos tipos se van a ir del país o se van a dedicar a otra cosa. Si generamos veterinarios y terminan siendo médicos de mascotas eso es un problema.
¿Cómo ve al país en materia de tecnología e innovación?
Se han hecho cosas, no creo que haya gobierno en la historia que haya más cosas y haya puesto recursos como ahora . Pero creo que hay que perseverar, darse el permiso de equivocarse y correr riesgo apostando con audacia, eligiendo sectores y actividades concretas que a mediano y largo plazo van a dar resultados. Lo que sucede es que ha sido tan fuerte el viento de cola y tan fácil navegar que ha sido difícil cambiar de rumbo y decir vamos a cambiar este modelo productivo.
Hay quienes dicen que el problema es que la política económica es la misma que la de la “derecha” a pesar de que el eslogan haya sido “por un país productivo”.
No tengo dudas que de haber tenido esta prosperidad con gobiernos de los partidos tradicionales hubiera habido un gran aumento de la desigualdad. Es cierto que este modelo tiende a reproducir la desigualdad y a acentuarla pero este gobierno ha hecho enormes esfuerzos y la desigualdad no aumentó sino que tendió a bajar. En este país hay mucho por hacer aún y lo que hay que hacer viene por la izquierda, la derecha no tiene programa, solo insistir con la inseguridad. El problema es que si uno no transforma las bases productivas lo que termina sucediendo es que si el modelo económico reproduce la desigualdad, va a llegar un momento que las políticas sociales no van a dar abasto para revertirlo.
¿Hubo avances para lograr ese cambio de estructural del que habla o esta primavera económica puede ser efímera?
Los avances han sido muy pocos, básicamente seguimos produciendo lo mismo. La primavera puede ser efímera. Pero a diferencia de otros períodos se ha tenido mucho cuidado con la expansión del sector público y si bien el déficit fiscal ha aumentado está dentro de niveles razonables. La izquierda de Uruguay, contrario a los gritos de todos lados, no fue una izquierda populista. Todo el mundo aprendió y sabe que no se puede abrir la canilla y empezar a repartir . Una de las enormes virtudes de la izquierda ha sido haber demostrado que puede administrar bien, que no es sinónimo solo de redistribución y viva la pepa. En la coyuntura se ha dejado llevar por cosas que iban soplando bien pero hay cosas que se pueden hacer por ejemplo para que las inversiones extranjeras realmente generen interacciones potentes y ayuden en la creación de un nuevo modelo productivo nacional.
¿Qué opina del debate al interior del gobierno por aumentar los impuestos al agro?
Es un debate que viene muy tarde porque llega cuando la ola ya pasó. Si es cierto que esto llegó para quedarse, el sistema tributario debe ser modificado. Acá se han hecho unas ganancias extraordinarias en el sector agrario.
¿Cómo ve al sistema político uruguayo? ¿Es el adecuado para un país desarrollado?
Tenemos un sistema político bastante razonable. No se si nuestros políticos son los mejores. No quiero decir que nuestros políticos sean brillantes pero nuestro sistema político es bueno, y basta con compararnos con Argentina.
Pero eso es como compararnos con Haití en materia económica…
Si, eso es muy cierto.

Economista
58 años
Luis Bértola es economista doctorado en historia económica en la Universidad de Gotemburgo, Suecia. Es profesor titular de la licenciatura en Desarrollo y del Programa de Historia Económica y Social de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República. Es también profesor visitante de la Universidad de Gothenburg (Suecia). Se desempeña como investigador asociado del Centre for Economic Policy Research, Londres y del Instituto Figuerola, Universidad Carlos III, Madrid. Ex decano de la FCS, es editor de la Revista de Historia Económica, Journal of Iberian and Latin American Economic History (Cambridge University Press) y coordinador y miembro del Consejo Editorial de la MOxLAD (Montevideo-Oxford Latin America Economic). Es consultor de Cepal y otros organismos internacionales y autor de varios libros. El último publicado fue Desarrollo, vaivenes y desigualdad. Una historia económica de América Latina desde la independencia” junto al ex secretario ejecutivo de Cepal José Antonio Ocampo.

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