La mafia ítalo-estadounidense tuvo su mayor peso en Nueva York, y tal vez el mafioso de mayor fama de la historia haya sido Al Capone, que dominó Chicago. Ambas organizaciones han sido retratadas multitud de veces en el cine y tienen sus películas definitivas: la neoyorquina en El padrino (1972) y la de Chicago en Los Intocables, de 1987. La mafia irlandesa de Boston tuvo su obra maestra en Los infiltrados (2006). Pero de la mafia de Los Ángeles, en su mayor parte judía, no hay hasta ahora un retrato final, una vara con la que medir a todas las películas que vengan después. La arquetípica es Los Ángeles al desnudo (1997), pero no es tanto un filme sobre la mafia, sino sobre cómo esta se mezclaba con las celebridades.
De los mafiosos angelinos judíos, Mickey Cohen fue uno de los más grandes, con un reinado violento durante las décadas de 1940 y 1950. Hombre carismático y popular –supo ser la persona que más diarios vendía en Estados Unidos–, Cohen vivió una especie de sueño americano: nació en Nueva York en la pobreza y fue durante un tiempo boxeador, hasta que se mudó a Chicago y empezó a trabajar bajo el ala de Capone. Fue ascendiendo en la escala y ganando una reputación que le consiguió una mudanza a California, como segundo del capo Bugsy Siegel. Cohen transitaba Los Ángeles en un Cadillac a prueba de balas y se codeaba con grandes estrellas como Frank Sinatra. Cuando Siegel fue asesinado en 1947, Cohen trepó al primer lugar y se convirtió él mismo en una celebridad a la que le solicitaban autógrafos.
La policía trató de capturarlo por todos los medios posibles por años, y recién lo logró en 1961. La causa fue evasión de impuestos. Uno de esos intentos previos por ponerle un freno fue el del Gangster Squad (Escuadrón Gánster), una unidad policial de elite que con tal fin tendría permitido hasta sumergirse en la ilegalidad. Fuerza Antigánster cuenta una versión de la historia de esta unidad.
Basada libremente en una historia real, la película narra el enfrentamiento entre un escuadrón especial de la policía y Mickey Cohen, interpretado por Sean Penn. Y así la mafia angelina, que tuvo un resurgimiento en el entretenimiento con el exitoso videjuego de 2011 L.A. Noire, vuelve a la gran pantalla. Además de Ryan Gosling, que regresa tras un parate de un año, actúan Emma Stone, Josh Brolin y Nick Nolte.
Es un film noir, una película de cine negro, ese género tan reconocible centrado en las historias de gánsteres que floreció en el Hollywood de las décadas de 1940 y 1950. Penn parece una buena elección para interpretar a Cohen, dada su habilidad para los personajes violentos. Gosling, que explotó al estrellato en 2011 con tres películas de alto perfil (Loco y estúpido amor, Secretos de Estado, Drive) y se tomó un descanso en 2012, encarna a uno de los sargentos del escuadrón, que por supuesto también es un gran galán. Emma Stone, su pareja en Loco y estúpido amor, tiene un papel clásico de cine negro: el de la hermosa dama en apuros.
El noir tuvo una estética muy reconocible: tonalidades grises, iluminación en clave baja, detectives con sombreros y mujeres hermosas de moral cuestionable. Con el paso de los años fue evolucionando (Chinatown, Bajos instintos, Pulp Fiction pueden considerarse ejemplos posteriores de noir), pero siguiendo siempre una línea que todavía vende. El videojuego L.A. Noire retoma los elementos clásicos del género, y es por ahí que parece ir Fuerza Antigánster. Eso sí, tiene un rasgo muy moderno: la ultraviolencia. Es por esta razón que la película, que iba a estrenarse en setiembre, fue aplazada en medio de la polvareda levantada por la masacre durante una proyección de Batman: el caballero de la noche asciende. Los tráilers se eliminaron de YouTube por una escena en que dos personajes disparaban a través de una pantalla de cine, y la escena se cambió por una nueva.
Ruben Fleischer (conocido por Tierra de zombis) continúa con la tendencia de combinar acción con otros géneros. En su momento fue acción y comedia, ahora es noir con acción. De cualquier manera, Fuerza Antigángster es un noir del siglo XXI (más rápido y violento) que se sumará a la persistente búsqueda de la obra definitiva de la mafia angelina, que a pesar de aquella Los Ángeles al desnudo aún no parece haber encontrado su obra definitiva, su propia El Padrino.