Tratando de explicar la fuerza de gravedad, Einstein encontró una frase brillante para definirla: “es el tejido mismo conque está hecho el universo”. Maravillosa síntesis. El equilibrio mágico que permite que los astros tengan un derrotero, no se estrellen uno contra otros, no rompan el mandato inexorable de quienquiera los ordenara en su desorden y cada pedazo de roca ígnea conserve eternamente su sentido y su rol en el curvo espacio-tiempo.
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