La moneda y la cultura nacional

Casos como el argentino disparan la pregunta sobre la relación entre la moneda de una comunidad política (como ser un país) y la idea de una cultura nacional. En Argentina, distintos elementos de la historia político-militar y de la naturaleza locales han sido utilizados como repertorios para la proyección de cierta idea de nación en los billetes que se usan a diario para transacciones comerciales. Para los lectores familiarizados las monedas de otros países, esta estrategia no será sorpresiva, ya que es lo que se suele ver en casi cualquier país. En particular, los billetes y monedas suelen incluir próceres o figuras históricas activas en los terrenos político y militar. Sin embargo, algunos casos llaman la atención por la originalidad de la estrategia iconográfica utilizada.

Uno de estos casos es el del euro, la moneda oficial de casi todos los países miembros de la Unión Europea (y de algún otro país ubicado en Europa, pero que todavía no forma parte de la Unión, como Montenegro). Los billetes del euro fueron diseñados arbitrariamente a fines de la década de 1990, con el propósito de que su diseño fuera aceptable en todos los países que desearan utilizar esta moneda como la oficial. Para su creación se hizo un llamado a licitación, del que surgió el diseño actual: un conjunto de puentes, ventanas y puertas que reflejan la historia de Europa, desde la antigüedad (en los billetes de cinco euros), hasta la hipermodernidad actual (en los de 500 euros). En lugar de personajes históricos (como podrían haber sido los padres fundadores del proyecto europeo), se optó por una iconografía simbólica que reflejase el legado histórico-cultural del continente (a través de las fases históricas) y que connotase apertura, comunicación y unión.

Un segundo caso interesante es el uruguayo. Si bien los billetes vigentes en nuestro país contienen personajes históricos, no se trata de próceres o militares (como sí fue el caso antes de la década de 1990), sino de personajes activos en el campo de la cultura (entendida en un sentido amplio, como producción de obras e ideas): Juan Zorrilla de San Martín, José Pedro Varela, Eduardo Fabini, Pedro Figari, Alfredo Vásquez Acevedo, Juana de Ibarbourou y, más recientemente, Dámaso Antonio Larrañaga son los personajes que el Banco Central eligió para diseñar los billetes del peso uruguayo. Hasta hace no muchos años, Joaquín Torres García y Eduardo Acevedo Vásquez también formaban parte del sistema, en los billetes de $5 y $10, respectivamente.

¿Por qué desde el estado uruguayo se consideró pertinente y relevante la inclusión de personajes de la cultura –y, en particular, de la alta cultura, que es una producción urbana, ilustrada y, por lo general, influenciada por obras e ideas extranjeras– para representar la idea de la nación uruguaya en los billetes de nuestro peso? ¿Por qué personajes históricos activos en el campo político-militar, como José Gervasio Artigas y Juan Antonio Lavalleja, fueron desplazados de los billetes que nos acompañan en nuestras transacciones diarias? Las respuestas a estas preguntas permiten identificar las estrategias de construcción de nación que se implementan desde el Estado.

El fuerte componente urbano, letrado e ilustrado que se encuentra en los billetes del peso uruguayo encuentra su contraparte en las monedas, que incluyen animales autóctonos como la mulita, el carpincho, el ñandú y el puma. Esta estrategia iconográfica basada en la inclusión de animales es la misma que fue empleada por el gobierno de Mauricio Macri en Argentina, que eligió al guanaco, el cóndor andino, la taruca, la ballena franca austral, el yaguareté y el hornero como animales característicos del espacio geográfico argentino para ilustrar los billetes. Con ese movimiento, estos animales considerados distintivamente argentinos fueron elevados a la misma altura en la que se encuentran próceres como Bartolomé Mitre, José de San Martín, Manuel Belgrano, Juan Manuel de Rosas, Domingo Faustino Sarmiento y Julio Argentino Roca, que eran las figuras presentes en los billetes hasta la incorporación de los animales.

Los personajes y diseños incluidos en la moneda de un país dicen mucho de la concepción que desde el Estado se tiene de la nación. ¿Qué motiva a quienes tienen el poder de decisión a preferir un conjunto de animales o de productores de cultura por sobre uno de próceres y figuras centrales en la construcción de la patria? ¿Cómo se puede interpretar la coexistencia de personajes cultos y animales en el sistema monetario, como ocurre en el caso uruguayo? ¿Nos dice algo esta coexistencia sobre la doble naturaleza urbana y rural característica del Uruguay? Las interpretaciones posibles son varias. Lo cierto es que los billetes que tenemos en nuestros monederos, billeteras y carteras nos dice algo sobre la cultura nacional, por lo que a través de su estudio podemos aprender más sobre nuestra identidad nacional.

Respecto al caso uruguayo, y quizá de manera precipitada para no dejar tantas preguntas abiertas, en una región geográfica en la que la dicotomía civilización versus barbarie ha sido relevante en términos históricos, la selección de personalidades productoras de alta cultura (poesía, música, arte pictórico, ideas y ciencia) como figuras a incluir en los billetes podría interpretarse como un intento de delinear un perfil nacional alejado de la barbarie, especialmente si se considera que esta alta cultura se producía desde y en la ciudad letrada y cosmopolita.