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La noche en la que el "tiempo se detuvo” en el Parlamento y una Rendición de Cuentas rechazada

El 14 de noviembre de 1986, al borde del plazo constitucional para votar la Rendición de Cuentas, el reloj del Parlamento se paralizó
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05 de diciembre de 2020 a las 05:00

La sesión estaba citada para las cinco de la tarde. Luego de 120 días de discusión, el Parlamento no había logrado llegar a un acuerdo y no estaban los votos para aprobar la Rendición de Cuentas. Pero cuando el reloj indicaba la hora para comenzar, los legisladores se reunieron en la Asamblea General para votar un cuarto intermedio. 

Los intervalos votados y las respectivas negociaciones transformaron la tarde en noche y ya eran las nueve cuando los legisladores se dispusieron a debatir. 

Era noviembre de 1986, la democracia uruguaya había retornado 20 meses antes y Julio María Sanguinetti (Partido Colorado) encabezaba un gobierno que no era de coalición pero tenía integrantes del Partido Nacional, lo que presuntamente permitía asegurar la “gobernabilidad”.  

“Vergüenza”, “espectáculo aleccionante”, “lamentable”. Esos fueron algunos de los calificativos que distintos legisladores utilizaron para describir lo sucedido en la noche del 14 de noviembre de aquel año en la Asamblea General y que los diarios reprodujeron el día siguiente.

Es que no solo el gobierno se había quedado sin Rendición de Cuentas, y algunos agitaban elecciones anticipadas, sino que el reloj de la Asamblea General se detuvo pocos minutos antes de la medianoche, cuando vencía el plazo constitucional para aprobar el proyecto.

“Debo informar a la Mesa que, según mi reloj, es la hora cero y treinta segundos. El reloj de sala se detuvo accidentalmente durante unos minutos", dijo Germán Araújo

Esta semana la Cámara de Senadores aprobó el Presupuesto y durante la discusión el reloj marcó como fecha el 31 de noviembre, en vez de 1° de diciembre. El error, publicado en redes sociales por el senador frenteamplista Oscar Andrade, llevó a que algunos de sus seguidores recordaran aquel episodio. Apurado por el avance del coronavirus, el Senado aprobó el Presupuesto a más de 48 horas de que se venciera el plazo constitucional, pero aquella noche de 1986 faltó tiempo. 

“Debo informar a la Mesa que, según mi reloj, es la hora cero y treinta segundos. El reloj de sala se detuvo accidentalmente durante unos minutos y luego pudieron arreglarlo. Ahora, afortunadamente, funciona, pero tiene atraso, por lo que, por desgracia, ya ha expirado el plazo constitucional”, dijo en sala el senador frenteamplista, Germán Araújo, según la versión taquigráfica de la sesión.

“El reloj oficial es el de Sala. La Mesa no puede tomar en cuenta el reloj de cada uno de los legisladores”, fue la respuesta del presidente de la Asamblea General, Enrique Tarigo. 

El legislador, que algunos minutos antes había dejado su lugar en la Mesa y recién se había reincorporado para decir esas palabras, puso a votación las distintas opciones que tenía la Asamblea pero ninguna recibió los votos necesarios para ser aprobada. 

Diario La Mañana - 16 noviembre de 1986

“Yo en el momento no me di cuenta, solo me acuerdo que se armó un revuelo y mucho tumulto”, dijo a El Observador el senador colorado Tabaré Viera que por aquel entonces era un novel diputado de 30 años. 

El hecho no pasó desapercibido para los periodistas de la época. “Cinco minutos después de la medianoche, gracias a un reloj “providencialmente” detenido, la Asamblea General rechazó todos los proyectos de Rendición de Cuentas para dar comienzo a un período de incertidumbre política que avizora la realización de elecciones anticipadas”, comenzaba la crónica del diario El País del 15 de noviembre. 

Para el entonces diputado colorado, Víctor Vaillant, fue un “episodio pintoresco” cuando “Tarigo atrasó el reloj”, según recordó en 2008 entrevistado por La República. 

Uno de los políticos que sigue en actividad y que estaba aquella noche como diputado es Alem García. Legislador por el Movimiento Nacional de Rocha del Partido Nacional aseguró que antes de la dictadura la paralización del reloj “era una tradición”. “Hoy sería inviable por los celulares pero antes se hacía todo el tiempo”, agregó aunque tenía pocos recuerdos del episodio de 1986. 

Algunos aseguran que Tarigo luego reconoció que había sido su responsabilidad, otros lo rechazan porque era un “hombre muy serio”. “Las leyendas crecen”, bromeó Viera. Pero con algunos minutos de margen, los colorados no lograron aprobar el proyecto. 

El debate

“Una jornada teñida por el color de la incertidumbre, generando una desusada tensión en el ámbito Legislativo fue la que se vivió anteayer en ocasión de producirse la sesión de la Asamblea General”, introducía el diario La Mañana en la jornada del 16 de noviembre. El día anterior un paro de trabajadores había dejado sin edición al matutino. 

La tensión que se vivió aquella noche en la Asamblea General es recogida, en parte, por la versión taquigráfica de aquella sesión. Las palabras “tumulto”, “campana de orden” y “gritos” se intercalan con los discursos de los legisladores.   

El proyecto había ingresado por la Cámara de Senadores en un Parlamento en el que ningún partido tenía mayorías. El texto tuvo modificaciones en la comisión de Diputados, en el plenario de esa cámara, en la comisión del Senado y también en el plenario de la Cámara Alta. Por eso tuvo que llegar a la Asamblea General donde es necesaria una mayoría de dos tercios para aprobar el proyecto. Solo colorados y nacionalistas podían armar un bloque que reuniera los 87 votos necesarios en los 130 (entre los dos llegaban a 101).

Diario El País - 15 noviembre de 1986

Además, el Frente Amplio tenía 27 representantes (electos bajo el lema del Partido Demócrata Cristiano porque el Frente Amplio estaba proscripto en las elecciones de 1984) y la Unión Cívica tenía dos diputados.  

Entre la tensión por las negociaciones fallidas y el plazo que se aproximaba, los legisladores se acusaban de perder el tiempo. “Los señores legisladores me solicitan interrupciones, utilizan una larga parte del tiempo que resta de la sesión, y después me reprochan que estoy perdiendo el tiempo. Si no concedo las interrupciones, también recibo reproches. Estoy casi, casi como Cristo: de Anás a Caifás, de Caifás a Pilatos y de Pilatos a la cruz”, dijo  el senador colorado Carlos Cigliuti.

A esa altura, y con distintas versiones del proyecto sobre la mesa, el Partido Colorado había decidido atenerse al texto original enviado por el Poder Ejecutivo e intentaba conseguir las mayorías para aprobarlo sin éxito. Las diferencias que existían respecto a artículos vinculados al Ministerio de Turismo y la tributación agropecuaria fueron escollos insuperables. 

“Señalamos que el gobierno no va a poder salvarse. El Partido Colorado no va a poder eludir la inmensa responsabilidad que fluye de esta actitud política insólita, infundada, negativa y contraria a los intereses nacionales”, dijo el frenteamplista Francisco Rodríguez Camusso. 

A falta de 10 minutos para las once de la noche, el plenario volvió a pedir un cuarto intermedio. Las últimas negociaciones estaban en marcha, incluso fuera del Parlamento entre el presidente Sanguinetti y el líder blanco Wilson Ferreira. Pero no llegarían a buen puerto. 

“Minutos antes del vencimiento del plazo, parecía haberse logrado un acuerdo para votar el proyecto de Diputados, pero una llamada de Sanguinetti también frustró ese intento: los colorados votarían el mensaje del Ejecutivo”, dice la crónica de El País. 

Ya sobre el cierre, la Mesa puso a votación las distintas versiones del proyecto y comenzaron los cruces. “La Mesa ruega a los señores legisladores que guarden la compostura”, dijo Tarigo para tratar de mantener la calma. 

Ya con todos los proyectos rechazados, y en el cierre de la sesión, Batalla cuestionó a sus colegas: “Sin ánimo de reproche ni nada, creo que el espectáculo que hemos dado no es aleccionante para nadie”. 

Paro dejó sin edición a La Mañana

El diario La Mañana no pudo salir a los quiscos el día siguiente a la discusión en la Asamblea General por un paro de periodistas y gráficos. “Como directa consecuencia de paros escalonados y distorsionantes aplicados en forma sorpresiva, por los sindicatos de agrupan a los periodistas y gráficos, La Mañana no pudo ser editada en la jornada de la víspera”, decía la edición del 16 de noviembre. La discusión de reconstruida en esa edición y si bien no hacía mención al episodio del reloj sí publicó una foto en la que se lo destacaba. 

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