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La receta de Singapur para convertirse en modelo educativo

Destina 3% del PIB y actualiza currícula cada seis años, según necesidades económicas
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30 de julio de 2018 a las 05:00

Hace poco más de 50 años Singapur, uno de los países que actualmente más se destaca a nivel educativo, era una nación pobre, sin recursos y con un alto nivel de analfabetismo (55%). La clave para llegar a ser lo que es hoy fue la importancia que desde su independencia en 1965 le otorgó a la educación, como herramienta para el desarrollo. Hoy el pequeño país asiático se encuentra en el centro de investigaciones educativas en el mundo debido a los buenos resultados que obtienen sus estudiantes en las pruebas estandarizadas, como la PISA.

Este fue el objeto de la conferencia que el miércoles 25 ofreció en Montevideo Joy Tan, gerenta general de Marshall Cavendish Education, la editorial con la que hace 30 años se asoció el gobierno de Singapur para llevar adelante la transformación educativa. Tan llegó a Uruguay invitada por Avista Proyectos Educativos y Eduy21 y el título de su conferencia fue "Singapur, la transformación de un país gracias a la revolución educativa".

"Cada seis años más o menos Singapur cambia la currícula de enseñanza. Estos cambios se basan en (el devenir de) la economía y de la industria", dijo Tan en diálogo con El Observador para explicar la impronta que la educación ha tenido en el proceso de desarrollo del país.

De hecho, comentó que cuando la nación logró su independencia en 1965, los líderes políticos se dieron cuenta de que ante la falta de recursos naturales, el único recurso que tenían era su gente. Fue así que resolvieron apostar a la educación para salir adelante. Desde entonces, la educación se ha convertido en el sustento de crecimiento del país.

Al ser un país de inmigrantes, en aquel momento existían distintas escuelas para los diferentes grupos étnicos, algo con lo que gobierno decidió terminar para dar a todos la misma educación.
Fue entonces cuando se adoptó el inglés como el idioma de instrucción.

Sin embargo, en la década de 1990 las autoridades educativas se dieron cuenta de que los alumnos tenían diferentes formas de aprendizaje, por lo tanto, un único sistema no era eficaz para enseñar a todos. Decidieron entonces ofrecer diversas opciones de escolarización, según las capacidades e intereses de los jóvenes.

Pero años más tarde, en el 2000, los gobernantes dedujeron de que ni siquiera esto era suficiente para el desarrollo nacional. "Singapur es un país chico, con poca población (4 millones de habitantes) y no podíamos competir con países más grandes, si no agregábamos valor", comentó Tan. Con esa nueva conclusión, las autoridades vieron la necesidad de replantearse la economía, llevándola hacia una basada en el conocimiento.

Se volvió a cambiar la currícula, "se desarrolló un plan maestro de tecnologías de la información y se comenzó a hacer foco en las capacidades de pensamiento", dijo la gerenta general de Marshall Cavendish.

Unos 12 años después las necesidades del país obligaron nuevamente a reformar la currícula de enseñanza en busca de ofrecer a los alumnos una formación más holística e integral, con un programa basado en valores y aprendizajes para toda la vida.

Tan manifestó que en todo ese proceso la inversión ha sido importante, pero no ha sido el único factor que ha colaborado en el éxito del sistema educativo de Singapur. Actualmente el país asiático destina a la enseñanza el 3% del Producto Bruto Interno (PBI).

Pero más allá de esto, la gerente general expresó que la voluntad política y la buena ejecución de las políticas también son imprescindibles.

A su vez, destacó la importancia que las familias de Singapur otorgan a la educación. "En Asia la educación es algo muy valorado y los padres cuidan mucho de que sus hijos vayan a la escuela y tengan una buena educación".

Método Singapur

Como si todo eso fuera poco, en medio del proceso de transformación nacional, el pequeño país asiático supo "recolectar ideas de distintas teorías de enseñanza" y terminó creando un método de enseñanza de la matemática, que actualmente es utilizado en el mundo entero.

La creación se denomina Método Singapur y en Uruguay hay 48 colegios y una escuela pública que lo aplican.

El método consiste en introducir a los niños en los conceptos matemáticos a partir de lo concreto (material didáctico), para luego pasar a lo pictórico (imágenes) y finalmente ir a lo abstracto (operaciones).

La función del material didáctico y de las imágenes es facilitar la comprensión del funcionamiento de las operaciones. En una resta, por ejemplo, utilizan objetos que representan unidades, decenas y centenas, para comprender qué es lo que pasa cuando a una cifra se le resta otra.


"El corazón o núcleo del método es la resolución de problemas. Se trata de tener capacidades y las herramientas para la matemática, pero también de tener actitudes hacia la resolución de problemas", dijo la gerente.

Actualmente el método se aplica en unos 70 países. Aunque Marshall Cavendish Education no realiza evaluaciones para medir los resultados educativos, Tan manifestó que los docentes sí han constatado cómo los niños cambian su actitud hacia la matemática.

"Los niños pierden el miedo a la matemática y disfrutan más de la clase. Además, cuando no pueden resolver un problema, no se quedan en eso, si no que buscan otros caminos para hallar una solución. Esto hace la clase mucho más desafiante", afirmó.

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