¨El lunes 9 los mercados financieros vivieron un día de pánico... a medida que los inversores vendían activos riesgosos y se refugiaban en activos seguros, se vivieron fluctuaciones en los precios que no se veían desde la crisis financiera de 2008", escribí en mi columna publicada el jueves 12 en El Observador. Ese 12 de marzo los índices bursátiles registraron una caída aún más pronunciada, la peor desde 1987. El lunes 16, con el índice S&P desplomándose 12%, se volvió a romper esa marca. Una destrucción meteórica de valor en medio de gran volatilidad y, en algunos casos, iliquidez.
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