Agro > TRIBUNA / CARLOS MARÍA URIARTE

La última Tribuna que redactó el futuro ministro de Ganadería, las frases del Papa Benedicto XVI y Henry Ford y otras reflexiones

Cuando el final es un comienzo
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03 de enero de 2020 a las 15:15

Por Carlos María Uriarte (*), especial para El Observador

Si bien en estas fechas se siente olor a esperanza –esto es lo que siempre ocurre–, en esta oportunidad se siente diferente. Se huele en el aire un porvenir diferente, cargado de optimismo y de gran expectativa, fundamentada en la necesidad de cambiarle el rumbo a nuestro querido país.

Quizás haber recuperado la esperanza por sí sola sería suficiente. Porque vivir con esperanza es pensar que mañana puede ser mejor que hoy, y eso nos llena de optimismo para superarnos, lo que en definitiva, si persistimos, termina ocurriendo.

Al decir del “Maestro” Tabárez, “alcanzar la meta no es el objetivo, el camino lo es”. El camino es la esperanza. Por eso debemos mantenerla viva, cuidar de ella y cultivarla todos los días.

Hoy es el momento de ser protagonistas de nuestro camino, pues nosotros somos los únicos responsables de mantenerla viva, y en ese intento ser felices.

Comencemos este año sin vencidos ni vencedores.

Miremos juntos al futuro, convencidos de que el mañana será mejor.

Dejemos de lado los intereses personales, sectoriales y/o partidarios, y permitamos que prime el interés general, el de todos.

Es el momento de promover el esfuerzo y el trabajo honrado por sacar adelante a nuestro querido país.

Es el momento de recuperar valores como la cultura del trabajo, el respeto al prójimo y sobre todo el respeto a los mayores.

Es el momento de revalorar como motivo de orgullo personal a la honestidad, a la rectitud de carácter, a la palabra dada, a la cara limpia y a la mirada a los ojos.

Valores que hemos perdido, y que son pilares fundamentales para vivir en una sociedad en paz. Hay que cambiar el mensaje divisionista y confrontativo, por uno de libertad, igualdad y solidaridad.

Trabajemos para que nuestro querido país vuelva a ser ejemplo por su esfuerzo educativo.

Comprometámonos en combatir la ignorancia, la vagancia y el resentimiento.

Evitemos la corrupción, la falta de ética, de moral, y de respeto.

Es el momento para que lo que cada uno de nosotros piense, sea tenido en cuenta.

Si realmente queremos cambiar nuestra realidad, debemos ser honestos con nosotros mismos, y ser protagonistas de ese cambio.

Al decir de Wilson Ferreira Aldunate, “El Uruguay es un país donde nadie es más que naides”. Pero tengamos claro que no somos todos iguales, nos diferencian nuestras virtudes y nuestros defectos, y reconocerlo es sano.

“La promoción de los derechos humanos sigue siendo la estrategia más efectiva para prevenir las desigualdades entre los hombres y entre los pueblos, para incrementar la seguridad, pues las víctimas de las penurias y las desesperanzas cuya dignidad humana se viola con impunidad, son una presa fácil del llamado a la violencia y pueden convertirse en violadores de la paz” (Benedicto XVI, Asamblea Anual de la ONU 2008).

En esta nueva etapa de la historia de nuestro país, rechacemos enérgicamente la falta de ética, los manejos turbios, el nepotismo, el amiguismo y a toda forma totalitaria de ejercer el poder.

El país nos precisa más juntos que nunca.

“Estar juntos es el comienzo, permanecer juntos es el progreso, y trabajar juntos es el éxito” (Henry Ford).

Por responsabilidades que con mucho honor estaré asumiendo pronto, hoy debo dejar este espacio con el cual me honraron. Por eso quiero agradecerles profundamente a todos aquellos que me dignaron con la posibilidad de compartir mis pensamientos con todos ustedes.

Somos muy conscientes que tenemos por delante un desafío muy importante para poder recuperar al país que queremos.

Casi una utopía. Una esperanza. Pero nada es imposible cuando se tiene la voluntad para hacerlo unidos por el amor a nuestro país.

Somos una generación de hombres y mujeres criados en tiempos difíciles, y nada nos ha sido fácil en nuestras vidas.

Este precioso desafío nos encuentra con toda la experiencia y determinación para hacer nuestro máximo esfuerzo en encausar el destino de nuestros hijos y nietos hacia el país que soñamos.

Pensemos que es la mejor herencia que les podemos dejar. Nuestros hijos se lo merecen y nuestros nietos nos lo agradecerán. ¡Feliz 2020! l

 

(*) Carlos María Uriarte es redactor en la Tribuna del Agropecuario desde agosto de 2017 y fue desginado como próximo ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca 

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